jueves, 10 de julio de 2025

Verano 2025.

 


El cielo se ha cubierto, y es un respiro para las criaturas aquí abajo.
No sabe de dónde procede esta debilidad, quizás de la pereza,
o la pereza de la debilidad.
Pero el hecho es que siente que ya está bien donde está.
En lo alto de la atalaya, este mirador,
el aire gris a las 9 de la mañana,
a ratos como un abanico invisible, refrescante.
El concierto de golondrinas y vencejos.
El libro, un cofre de cuentos milenarios japoneses,
donde el mundo sin forma se hace uno con el mundo de la forma,
transcendiendo las apariencias.
La libreta donde verterse, esta eterna indagación.
Nada que hacer, excepto la contemplación;
ningún lugar a donde ir.
Pero sólo es así en el instante eterno,
después de un instante eterno aparece otro:
el camino hacia la bicicleta, pedalear el trayecto al gimnasio,
los estiramientos, los ejercicios tonificantes,
los encuentros, el interser.
El baño en el mar,
desplazarse en la piscina, una y otra vez, bajo el planear de las gaviotas,
aligerado el cuerpo de su peso, el descanso, los cuidados.
Cuidar el cuerpo como cuidas la casa, el hogar sagrado, mimarlo, amarlo,
la manifestación en sí misma, el nirmanakaya.

Nada que hacer, tan lleno.
Ningún lugar a donde ir, tantos
aquí mismo.
Silencio, un instante para el silencio
y la quietud.
Celebrar el silencio y la quietud,
volcarse, desaparecer.

Entre celebraciones, tantas celebraciones sociales (cumpleaños, aniversarios)
en el culto al yo pequeño, a la pequeña historia,
nutriendo la red de afectos que nos sostiene,
entre celebraciones y brindis por el interser
persigue espacios para la celebración del no-ser,
la disolución, el descanso
definitivo.
Aquí mismo.



lunes, 23 de junio de 2025

He llegado, estoy en casa.

 


Dar cada paso no para llegar a algún lugar
sino como si ese mismo instante fuera el objetivo, el propósito.
Thay dice: Lavar los platos no para que estén limpios, sino sólo lavarlos.
Y también dice:
He llegado, estoy en casa.

Hacer cada cosa a lo largo del día no como un trámite o una gestión
sino como un ritual en sí mismo. La celebración.
Aquí y ahora, al salir de la cama, al lavarte los dientes o preparar el desayuno,
entonces también la temperatura del día en la piel, el canto de los pájaros
como la banda sonora, este cuerpo presente,
y la mente, la contemplación.

En su viaje en el barco, el autor menciona el aburrimiento:
Estaban las formas de las olas y de las nubes, los colores del cielo, la brisa,
pero no había poetas para contemplarlo.




miércoles, 11 de junio de 2025

La impermanencia, la vulnerabilidad.

 


La vulnerabilidad.
Si ya nos estamos yendo.
Esta nube en el cielo no es la misma que la de hace unos instantes.
No permanece siendo la misma ni un sólo segundo.
La impermanencia es parte de su naturaleza, de su esencia.
Es lo que es
la nube, mera impermanencia.
Pero también es más cosas.
Y ahí está, cambiando, siendo otra en cada fotograma,
hasta su disolución en el espacio vacío y claro.
Así este cuerpo y esta mente, una nube en proceso de disolución.

Toma el antiinflamatorio como toma la papaya o el zumo de limón en el agua tibia,
como si fuera el néctar sagrado, que lo es.
Aquella gota que atraía del pequeño bote con la yema del dedo corazón y disolvía en su paladar,
en los rituales del alto yoga tantra,
y luego en su santuario personal.
Entonces compartía la ceremonia con su hija pequeña, ligeramente modificado,
el néctar sagrado convertido en un nutriente de "salud, sabiduría y amor".
Ahora convierte la cápsula, como los trozos de piña en su plato,
en el néctar sagrado: salud, sabiduría y amor.
Inshal.lá.
Que se haga tu voluntad.
Qué otra cosa podría ocurrir?
Ninguna que tenga que ver con tu voluntad personal.
Así que regresa a su viejo mantra, otro: "Quítate de en medio".
Pequeño yo, no tienes nada mejor que hacer que la entrega. La rendición.

Cuando era pequeña vio una viñeta que la conmocionó profundamente.
Minimalista, apenas unos trazos de lápiz.
En un inmenso océano vacío, la página en blanco,
las protagonistas son dos olas, una pequeña y otra gigante.
En el bocadillo, la ola grande le dice a la pequeña: 
"No te da vergüenza ser tan poca cosa,
mientras yo soy grande, fuerte y poderosa".
En el trazo, tanto la ola pequeña como la grande ya están iniciando su retorno al mar.

