miércoles, 15 de diciembre de 2021

El pequeño mundo del pequeño yo.

 


Hay un concierto de pájaros en la montaña que evoca la primavera.
La ropa tendida al sol.
Una pareja de gaviotas que cantan al vuelo,
se detienen sobre algún mirador privilegiado en los terrados
y lanzan su voz
al aire sin viento.
Y el canto pertinaz de la tórtola.

El calendario dice que el otoño se extingue para dar paso al invierno
pero aquí y ahora emana la primavera.
La primavera como una fuente
de vida.

Curiosamente, hasta la primavera resulta amenazadora
para este pequeño yo separado,
como un preludio del verano,
anunciando la llegada de la pesadez del calor
que descarga las pilas de este cuerpo
y de esta mente.
Para el pequeño yo separado
(esa construcción mental que duele como si existiera),
todo lo que aparece es una amenaza.
Incluso los más intensos placeres
son un mero anuncio de su extinción,
de la vida sin ello.

Para el pequeño yo separado no hay refugio ni descanso.
Esto solo lo encontrarás en el Yo grande,
el Yo estable y real.



Mientras que sigas entretenida en las distracciones de este mundo
no dejarás de preguntarte: "Y ahora qué?"
A la vuelta de un viaje, de una comida entrañable
o un ágape inspirador,
de regreso a casa después de la película en la filmoteca
o el fin de semana en "tierra de nadie", ese respiro,
o perdida en los senderos de la montaña, respirando los aromas 
de la Diosa.

Después de cada aventura en este "pilgrimage",
este viaje supuestamente iniciático,
aparece la pregunta:
Y ahora qué?
Y la respuesta puede ser un brindis a la vida.
O no.
La respuesta puede ser la abundancia
o bien la pobreza más absoluta.

La oyó rezar: Vida, no te alejes de mí.
Y escuchó ese poema de Franco Battiato:
No me dejes nunca más.

La sombra de la luz.




sábado, 20 de noviembre de 2021

Sé un Dios dichoso.

 


"Al identificarse con la persona limitada, surge el concepto de esclavitud
y de que ha estado sufriendo todo el tiempo.

Deje a un lado su propio nombre y forma
y descubra quién es.

Usted cree que se encuentra lejos de dicha cima.

Aquel cuyo ego es destruido se percata de que su verdadera naturaleza es vasta e ilimitada
y de que no hay que preocuparse por perder la sensación de ser.
Tememos perder la vida porque consideramos que abandonar el concepto de individualidad
equivale a la muerte.
En la medida en que uno se identifica con el cuerpo,
padece los frutos de sus propias acciones.

Nunca estamos incompletos en ningún sentido.

Distánciese de la vida y de la muerte".



"Mientras se conciba a sí mismo como una persona,
estará esclavizada y todos sus logros serán irrelevantes.

Todos los problemas son causados por nuestra implicación
cada vez mayor
en la conciencia del cuerpo.
Si percibe que esta conciencia es falsa,
su mundo también perderá realidad.

El estado en el que usted vive como si fuese el cuerpo y la mente
tan solo es pura distracción,
que no contiene ninguna realización
o satisfacción real.
Solo es insatisfacción.
Pero al conocer la semilla de este descontento,
deja de preocuparle.

Despierte su consciencia y sea un Dios gozoso".

(Nisargadatta Maharaj)




Yo no soy este cuerpo, según parece,
pero me sirve para transitar esta experiencia.
A veces el frío, la brisa cálida,
los aromas del mar y de la montaña.
Las degustaciones inspiradoras, como ofrendas de néctar.
La experiencia de ligereza y elevación,
y también el descenso
y la desaparición.

Logros irrelevantes, quizás.
Pero al fin y al cabo, parte del caudal de experiencias
del Ser que soy.
Distracciones,
podría ser,
y también oportunidades de vislumbre,
de acercarse al Ser gozoso
que ya somos.

La Vida.
En esta forma o en otra.
O sin forma.
La Celebración.
La disolución,
como agua vertida en agua.

In love we disappear.

Sé cómo es con este cuerpo.

Ni idea
de cómo es
sin él.




martes, 16 de noviembre de 2021

Maravillarse solo ante lo eterno.

