viernes, 29 de diciembre de 2023

La libertad.

 


La salud ayuda mucho.
Estar más o menos bien, sin grandes dolores en el cuerpo,
tras el paso por algún dolor en el cuerpo,
incluso un simple toque de atención.
La felicidad del no-dolor de muelas.
Que algo salga bien también ayuda.
Esas épocas (una hora, un día, un mes, un año), como un respiro,
en las que parece que la Vida está de tu parte.
La nueva lavadora funciona (ves que no pido gran cosa);
las gaviotas y las palomas siguen dándote los buenos días;
hay una red de personas que te sostiene, la tribu;
un refugio viejo pero propio, un santuario personal,
ese cuerpo algo destartalado
que acoge otro cuerpo destartalado, de carne y huesos,
pero que funcionan.
Ayuda que parezca que la mamá Vida te da la mano al atravesar la calle 
repleta de tráfico.
Y atravesar la calle incluso cuando no ves a tu lado al ángel de la guarda,
consciente de su presencia,
como la luna sigue ahí también en las noches sin luna.
La confianza ayuda mucho.

Pero sobre todo ayuda soltar, desentenderse de los resultados.
Presente la conciencia profunda de que todo lo vamos a dejar,
antes o después lo iremos perdiendo como en un goteo,
y también aparecerán cosas nuevas, que vamos a perder.
Al final todo va a desaparecer como cuando te despiertas de un sueño,
o de una hipnosis.
Todo era mera energía imaginada.
Así que, desde ese punto de vista, poseer o no poseer
no hacen una gran diferencia.
Desear o frustrarse en las comparaciones, trampas de la imaginación.
Ayuda vivir la libertad, como si ya te hubieras ido,
como si ya lo hubieras perdido todo.
Solo es cuestión de tiempo. O de fotogramas.
Ese instante (cuando se acaba este sueño) también está aquí, ya.
Y mientras tanto, jugar este juego de mesa de los acontecimientos cotidianos.
Y, si es posible, proteger la alegría.
Y el amor.
Asegurarse de que siguen presentes en el ligero equipaje,
que no se han perdido por el camino.
Y si así fuera, reponerlos con presteza.
Amar o no amar, con alegría,
esto sí que marca una diferencia
en la vida
que nos queda
por vivir.




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