Luego leyó el soliloquio de Segismundo en La vida es sueño, de Calderón.
Y más tarde, cuando empezó a escuchar las enseñanzas budistas, le pareció entender mejor.

Mientras tanto, la vulnerabilidad, la impermanencia,
porque las condiciones no dejan de cambiar,
y el conjunto de condiciones de un momento dado
propicia la manifestación en ese momento,
y conforme las condiciones cambian la manifestación cambia.
Y sobre las condiciones, algunas parece que están en tus manos,
otras, explícitamente no.

Mientras tanto, la ola (grande o pequeña)
continúa imparable su trayecto de retorno
al océano.



domingo, 8 de junio de 2025

No estás triste, estás distraída.

 


Como las fotos en el móvil, que retornan aleatoriamente, sin buscarlas
(de salidas y puestas de sol, mares y montañas, la gaviota junto a la bandeja del desayuno),
parece que aleatoriamente regresan los textos recogidos en los viejos diarios de papel.

Éste es uno de ellos, en el que se recordaba a sí misma:
"No estás triste, estás distraída".

Y venía a decir algo así:

Esta tristeza que se manifiesta como falta de energía.
O esta falta de energía que se manifiesta como tristeza.
Frustración. Insatisfacción.
Al final es lo mismo.
Tienes una buena salud, relativa pero funcional,
que te permite caminar durante horas por la montaña,
darte un baño en el mar en cualquier época del año;
ojos para ver amaneceres y atardeceres,
y el paisaje celeste como una metáfora de la vida,
impermanente, siempre en transición.
Oídos para escuchar el canto de los pájaros,
la presencia de los pájaros, parte del vecindario del barrio,
en las calles, en el terrado, en el balcón.
Aún puedes comer y degustar el campo en tu plato, el cosmos,
desaparecer en la ofrenda que se te regala.
Tienes un techo que te protege del sol hiriente del verano
y el frío del invierno.
Tienes comida en la despensa, y en la nevera.
Una vida de múltiples relatos, que se ha ido haciendo en la trayectoria
y nuevas vidas como afluentes, primero,
como ríos en sí mismos,
que siguen construyendo vidas, con su propio guion, su propio karma.
Tienes una red de afectos que nutren tus días.
Qué es lo que falta?

Y aparece una vez más la misma respuesta de siempre.
O dos, que son la misma.

1. Inactiva la "cocina mágica" en el centro del pecho, o del hara,
que no realiza su función de cocinar amor ininterrumpidamente, día y noche.
Has dejado de cocinar amor.

Y 2. Aquel toque de atención: "No cambias".
La identificación excesiva con este pobre personaje separado, tan frágil,
tan necesitado de tanto.

La "cocina mágica" que produce amor destruye con su fuego
las pequeñas preocupaciones del yo separado,
porque el amor se proyecta en todas direcciones y te hace grande, extensiva, envolvente.

Es lo mismo.

El amor que te hace ver la vacuidad del pequeño yo. Esa libertad.

Te has estancado en el paso previo y la "cocina mágica" no acaba de arrancar.
Y aquí estás, muriéndote de hambre ante una mesa repleta de abundancia,
como un espíritu ávido más.

Hasta que el fuego vuelva a prenderse y el fantasma se disuelva
y la venda caiga de los ojos
y vuelvas a ver con la mirada que ve,
la mirada de sabiduría.

No es que estés triste, es que has olvidado, por un momento.
Sólo estás distraída.

El Jose: Me falta algo.




viernes, 16 de mayo de 2025

Aquí, ahora.

 


Poco a poco, paso a paso.
Realiza las rutinas diarias como si cada eslabón de la cadena fuera nuevo,
cada fotograma fresco y nuevo, recién nacido.
El maestro zen Thich Nhat Hanh dice:
"No lavas los platos para que estén limpios, los lavas para lavarlos".
Simplemente lo haces, sientes el agua en las manos, la abundancia
de tener el acceso al agua.
Y conforme limpias el plato se limpia tu mente.
El plato, la mente, no hay diferencia.

Abre la puerta del balcón después de la noche, no para airear el cuarto,
simplemente la abre, y entra el día.
Hace la cama no para que esté más bonita.
Pasa la mano por la sábana bajera y acaricia el cuerpo que abraza sus sueños en la noche,
acaricia el cuerpo que la acaricia
y vuelan los restos de fantasmas nocturnos, ya olvidados.