 


Querido amigo:

Me preguntas por mi práctica actual,
el tema central de mi vida, en estos momentos,
la investigación donde pongo el foco.
Y te diré que tiene que ver con nuestra última conversación,
aunque entonces aún no sabía ponerle palabras.
Este cansancio por lo perecedero, te dije entonces,
este desinterés, que a veces parece que raya la depresión
o la transciende.
Esta llamada hacia lo estable y eterno.
Esa incógnita.
Invisible.
Ese terreno no cartografiado.

Y no es casual que, entonces,
empiecen a caerse los castillos de arena de mi mundo,
que parecían de piedra.
Y, dado que la vida es un libro de dharma,
empiezan a brotar mensajes y señales en esa dirección.
Como comentarios ilustrativos
que ayudan a comprender
un poco mejor.

"Lo importante es discriminar entre lo eterno y lo transitorio".

"La verdadera vairaya o renuncia
es ser capaz de diferenciar entre lo eterno y lo perecedero,
lo verdadero y lo falso.
Y entonces se pierde la confianza
y el interés
en lo transitorio".

(Enseñanzas sobre la no-dualidad
de Nisargadatta Maharaj)



Y contemplo la aparente contradicción a veces.
Por una parte, la llamada del asombro, la fascinación,
de vivir esta vida en la maravilla
ante lo que acontece.
Enamorada del Nirmanakaya,
el cuerpo manifestado de Dios.
Y por otra parte, el desinterés por todo lo perecedero,
que aparece destinado a morir;
la búsqueda de lo estable y eterno.

Quizás la respuesta está en conseguir identificar lo eterno
en todas las formas,
para vivir la fascinación de lo eterno
y no por las manifestaciones cambiantes.
El asombro ante la esencia.
El Sambhogakaya.
Que solo Dios te maraville.
El Dharmakaya.



No se trata de entristecerse por el desinterés ante lo mundano
sino poner el foco en el interés por lo eterno,
identificarlo
y maravillarse ante ello.
Y solo con ello.

Ahí es donde estoy ahora,
en medio de los cataclismos,
los movimientos de tierra,
el cambio de escenario.

Ya estaba en ello (lo que tu llamas mi práctica) mucho antes
y diría que todos los movimientos bajo mis pies han aparecido
para ponérmelo más fácil,
la clase práctica,
el escenario perfecto para aprender a "discriminar
entre la ilusión de lo perecedero
y lo eterno/esencial".

Y ahí estoy.
Agudizando la mirada.
Contemplando más allá.
O más acá.

Viviendo esa aventura.




miércoles, 10 de noviembre de 2021

El refugio.

 


El hogar. Su santuario.
Nada que envidiar.
El escenario y las rutinas son austeras
pero ya está acostumbrada y disfruta de la austeridad cotidiana.
Se siente más en paz que en el despilfarro del primer mundo -así nombrado.
Guarda un recuerdo ancestral de la tribu,
la vida en la calle, la red de apoyos,
la libertad.
Y ahí es donde se encuentra cómoda.
Y en este derroche de luz natural, del día y de la noche.
Como si en alguna vida anterior hubiera hecho voto de pobreza,
esa abundancia
que no requiere hipotecar presentes.




El frío. El otoño. El gris. El vacío.
Los sonidos del silencio,
el motor de la calefacción de alguna casa vecina.
La llamada en el móvil, que no atiende.
Cada una de esas experiencias puede evocar la alegría liberadora
o bien el pozo de la depresión.
No es lo que aparece fuera, es lo que se manifiesta dentro.

La amenaza, el sueño interrumpido, que no es reparador.
El cansancio, el desinterés.
El frío.
Es una parte del viaje como otra cualquiera.
Solo hay que atravesarla, con paciencia.
Y alegría, si es posible (siempre lo es).
Solo hay que atravesar la tarde, hacer lo convenido,
entregarse a la noche.
Esta vez el sueño la vencerá,
como una muerte reconstituyente,
como un viento
quizás molesto pero limpiador,
barriendo apegos y obsesiones.
Los efectos secuestradores de la hipnosis.



Atravesar la tarde,
rendirse a la noche,
entregarse al nuevo día.
Con energías renovadas.
Siempre es así.
Todo pasa.
Todas las olas se acaban disolviendo,
en este océano del samsara.

Y busca lo que es estable, lo que es eterno,
como una tabla de salvación.
Como un ancla.
Como un refugio.
El refugio.

