jueves, 25 de abril de 2019

La presencia.








Ella le explicaba su tendencia a retener la presencia, una forma de apego quizás.
En mi defensa, dijo, no es un apego físico, o material. 
Por ejemplo, prefiero no apurar los últimos minutos contigo, corriendo con prisa camino abajo, a pesar de lo valiosa que me resulta tu compañía, cada minuto de ella. 
Pero elijo disfrutar de tu presencia sin apremio, en un paseo solitario. 
Y sin prisa, me quedo con lo mejor, la eternidad. 
Ya sabes lo que significa una amiga espiritual para mí, en especial del nivel que tú representas. 



Creo que con el tiempo me acostumbré a elegir la presencia eterna. 
Como dice Consuelo Martín en una de sus investigaciones: 
"Dejemos lo mejor de una misma para Dios". 
Y qué es eso? 
Lo mejor. 
La eternidad, el no tiempo. 
La serenidad, la escucha, la exploración, 
la valentía, la entrega, el silencio. 
Eso es lo que me queda de la gente que quiero 
(las personas altamente significativas en mi vida) 
cuando no están. 
Y también cuando están. 

Eso es lo que yo encuentro en la presencia. 
La eternidad. 
Lo más valioso, como diría Consuelo. 

Y si es bueno para Dios, es bueno para mí.  :) 


El hecho de que esa presencia sea física o no 
es anecdótico. 
No importa tanto. 







viernes, 19 de abril de 2019

Sobre palabras y sentimientos.








La chica le hablaba como si quisiera darle fuerzas en la caída.
La amiga la interrumpió:
"No me digas todo eso porque solo son palabras.
A mí lo que me importa son los sentimientos".
La chica calló un instante. Luego preguntó:
"¿Te parecen palabras?"


Ella sonrió mientras escribía en su cuaderno, junto a la escena en la mesa vecina,
la vida llena de ilustraciones.
Pensó en cuando las vivencias personales son solo "palabras" para otra persona,
si no ha estado ahí.
Pensó en cómo, a menudo, esperamos unas palabras concretas
(que no serían solo "palabras" a nuestros oídos),
y si aparecen otras
nos sentimos incomprendidas, decepcionadas o traicionadas.
Y sobre todo, pensó en lo sobrevalorados que están los sentimientos.
Como si "sentimiento" fuera sinónimo de "realidad"
y no la consecuencia de una interpretación de la "realidad".


Pensó en el sentimiento como un grito del ego,
o una queja, o una satisfacción.
Del ego.
El sentimiento a menudo es la expresión del niño o niña pequeña,
caprichosa y egocéntrica.
Y hay que prestarle atención, por supuesto,
escucharla, abrazarla, cuidarla.
A la niña pequeña caprichosa y enrabiada.
Para ayudarla a sanar y despertar,
no para cronificar la herida.







No confundas los sentimientos con la "verdad", se dijo a sí misma.
En la mayoría de los casos no son más que síntomas de la enfermedad que padeces
(de la separación, de la importancia personal, del "yo primero",
en cualquiera de sus versiones).

Es un hilo para seguir.
Pero no es el corazón del ovillo.








miércoles, 17 de abril de 2019

El retiro en la vida cotidiana.








La vida es como un retiro

de silencio
con espacio para las enseñanzas o investigaciones.

A ella le gusta contar con largos tramos para la contemplación en silencio.

Retiro de silencio y quietud.
Ya estoy en casa.
Ya he llegado.
No necesitas coger un avión para ver a Manjusri.
Todo está aquí.
El mejor lugar del mundo es aquí mismo.

Silencio preñado.

De canto de pájaros,
jilgueros, gaviotas y tórtolas.
El aire suave en las hojas de las plantas, en la ropa tendida, en el cabello, en la piel.
Y el motor de la ciudad al fondo, lejano.
Como un recordatorio.

Y entonces suena la campana, llamando a la investigación.