Cuando estás presente, lo que haces, o no haces, ya es en sí el objetivo,
no es ningún peaje que haya que pagar o realizar con miras al futuro.
Es puro presente, pura presencia.




viernes, 9 de mayo de 2025

El problema es que no cambias.

 


Últimamente recuerda a menudo a su viejo maestro, cuando solía decir:
"El problema es que no cambias".
Alguien podría pensar: "Con todos los cambios drásticos que se han producido en mi vida,
cómo puede decir eso?"
Pero a ella le parecía que el maestro quería decir otra cosa:
el problema es que no cambias, que no das el salto,
que no sueltas a tu pequeño yo separado, preocupada por sus intereses.
Estás cambiando el personaje, quizás incluso lo estás mejorando un poco, pero eso no es suficiente.
El problema es que no dejas de identificarte con tu pequeño yo separado.
Y no cambias. No cambias de "yo".
Y cómo sabes que has cambiado, o estás en ello?
Lo notas por la alegría, el no-miedo. La experiencia de libertad.
El amor.
Éstas son algunas de las señales.
Lo llaman "liberación".

Ella nota que últimamente se impacienta a menudo con las tendencias egoístas que percibe en ella misma, o a su alrededor.
Los miedos, la tacañería, la avidez
(la práctica de "tomar y dar" al revés,
la tendencia a dar poco y considerar que todo te pertenece).
Las preocupaciones fantasmas, las especulaciones y divagaciones mentales y verbales,
el culto a la amenaza
y el culto al sufrimiento, a padecer.
La mente descontrolada creando infiernos, aun cuando no se manifiesten;
la dificultad para la apreciación y la gratitud hacia los regalos de la vida
que sí se manifiestan.
Quizás surge, en parte, de cierto sentimiento de culpa por nuestra indiferencia ante los infiernos ajenos,
que hace que vivamos con un miedo pusilánime y mortal a que un día nos toque.
Como si fuéramos de otra pasta diferente de las poblaciones arrasadas, pongamos por caso.
Como si estuviéramos a salvo. Y no es así.
Y ella se impacienta y a veces se altera,
ante la adicción al sufrimiento en un entorno de abundancia,
porque los miedos ajenos, las lamentaciones,
la llamada de atención constante de la niña caprichosa
(mira qué mal lo paso, protégeme, cuídame, quiéreme)
también es como un espejo.
Todo lo que percibes/creas a tu alrededor es como un espejo
que te da información de lo que está pasando dentro.
Y entonces surge esa voz: "Estás estancada".

Su viejo maestro: "El problema es que no cambias".
Ella: "Estás estancada".

Entonces llega su compañero, a quien hoy le toca facilitar en la sesión de meditación,
y habla de la diligencia.
Qué es eso de la diligencia? Qué quieres decir?, le pregunta un recién llegado.
Es ponerse manos a la obra, lo contrario de la procrastinación.
Como cuando dices: no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy.
Eso es la diligencia.

Y ahí quedan flotando esas voces:
"El problema es que no cambias".
"Estás estancada"".
"La diligencia".

Y es como una mecha que prende el fuego.
Otra vez al principio del camino.





martes, 6 de mayo de 2025

Esculpir la mente.

 


Esculpir el cerebro, dice Nazareth.
Ella suele poner su atención en esculpir la mente.
La mente humana. Esa energía que se proyecta.

Este pequeño yo desaparecerá antes o después, pero qué estela dejará?
Qué adn transmitirá a las futuras generaciones?
A ella le interesa esculpir la mente/alma/conciencia.
No sólo para ella misma, un yo separado,
sino como eslabón de la cadena.
Como una neurona más. Qué información pasa en la sinapsis?

El ser humano no era lo que es hoy, hace seis mil años, pongamos por caso.
Y en diferentes culturas, hoy mismo, el ser humano también es otro distinto
de lo que consideramos "natural" en el ser humano occidental.
Su yo se designa diferente, se construye diferente.
Qué yo humano quiere transmitir en el adn mental de las futuras generaciones?

Si fuera posible, un ser despierto (sin miedos, colectivo),
pero para eso tendría que despertar ella misma.
Es el sentido de su vida; de cualquier vida, quizás.
¿Quiere vivir su experiencia humana como un ser ciego, enjaulado,
temeroso ante las múltiples amenazas?
¿O ya se cansó?
El cambio empieza cuando ya te has cansado de lo viejo.

El ser humano puede esculpir su mente si se lo propone,
dicen que dijo Ramón y Cajal, con otras palabras.
"Si se lo propone", es la clave. Dice Nazareth.
En ello estamos.