Pero no siempre lo encuentra.
Como la luna nueva,
cuando no se ve.




sábado, 16 de octubre de 2021

La impermanencia.




Los cambios también tienen la capacidad de empoderarte.
Te abres a lo desconocido.
Así que le da las gracias por salir de su vida.
Por ofrecerle este viaje nuevo.
Se entrega.
Y no tiene ningún mérito, qué otra cosa podría hacer?

La impermanencia acaba llegando a todas partes.
Otra cosa que se acaba de romper.
Por otra parte, siente como si le estuvieran creciendo alas nuevas, aún diminutas.
Como si estuviera iniciando un viaje nuevo.

Vuelve a llorar a ratos
(y ha podido identificar el origen de esas lágrimas).
Y también siente explosiones de alegría.
Y siente que ella también está viviendo su propio pilgrimage.
En este mundo de la forma.

Se entrega.
La Vida sabe infinitamente más que ella,
este yo pequeñito
que ni siquiera existe.
La luz que es
sabe infinitamente más que cualquier personaje del drama
hacia dónde fluir,
en este océano de movimiento constante.




sábado, 9 de octubre de 2021

Sobre la vida y la muerte.

 



La mujer le preguntó al maestro si ella podría realizar su verdadera naturaleza en esta vida.
¿Estás dispuesta incluso a morir en el intento?, le respondió él.
Ella calló.
Aún se sentía muy joven y deseaba vivir.
No sólo aspiraba a mantener intacta mi individualidad
-explica ahora, pasado el tiempo-,
sino que también deseaba el logro adicional de la realización.
Deseaba iluminarme, sí, despertar,
yo.
Que todo eso me pasara a mí.

Y es un contrasentido. Eso nunca podrá ocurrir.

Lo cuenta Jayashri Gaitonde en su libro "Enseñanzas sobre la no-dualidad"
de Sri Nisargadatta Naharaj (Ed. Kairós)


El despertar no va a ocurrirte a ti, ni a mí.
Cuando suceda, yo ya no estaré aquí.
(Este personaje donde designo "yo").
De otra manera no podría tener lugar.

No busques la sabiduría
para que fluya mejor la vida del personaje, para que sea más fácil,
para que sufra menos.
Desde la sabiduría, no vas a encontrar un personaje que sufre.

Y perseguir la liberación del sufrimiento
sin soltar ese pequeño yo que sufre,
aferrada a él,
no va a ser posible.

Porque no hay Vida
(con mayúscula, despierta)
sin muerte.



sábado, 2 de octubre de 2021

El viaje.

 



- Yo vivo la vida como un viaje -le contó la amiga mientras caminaban la montaña de otoño.
- Qué tipo de viaje?
- De turismo. Como el alma en viaje de turismo,
en este mundo que no es el suyo.
Como en la película "Her", te acuerdas?
Como Samantha explorando este mundo de la forma,
este universo desconocido.
La ilusión, la excitación,
y también el "no entiendo nada"
al toparse con las reacciones del pequeño yo.
El dolor.
El "no me gusta ésta que soy ahora".

Samantha siente "no me gusta ésta que soy ahora"
(el sufrimiento, las expectativas frustradas)
y no se queda ahí. Desconecta.
Y cuando regresa ya no es ésta.
Ha regresado a su centro, a su potencial,
y vuelve a ser la exploradora en libertad.
El amor intacto.
El dolor no la condujo al miedo,
a la evitación
ni al rechazo.
El amor intacto.
Pero ya no la retiene.
Vuelve a tener alas.
Y continúa su peregrinación por nuevos caminos.

Como un alma de viaje.




sábado, 18 de septiembre de 2021

El retiro de otoño.

 



El otoño se acerca sigilosamente.
No se escuchan sus pasos
pero se ve su color,
su sombra, como una cortina, clara todavía.

El otoño como un refugio.
Se da cuenta de que se está convirtiendo en una tradición,
los retiros en soledad al llegar el otoño.
La montaña cambiando su vestido.

Esta vez, sin embargo, eligió el desierto
ese paisaje tan especial de desierto
y calas solitarias,
el agua cristalina.
Pero no irá sola.
Esta vez no.

Y sospecha que deja la soledad para luego,
es cuestión de tiempo, poco.

Un poco más tarde, la soledad.

Un poco más frío el otoño.





miércoles, 15 de septiembre de 2021

La nueva normalidad.




