miércoles, 29 de abril de 2020

Desde la atalaya.







Silencio.
Guarda silencio.
Las gaviotas se han multiplicado en su cielo,
hacen una parada en su atalaya y mantienen largas conversaciones.
El suelo mojado y limpio, por la lluvia del día.
Aún presentes grandes nubarrones grises y blancos, de luz.
Silencio.
Se hizo la calma en su interior.
Primero pensó si amenazaba tristeza
pero pronto reconoció una intensa serenidad,
la quietud,
la plenitud.
Definitivamente, en medio de la tormenta
puedes encontrar una gran paz.
Una oportunidad como cualquier otra.



No reconoció el amor en su pecho al escuchar su voz
y su relato parecía que la aburría.
Así que por un momento consideró si esa falta de excitación podría ser tristeza,
por el desinterés.
Pero no lo era.
Esa quietud emocional, en realidad, tenía más que ver con el amor profundo
que el sobresalto agotador de otras ocasiones.
Percibió el amor que había por detrás de la escucha, sin prisa,
percibió la presencia.
La Presencia.
No buscó fisuras por donde introducir sus propios intereses
y cuando apareció alguno
no se aferró a él ni lo defendió.
Sólo la presencia.
La entrega.
El amor desnudo.


Miró los nubarrones grises, de viaje, después de la lluvia.
El aire tan limpio y fresco.
Y un cielo de gamas anaranjadas, blancas de luz, grises y violetas.
La lluvia y el cielo oscuro del día nos regaló un crepúsculo mágico
y embriagador.







jueves, 2 de abril de 2020

El dedo que señala el pequeño yo.







"El yo es muy poco original -dijo el instructor. (*)
Fíjate que en el pensamiento suelen aparecer los mismos temas recurrentes,
las mismas dinámicas mentales.
Le damos vueltas a lo mismo una vez tras otra.
Cada persona vive en su propia repetición.
El ego no es original ni creativo.
El yo no es más que una repetición de procesos mentales.

Pero si contemplas el mismo proceso
(la narración que te haces, la culpa, el miedo o lo que sea),
si lo contemplas desde el Yo-Conciencia,
entonces la experiencia es diferente.

Dónde encontramos la salida de la confusión
(o de la culpa, los celos, el apego, el miedo
o lo que sea)?
En aquello que incluye a la confusión
y no está afectado por ella.
Lo que eres, esa Conciencia,
incluye a la confusión.
Y la Conciencia no se ve afectada por ella.

El pequeño yo, sin embargo,
es el proceso mental de la confusión
y vive dentro de la confusión.
Por eso se ve tan afectado por ella.

La experiencia es completamente diferente según desde dónde vivas la situación:
desde el pequeño yo
o desde la Conciencia que eres."

(*) Alfred Font. La Vía directa 2.





Y así es en su experiencia.
Cada vez que aparece la preocupación,
la culpa, la herida o lo que sea,
observa la repetición de la emoción
y el relato que se desencadena.

Dicen que la emoción es un efecto del pensamiento
pero ella a menudo lo ve en el orden inverso.
Madura la experiencia con la que el pequeño yo se siente tan familiar
y enseguida aparece una historia que la justifique.
Como un acto reflejo, mecánico.
Y no cuesta nada porque el relato ya está construido.

El pequeño yo es muy poco creativo.
de hecho, el pequeño yo no es más que una repetición
de procesos mentales.




Así que ella observa la aparición de una de esas emociones
(por ejemplo, la preocupación por si "lo peor" se manifiesta,
alguno de sus temores, tan bien construidos)
y la recibe como una visita bien conocida,
tan asidua:
Bienvenida, vieja amiga.
Y es como el dedo que señala el falso yo,
el pequeño yo
soñado.


Su maestro se lo decía años atrás, cuando investigaba la vacuidad del yo:
el mejor momento para buscar el yo
es cuando surge una emoción intensa,
como si hubiera un yo fuerte y robusto,
por ejemplo, en la experiencia de vergüenza, celos, rechazo
o algo así.
Cuando el yo parece tan real, tanto.
Busca ese yo tan evidente.
No lo encontrarás.




Así que pone atención cuando surge la emoción
y encuentra el viejo proceso, tan repetido.
Como el dedo que señala a este pequeño yo tan poco original
y tan poco creativo.
Repitiéndose una y otra vez,
como si tuviera el efecto de un chute de energía,
para existir.
En la emoción encuentra el viejo proceso, tan repetido,
con su relato particular,
y tanto la emoción como el relato pierden credibilidad.

No es más que este personaje de ficción,
este yo separado construido
a fuerza de procesos mentales repetidos que le mantienen con vida.
Acaparando atención,
reafirmando el relato circular
como la rueda del samsara.
Esa rueda sin salida.

Pero tiene salida, quizás.
Cuando sales del pequeño yo y observas el proceso.








miércoles, 1 de abril de 2020

Algo práctico para el yo separado.







Las gaviotas planean el cielo.
Suenan los aplausos de las 8 de la tarde junto a la sirena de algún faro
y el ladrido de un perro que se une al homenaje.
Sin saber que es un homenaje.

Una estudiante le replicó al maestro:
"Pero lo que yo quiero es que me des una respuesta práctica".

No era la primera vez que escuchaba este requerimiento,
o que se celebraba a aquella maestra, tan clara,
tan con los pies en la tierra,
tan en la vida cotidiana.

Apreciamos cuando alguien nos da una fórmula, o una técnica,
para vivir mejor esta vida,
para evitar el enfado, por ejemplo,
o para afrontar el miedo, o los celos, o el apego,
para desarrollar la paciencia.
Para esquivar el sufrimiento, o reducirlo.
Para estabilizar la alegría.
Y eso está muy bien.
O no tanto.

Queremos seguir dentro del sueño,
aprender a manejar mejor el sueño.
Tener éxito en este sueño,
el éxito del sueño y el éxito del personaje
que soñamos.
Hacemos más fuerte el yo separado
y su hipnosis.
Quizás la embellecemos momentáneamente
pero antes o después volverá a doler
porque el yo separado se alimenta de conflicto,
necesita la amenaza externa para sobrevivir.

Así que si quiero "algo práctico" en mi vida
no puede ser alimentar una fantasía.






Recuerda aquella vez de vuelta de un retiro,
aún en el coche de regreso a casa.
Su amigo dijo:
"Me he quedado con una pregunta.
Me gustaría saber cómo vive una persona iluminada.
Cómo lo sabe, que está iluminada?"

Ella pensó que no era tan difícil la respuesta,
o al menos una primera aproximación.
Has despertado de este sueño cuando ya no designas "yo" en este pack cuerpo-mente.
Y vives cualquier cosa que se presente desde la Conciencia que eres.

Así que si quiero "algo práctico" en mi vida,
no puede ser darle más herramientas, más habilidades,
más capacidades
a este yo separado.
Sería como perderse en distracciones,
extraviar el camino
y profundizar en el agujero oscuro.

No veo nada más práctico que estabilizar la consciencia del Yo grande,
eterno y universal.
Vivir desde el agua que soy en este océano de innumerables olas.
Y entonces, reconocido ese Yo,
ningún sueño me será ajeno.
Y todas las fortalezas, capacidades y habilidades del pequeño personaje de ficción
no tendrán razón de ser.
Cuando todo está comprendido.