La amiga le preguntó:
Y para qué estos retiros? ¿Para correr más?
¿Para llegar antes?
Ella dijo:
No estoy segura de que sea por eso.
Yo lo veo más como parar.
Soltar actividades, preocupaciones,
problemas y resoluciones,
dejarlas a un lado.
Como dice la canción:
"Que el mundo se pare un momento.
Ahora es el tiempo de amar".
¿Pero no puedes parar en cualquier sitio, amar en cualquier sitio?
Así es.
Ésta es otra manera, simplemente.
Es como cuando te vas con tu pareja de vacaciones.
Dejas la familia.
Puede que incluso a tus hijas e hijos.
Dejas el trabajo, los negocios y los ocios.
Dejas la casa tan llena de actividades,
gestiones por resolver.
Y te vas con tu pareja a un viaje privado,
a una luna de miel, a solas.
Pues imagina que tu pareja es Dios,
esa soledad tan llena, esa presencia.
Te has entregado a esa Presencia.
A esa Conciencia.
A esa Energía.
Que está en todas partes, sí.
Pero imagina que dejas por un momento "todas partes"
y te vas a una cita privada con tu amada.
Eso es todo.
Unas vacaciones privadas.
No te vas a correr más
ni a llegar a ningún sitio.
Sólo a estar con Dios.
Contigo misma.
A ser quien eres.
A cargarte las pilas de Dios.
A vivir esa intensa luna de miel que toda pareja necesita.
Contigo misma.
Cuando la pareja se disuelve.
Y cualquier otra dualidad.
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