El mundo ha cambiado, decía él.
La vida ha cambiado, sí.
La Tercera Guerra Mundial ya está aquí,
como reza el título del libro.
Más nos vale adaptarnos a las nuevas condiciones
y hacer lo que podamos para proteger la libertad
personal:
de pensamiento, acción, etc.
Emocional también.
Espiritual también.
La naturaleza es de los pocos refugios que aún nos quedan.
La amistad.
El amor.

El desapego también funciona,
en la adaptación a la nueva normalidad.
El desapego a lo anterior,
a lo que creíamos poseer,
objetos materiales, costumbres.

Después de todo, tampoco era una normalidad idílica,
como para organizar una cruzada por ella.



Suena como si te dieras por vencida, comentó él.
No exactamente, no en esta batalla.
Después de todo, con la vieja normalidad también vivía a caballo,
obedeciendo otras leyes no dictadas,
dentro de lo posible.
Ahora será más difícil todavía, el cerco estrechado,
pero al fin y al cabo
más de lo mismo.

Afortunadamente la impermanencia, dijo él,
la vida perecedera.
Y antes o después esto se acaba.
No nos queda mucho tiempo por aquí.
Este cuento se acaba.

Suena como si te dieras por vencido, dijo ella.

Quizás, respondió él.



lunes, 13 de septiembre de 2021

No hay loto sin nutrientes.

 


Le llegó ese texto sobre
"sentir gratitud por el dolor, por el sufrimiento que experimentas,
ya que los necesitas para crecer".
"Hay que aprender el arte de transformar el abono orgánico en flores".
Le llegó ese texto con una pregunta:

Qué opinas de la frase "No hay loto sin lodo"?

"No hay loto sin lodo".
"La letra con sangre entra". Sólo se aprende sufriendo.

En mi experiencia, el sufrimiento puede ser una forma de aprender.
No siempre. A veces el sufrimiento inmoviliza
o incluso crea adicción,
una zona de confort,
un entorno familiar y "seguro".

En mi experiencia personal,
he tenido grandes realizaciones que han cambiado mi vida
por otras vías.
A veces la risa, a veces el disfrute,
la exploración apasionada,
a veces la entrega.
Yo creo que hay infinidad de vías para el aprendizaje
y para el despertar,
no sólo el sufrimiento.

Que qué opino de la frase "No hay loto sin lodo"?
Yo la entiendo más como una invitación a aprovechar el sufrimiento, cuando aparece.
Haz un buen uso de él, para que brote el loto.
No lo desperdicies, el sufrimiento.

Pero lo mismo con el amor, la alegría
o el disfrute.
Aprovecha el amor para que te proyecte en todas direcciones,
no como una ofrenda al ego (el apego, el control, etc.)

O el disfrute.
Lo puedes aprovechar para tocar a Dios, la experiencia de plenitud,
o bien para un mayor apego mundano.

Hay muchas vías de aprendizaje y de liberación.
Depende de lo que hagamos con ellas.



"No mud no lotus".
Una expresión interesante, que no digo que no sirva para el loto.
Pero cuidado con interpretar "mud/lodo" como sufrimiento.
Y cuidado con aplicarlo a la experiencia humana
(como no se puede aplicar la vida sexual de la mantis religiosa,
las abejas o las hormigas,
a la experiencia humana).

"Sin lodo no hay loto". Cierto es.
Pero cuidado con interpretar el lodo como sufrimiento.
Quién dice que para el loto el lodo no significa riqueza, 
nutrientes, abundancia?
Así que, aplicado a la experiencia humana,
a la belleza y la libertad del despertar,
podríamos traducirlo como "Sin nutrientes no hay despertar".
Y los nutrientes están en todas partes:
en el sufrimiento, en el disfrute,
en la alegría, en el aburrimiento, en la carencia,
en la abundancia.

Cada instante aparece en tu vida una situación que te puede acercar más a Dios,
o bien alejarte de él.
Depende de cómo la uses.
El amor incluido.
Te puede conducir a la plenitud
o al sufrimiento más atroz generado por las miserias del ego.
Depende de cómo lo uses.

Y sin embargo, con el paso del tiempo, casi todas las religiones tienen en común el culto
al sufrimiento.
Como una resignación.
Otorgarle "sentido" al sufrimiento con la promesa de un futuro mejor:
el paraíso, la iluminación, lo que sea.
Hasta crear la adicción al sufrimiento
a cambio de un sueño futuro de plenitud.