Se manifiesta una escena kármica, aparentemente fuera,

y tiene lugar una reacción, aparentemente interna.
La vida en movimiento.
Sucede algo (parece)
que genera inquietud,
preocupación, miedo, alegría, dolor,
lo que sea.
Y es como el tiempo de la enseñanza, rompiendo el silencio.
La investigación.
La oportunidad de tomar el hilo y ver a dónde te lleva.
La oportunidad de la escucha,
comprender, sanar,
deshacer nudos.

La vida es como un retiro,

un peregrinaje de autodescubrimiento,
lleno de oportunidades 
para el despertar.
Ni un sólo instante vano.







miércoles, 10 de abril de 2019

Como una antorcha en medio del sol del mediodía.








Como una antorcha encendida en medio del sol del mediodía.
Así es una vida despierta -dijo la monja.

El maestro había dicho que el próximo Buda no sería una persona sino un colectivo.
En realidad siempre es un colectivo
-explicó ella.
Cuando despiertas, no hay persona iluminada.
Todo está iluminado.
Todo es luz.
Y también oscuridad.
Todo es.

En cualquier caso, no hay un yo
separado.
Despierto.
O dormido.

Cuando despiertas,
no es una persona separada quien despierta.






Cielo cubierto.
El cielo cubierto le permite salir a abrazar el aire libre y la luz del día.
Demasiado sol ciega la vista y rompe heridas en la piel, tan cargada de sol acumulado.
Un día perfecto, de sol y aire libre y gaviotas planeando el cielo
y tórtolas que aterrizan sobre las chimeneas del terrado.
Día perfecto de agenda vacía
y ausencia de noticias.
Los sonidos del silencio.
El canto de los pájaros en una sinfonía caótica perfecta.
La voz de las hojas del cuaderno, alzadas por el aire.
El susurro del aire en los oídos
y en la piel
y en el crujir de la madera de la puerta.
No hay más reloj que la curva del sol en su trayecto.







lunes, 8 de abril de 2019

La entrega.






Una persona muy querida empezó a enviarle citas con mensajes positivos basados en la ley de la atracción.
Aparentemente poderosa, segura de sí misma.
"El Universo quiere verte feliz,
así que no parará de enviarte Milagro tras Milagro
hasta hacerte sonreír".
"No te sorprendas de lo rápido que el Universo actúa,
una vez que te has convencido de que mereces lo mejor".
Y así un texto tras otro,
en sus muros de las redes sociales.
Pensó que no era casual que lo llamaran "muros".

Sintió que tanta insistencia positiva le resultaba sospechosa.
Se preocupó un poco.
Por la previsible decepción.

A quién quieres convencer, al universo?
No existe megáfono suficientemente grande.
O pequeño.






Recordó el poema de Teresa de Ávila:

"Dadme muerte, dadme vida.
Dad salud o enfermedad.
Honra o deshonra me dad.
Dadme guerra o paz cumplida.
Flaqueza o fuerza en mi vida.
Que a todo digo que sí.
¿Qué mandáis hacer de mí?"

(Vuestra soy.
Teresa de Cepeda y Ahumada)










miércoles, 3 de abril de 2019

Dios entre los pucheros.






Entre los pucheros.
Entre los fogones,
cocinando energía, preparando ofrendas,
ahí está.
En la ofrenda misma, en la entrega,
ahí.
En el ser que se presta a recibir.
En los aromas que se desprenden
y bañan el santuario.
En el olfato que los inhala,
en el cuerpo inundado
(ese mapa de ríos y caminos
y valles y huertos
y bosques y montañas),
ahí está.
En el alma inspirada.

Dios está entre los pucheros,
y el mocho y el cubo de fregar
y el trapo del polvo.
No necesitas coger el avión para ir a ver a Manjusri.






No necesitas coger el avión para ver a Manjusri.
Si no lo ves allá donde estás, no lo encontrarás en ningún sitio.

Otra cosa es que propongas una cita especial
para un encuentro especial.
El ritual de la cita soñada,
la anticipación, la peregrinación
y el abrazo.
Esos juegos de la vida.
El juego del escondite,
el juego del despertar.
El juego del camino, como una peregrinación.
El juego del encuentro amoroso secreto.
Todo está permitido.
Quién dijo que el amor eterno era aburrido?