domingo, 31 de diciembre de 2023

Fin de año.

 



Todas las canciones de amor son declaraciones de amor a Dios.
Expresiones de Amor.
Todas las canciones y los poemas de dolor y desamor
son manifestaciones de la noche oscura,
cuando has perdido de vista a Dios y ya no sientes su presencia.
Expresiones de soledad y abandono.
Puede que te parezca que al otro lado hay una persona, a la que amas o pierdes,
pero solo es la sombra de Dios.
Dios manifestado, para darte la oportunidad.
El nirmanakaya.


El último día del año es un día más, como cualquier otro día,
pero ella no desaprovecha las celebraciones,
las oportunidades para vivir un instante significativo.

Apareció un abanico de propuestas:
Un viaje a África; una cena íntima con su amiga, de profundo compartir;
una estancia discreta en un monasterio, paseos por la montaña
inundada de energía sagrada.
Optó por la atalaya, una vez más. A solas.
El baño en el mar en este día gris y frío, el último baño del año.
Y el primero del año, mañana.
Optó por la celebración a solas con ella misma,
a solas con Dios, esa luna de miel.
El silencio, la quietud, la contemplación, la música embriagadora,
el yoga de experimentar néctar.

Sin ruido externo, sin interferencias.
Con la alegría de la fiesta que se despliega fuera
y la fiesta que se despliega dentro, en su isla privada en este altar,
en esta intimidad
con el Amado.

En medio de la lluvia de wsp de felicitaciones y buenos deseos,
escribió en su libreta:
Hoy es un día de soledad, de alegría y celebración.
Otra noche de luna de miel
con Dios.



viernes, 29 de diciembre de 2023

La libertad.

 


La salud ayuda mucho.
Estar más o menos bien, sin grandes dolores en el cuerpo,
tras el paso por algún dolor en el cuerpo,
incluso un simple toque de atención.
La felicidad del no-dolor de muelas.
Que algo salga bien también ayuda.
Esas épocas (una hora, un día, un mes, un año), como un respiro,
en las que parece que la Vida está de tu parte.
La nueva lavadora funciona (ves que no pido gran cosa);
las gaviotas y las palomas siguen dándote los buenos días;
hay una red de personas que te sostiene, la tribu;
un refugio viejo pero propio, un santuario personal,
ese cuerpo algo destartalado
que acoge otro cuerpo destartalado, de carne y huesos,
pero que funcionan.
Ayuda que parezca que la mamá Vida te da la mano al atravesar la calle 
repleta de tráfico.
Y atravesar la calle incluso cuando no ves a tu lado al ángel de la guarda,
consciente de su presencia,
como la luna sigue ahí también en las noches sin luna.
La confianza ayuda mucho.

Pero sobre todo ayuda soltar, desentenderse de los resultados.
Presente la conciencia profunda de que todo lo vamos a dejar,
antes o después lo iremos perdiendo como en un goteo,
y también aparecerán cosas nuevas, que vamos a perder.
Al final todo va a desaparecer como cuando te despiertas de un sueño,
o de una hipnosis.
Todo era mera energía imaginada.
Así que, desde ese punto de vista, poseer o no poseer
no hacen una gran diferencia.
Desear o frustrarse en las comparaciones, trampas de la imaginación.
Ayuda vivir la libertad, como si ya te hubieras ido,
como si ya lo hubieras perdido todo.
Solo es cuestión de tiempo. O de fotogramas.
Ese instante (cuando se acaba este sueño) también está aquí, ya.
Y mientras tanto, jugar este juego de mesa de los acontecimientos cotidianos.
Y, si es posible, proteger la alegría.
Y el amor.
Asegurarse de que siguen presentes en el ligero equipaje,
que no se han perdido por el camino.
Y si así fuera, reponerlos con presteza.
Amar o no amar, con alegría,
esto sí que marca una diferencia
en la vida
que nos queda
por vivir.




martes, 26 de diciembre de 2023

Después del vuelo, la contemplación.

 


Lo mejor de la época festiva es cuando pasa.
Ha cumplido con los rituales familiares
(esas últimas hebras de conexión;
que se mantengan firmes hasta el final, hasta el olvido del tiempo,
susurra, como en una oración).
Cumplidos los rituales regresa al refugio,
a esa atalaya desde donde contempla el mundo,
la Vida, como un océano de olas.
A la no-acción, la no-interacción.
La mera contemplación sin tiempo,
por un tiempo,
desde su atalaya.
Como la gaviota al vuelo, que aterriza en la baranda de su terrado,
y tiene lugar la quietud, la contemplación.

Alguien le dijo: Eres un 9 de libro.

Una constante en su trayectoria de reencarnaciones, si mira atrás.
Aún en su época más apasionada (cuando parecía ser un 8),
de viajes y reportajes y exploración del mundo,
recuerda como un buen momento cada vez que recibía un encargo,
o la aprobación de una propuesta, y empezaba una nueva aventura.
Era un buen momento, sí.
Pero el momento más intenso tenía lugar una vez entregado el trabajo,
cuando salía de la redacción al espacio abierto,
sin planes por delante, la agenda en blanco. La libertad.
¿No te estresa no tener trabajo? ¿Sin saber hasta cuándo?, le preguntaban a veces.
Cómo estresarse ante el regalo de la Vida? La Vida misma. La libertad.
La confianza.

"No hay movimiento continuo, sólo sucesivos puntos de descanso" (Zeno de Elea).

Una vez, una desconocida que leía sus textos le dijo:
Ahora te entiendo. Tú eres Hestia.

A veces le parece que vive los acontecimientos como tránsitos necesarios
para habitar los sucesivos puntos de descanso.
Y a veces puede encontrar el templo, el santuario,
en cualquier escenario del tránsito mismo,
en la propia acción. Ese milagro.

No hay contradicción.