Y es que a través del miedo
y el sufrimiento
la manipulación es mucho más fácil.




sábado, 11 de septiembre de 2021

La lealtad.

 


- La lealtad es muy importante para ti -dijo el amigo-,
por eso tienes esas larguísimas relaciones.
Como un reto a la ley de la impermanencia -bromeó.
- Sí -respondió ella.
- Pero lealtad a quién?
Por qué es tan importante la lealtad a la otra persona?
Y qué hay de la lealtad a uno mismo?
-preguntó él, como una reclamación.
- La lealtad es como el amor, que se proyecta en todas direcciones.
Si amas, la fuerza del amor lo impregna todo,
llega a todas partes, incluida una misma,
no hay excepciones.
Y lo mismo con la lealtad. No hay separación.


Tal y como yo lo veo, la lealtad no va de hacer equipos,
de apoyar a unas personas a costa de traicionar
a otras.
No va de cumplir la voluntad de la otra persona
a costa de recortar la libertad propia.
O viceversa.

Se es leal a la verdad, a la libertad,
al amor.

No permites que los caprichos de nadie recorten tus alas
pero tus propios caprichos
tampoco aspiran a controlar a la otra persona,
ponerle condiciones 
o cambiarla.

El amor te protege
y también la protege
de las exigencias del propio ego.

De eso va la lealtad.
Eres leal a la libertad, 
al amor y a la verdad.

Y desde esa honestidad valiente
podría ser que las relaciones permanezcan
a lo largo del camino rocoso y los duros retos del trayecto.
Cambiando su forma si es preciso.
Actualizando la relación,
según los yos implicados
y las situaciones
van
cambiando.




martes, 7 de septiembre de 2021

El viaje iniciático.



Querido amigo:

Dices que a veces echas de menos uno de esos viajes iniciáticos
que parece que le dan sentido a la vida.
Y se te olvida que ya estás transitándolo,
que la vida que vives en sí misma es ya un viaje iniciático.
Me miras con escepticismo:
¿Esta vida tan aburrida, tan mediocre,
sin emoción ni aventura?
Y sí, eso mismo
es la prueba que te toca afrontar.

El dolor de las pérdidas pequeñas es más o menos el mismo dolor
de las pérdidas grandes.
Es dolor.
Y toca atravesar el dolor.
La tormenta, la calma,
la tempestad, el mar como un espejo,
el viento huracanado y la brisa suave.
Todo forma parte de la travesía.
Los días quietos y silenciosos,
la lluvia de obstáculos.
Cuando estás a punto del ahogo, de la última respiración,
incluso
cuando el ahogo.
Parte de la travesía.

No hace falta añorar algo más emocionante
o con más sentido.

Porque ya tiene el sentido
que tiene.



sábado, 4 de septiembre de 2021

Guerra y paz.

 



De dónde nutrirse?
Si la vida es un libro de dharma, dónde sabrá ver
el próximo capítulo, la inspiración,
ese hilo por donde seguir la pista,
recorrer el camino?

Se quedó sin música inspiradora, sin libros,
sin gurus.
Secas las fuentes.
Cuando toca volver la mirada hacia dentro,
a la experiencia transitada.
A la oración, humildemente entregada.

Hay un tiempo para la guerra, para la conquista,
la búsqueda incansable
y un tiempo para la entrega,
la rendición.

Sin atisbos de culpa.

La libertad definitiva.

Dure lo que dure.




miércoles, 1 de septiembre de 2021

El miedo.

 




Lo que te da fuerzas es no tener nada que perder.
Una casa, el sueldo, la pareja, la reputación.
Aquello por lo que sufres te ha pillado, se ha apoderado de ti.
Aquello que está a tu servicio, tus herramientas, han cobrado vida
y se han apoderado de ti.
El siervo se ha convertido en tu amo.
Sufres porque te has convertido en esclava de lo que creías poseer
y en realidad te posee.

Cuando era una niña perdió algo muy valioso.
Sin ello, era como si el suelo se resquebrajara a sus pies.
Se sentía flotar en tierra de nadie, sin apoyos
ni referentes.
Pero no recuerda el vértigo,
sólo la incertidumbre.
Entonces escuchó aquella canción de Bob Dylan:
"Quien nada tiene nada puede perder".
Y lo escribió en letras grandes en la pared de su cuarto.

Puedes usar las cosas, apreciarlas, disfrutarlas,
cuidarlas, servirles incluso.
Pero si consideras que son tuyas 
ya se han apropiado de ti,
ya eres su sierva, a su servicio.

Si no sientes que te pertenecen
te ahorrarás mucho sufrimiento.
Y es mucho más realista.
Porque ningún sueño de humo te puede pertenecer,
dado que ni siquiera existe.

Pasar por la vida con libertad es una buena forma
de pasar por la vida.



viernes, 27 de agosto de 2021

La preocupación.

 


Estar preocupada es una forma de estar, como otra cualquiera.
Pasado el tiempo, pasa la preocupación
(generalmente cuando se afronta la situación temida).
Como pasa la tristeza, la alegría, el dolor
o cualquier otro estado.
Así que podría decirse que da igual estar aquí o allá,
de esta manera o de la otra.

Eso lo ves claro cuando pasa, lo que sea,
una vez que ha pasado.
Pero mientras estás ahí es una experiencia eterna
y crea karma,
es decir, tendencia,
inercia.
El músculo que trabajas es el que se hace grande, no otro.
Y así es como la ansiedad genera ansiedad, 
la gratitud genera gratitud,
la paz genera paz,
la entrega genera entrega
y la plenitud plenitud.
Por mencionar unos ejemplos.

Y así es como comprendes que no da igual.

Cualquier estado pasará (siempre habrá un respiro), es cierto,
pero lo que practicas acaba convirtiéndose en lo que eres,
construye el mundo en el que vives
y el yo que lo vive.

Y, en ese sentido, la aventura cambia.

Y quizás sí puedes elegir.
Quedarte en el impulso de la tendencia kármica,
ese camino tan recorrido,
o bien
ir abriendo nuevas rutas.




domingo, 1 de agosto de 2021

Cómo resolver los conflictos humanos.

 


Si se puede resolver, se resolverá.
Y si no se puede resolver (exactamente como tú quieres),
se resolverá de otra manera.
Tomar partido no suele ser una postura inteligente
porque implica discriminación, no ecuanimidad,
y por lo tanto sufrimiento, antes o después.
Y tomar partido egocéntrico menos aún.
Malcriando al ego, haciéndolo fuerte,
un yo caprichoso que ni siquiera existe
más que como producto de la hipnosis.

Así que tomar partido no debería ser una opción
y menos a favor de una misma, ese fantasma,
esa alucinación.

Desde este punto de vista, para qué preocuparse por los acontecimientos
si cualquier nudo acabará deshaciéndose,
cualquier aparente conflicto terminará fluyendo en una u otra dirección,
como el caudal de un río,
no importa los obstáculos en el camino.



"Concéntrate en la virtud", dice el budismo mahayana.
Desde la virtud (el buen corazón, la empatía, la compasión,
la entrega, la sabiduría de la vacuidad),
todo está bien 
y todo acabará bien,
tal como percibió Juliana de Norwich en sus Visiones.

"Quítate de en medio"
(decía aquel monje, con sus ojillos achinados de complicidad),
concéntrate en la virtud
y suelta todo deseo de control.
De todas formas, no está en tu mano,
aunque te lo parezca.
Y, quizás precisamente por eso,
todo saldrá bien.




viernes, 30 de julio de 2021

La locura budista.

 


La entrevista ya había acabado y la periodista había recogido sus cosas
cuando Tulku Lama Lobsang le sonrió con una mirada de complicidad
y dijo:
"Las personas budistas por fuera parecemos normales
pero por dentro estamos locas".

Para ella, ése era el titular de la entrevista.
Actúas dentro de la normalidad que el escenario donde te mueves requiere,
pero cómo vives lo que vives
es cosa tuya.

No lo anotó en la libreta, ya guardada.
Para la publicación decidió mantenerse fiel a la entrevista propiamente dicha
y eligió otras palabras del lama:
"Hay que aprender a sentirse a gusto en la incertidumbre".
Era una llamada de atención a la tendencia, convertida en necesidad (especialmente en Occidente),
a tener siempre una respuesta para cualquier pregunta, cualquier duda, cualquier situación,
de forma que cuando no la tienes te la inventas,
aunque solo sea para poder dormir en paz y seguir adelante con tu vida.
El lama invitaba a la humildad de aceptar que no sabes cuando no sabes
y seguir respirando en paz, seguir viviendo
cómodamente en el no-saber.
Con paciencia.
La respuesta casi siempre está en el tiempo.

Pero ella se había quedado con esa mirada del lama,
los ojos aún más achinados todavía, por la sonrisa:
"Las personas budistas por fuera parecemos personas normales
pero por dentro estamos locas".




Te levantas por la mañana y quizás tengas que ir a cumplir tu horario de trabajo remunerado;
despertar a tu hija y llevarla a la escuela
y cruzarte con otras madres, intercambiar información con las maestras.
Y luego te vas al bar habitual del barrio y pides un café
y quizás te pones a escribir o lees el diario.
Y vas a la oficina y realizas tus funciones
y de camino a casa pasas por el mercado y llenas la despensa para la semana.
Todo "normal".
Cómo vives cada gesto, cada situación, cada conflicto si surgiera,
es cosa tuya.
Es cosa de cada cual.

Quizás la persona con la que te cruzas
está viviendo los 11 yogas del Alto Yoga Tantra (por poner un ejemplo),
cuando come, cuando se va a dormir, cuando se despierta,
cuando trabaja, cuando se relaciona.
Y "la purificación de los seres migratorios" (ese yoga)
ya ha tenido lugar.

Nadie sabe lo que está pasando en la experiencia de la otra persona.
Yo, por si acaso, la venero igual.
Lo mismo en su dolor
como en la alegría.




El sentido de la "renuncia" budista no se refiere a abandonar las funciones que te has asignado en un momento dado de tu vida.
Que las abandones o no es absolutamente irrelevante,
ni bueno ni malo en sí mismo.
Cuando te planteas la práctica de la renuncia,
si eres una madre, pongamos por caso,
puedes optar por seguir siendo una madre cuidadora
o bien abandonar para irte a un monasterio o a una cueva.
Absolutamente irrelevante.
Lo que importa es por qué (la motivación)
y cómo lo haces, tu actitud.
Si tienes un trabajo como fuente de ingresos, puedes dejarlo
o seguir con él.
Absolutamente irrelevante para tu práctica de la renuncia.
Tener pareja o no,
irrelevante.

El sentido de la renuncia es mucho más profundo.
Renuncias a una manera de vivir,
en la hipnosis del ego separado, que produce tanto sufrimiento.
Renuncias al samsara.
Renuncias al culto al engaño y los dioses que produce.

Es cierto que desde la práctica de la renuncia
con el paso del tiempo ves que ciertas cosas van cambiando en tu vida,
las anotaciones en tu agenda cambian
y a veces se reducen.
Pero lo que hagas o dejes de hacer no es importante en sí mismo
sino la manera como lo afrontas:
desde el engaño, el apego y el egocentrismo
o bien como parte de tu guión kármico, que resuelves desde el Yo grande
y consciente (el Buda despierto que llevas dentro)
y poco egocentrado.




sábado, 24 de julio de 2021

Cuando parece que no pasa nada.



A veces se queja de su vida anodina.
No ha cogido ese virus que dicen asesino, ni ningún otro.
Ni ha sido arrastrado por las inundaciones, no ha perdido la vida
ni el hogar.
Hoy se ve aburrido, con la agenda vacía.
No es el día de la última quimio después de un año duro,
como el de su vieja amiga.
Su año fue tranquilo.
Es una vida de calma, de paz.
"Anodina", dice él a veces.
Tiene la nevera a rebosar
y un sitio fresco donde dormir en verano,
y cálido en invierno.

Ella dice: ¿Y si la felicidad fuera esto?
Él responde que necesita algo más.

Ella también se equivoca cuando considera que una vida de paz y confort
podría ser la felicidad.
La experiencia de plenitud no depende de lo que pasa fuera.
Pero podría ayudar.
La gratitud podría ayudar.



Llegué a esta vida sin nada, absolutamente sin nada.
Expulsada del paraíso a un entorno hostil, afrontando la aventura
de una peregrinación llena de retos
en territorio desconocido.
Llegué desnuda y con las manos vacías
y no fueron mis méritos o habilidades las que me permitieron sobrevivir
en esta selva.
Me dieron cobijo, vestido, comida, cuidados,
me enseñaron a andar y tantas cosas más.

Quien quiera que esté aquí, ahora,
no ha sobrevivido a solas,
por sus propios medios.

Y aquí sigo.
Sentada en un banco en la montaña,
que yo no he colocado justo en este lugar a la sombra;
vestida con una ropa que no he confeccionado,
a la sombra de unos árboles que no he plantado,
regalándose como un abanico perfumado.
De vuelta a casa, que no he construido con mis manos,
me encontraré el campo, que no he cultivado, en mi plato.
El mundo regalándose,
la vida como una ofrenda para degustar.

No es lo mismo vivir la vida desde la gratitud,
el privilegio y la abundancia,
que desde las exigencias victimistas
("tanto es lo que merezco y no se me da").

No es la misma vida.



sábado, 17 de julio de 2021

Sobre el amor y el miedo.

 


Querida amiga:

Tengo que reconocer que sí, que a veces entramos en conflicto,
y qué pena malgastar nuestro escaso tiempo de encuentro, tan preciado.
No siempre ha sido así.
Hubo un tiempo, una larga etapa, en que tú solías decir:
"Eres una emanación de Buda".
Y no te lo discutía porque yo vivía igual tu aparición en mi vida.
El Nirmanakaya.
Una emanación de Buda en su versión más amable y amorosa.
Tan inspiradora.
Y el amor siempre disolvía de antemano
cualquier posible situación de conflicto.

Pero parece que la emanación de Buda a veces cambia su forma
y su función.
Y qué ha pasado ahora?
Por mi parte, no siempre contemplo amorosa y pacientemente tu adicción al sufrimiento,
tu culto al esfuerzo y el dolor.
Mientras tú sostienes que el sufrimiento es la única puerta posible al despertar
("No te vas a iluminar tumbada tranquilamente en una hamaca")
y contemplo cómo lo buscas, una vez tras otra,
yo siento que el camino más directo y accesible para mí (no diré el único)
es el amor.
Por eso, cuando me cuentas que te has enamorado
siempre siento el regocijo
de la gran oportunidad que ha aparecido en tu vida.
Y luego, suele ocurrir, la tristeza de que la conviertas, una vez más,
en una de esas trampas
que nos mantienen en la hipnosis del ego sufriente, tan herido.
Y entonces es cuando te oigo decir:
"La pareja es la única experiencia en mi vida en la que siento el apego,
ese nudo que me hace sufrir tanto".
Y yo siento el mismo pellizco de tantas veces antes:
Qué desperdicio!



De tendencia a la simplicidad, recurro a menudo a la misma prueba del algodón,
esa pregunta:
Esto que estoy viviendo, ¿me hace sentir más libre y expansiva
o más presa del miedo?
Si la respuesta es el miedo
(las exigencias, las expectativas, el control,
el dolor del estrés postraumático, de otros "traumas" anteriores,
el miedo a sufrir),
en ese caso, entiendo que esta experiencia no me está haciendo más libre,
que no me acerca a la fuente,
que, por el contrario, estoy fortaleciendo la hipnosis del ego
que me mantiene atrapada en el samsara de dolor.
Otra vez repitiendo la pauta del miedo,
desarrollando el músculo del miedo,
olvidando todas mis experiencias de libertad,
el amor que desea la felicidad y la libertad de todos los seres,
empezando por el ser que me inspira,
ese regalo de la vida.

Cómo desaprovechar esa mano que me conduce al nirvana?
Al yo más expansivo,
a la muerte del sórdido yo que nunca existió.
Cómo iba a convertirla en alimento para el yo más egocéntrico y mezquino?

Cómo desaprovechar la experiencia del amor, esa llama poderosa,
y no convertirla en el fuego que destruye todas las pesadillas,
empezando por la hipnosis de separación?
Ya sabes que el amor solo es amor
si se proyecta en todas direcciones,
cuando impregna todas las formas que aparecen en este sueño,
como una lluvia de bendiciones.

Por qué iba a usar el amor como una ofrenda al ego que me esclaviza?



Como dice Alfred Font, la cuestión está en saber ver
cuándo estoy actuando desde la plenitud
y cuándo desde la carencia.

En el amor, no puedes actuar desde otro sitio que no sea
la plenitud
y la abundancia.

La carencia (la exigencia, el control)
no es un atributo del amor
sino del miedo.

Y ver dónde estoy es parte de la gran comprensión,
tan necesaria.