jueves, 14 de julio de 2011

No tienes escapatoria.

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El dharma te ofrece el método para el adiestramiento de la mente
para convertir las circunstancias adversas
(el sufrimiento)
en el camino espiritual.
(A través de la práctica del loyong
y de las 21 meditaciones del lamrim).

Y también te ofrece el método
para convertir los disfrutes
(los apegos incluso,
ésos que tanto daño acaban haciendo
antes o después)
en el camino espiritual.
El método es el tantra.

No tienes escapatoria.

Estás destinad@
a la liberación.

Adiestra tu mente
para sacar provecho del dolor
y del disfrute.

No tienes escapatoria;
antes o después experimentarás tu destino:
la iluminación.

No hay escapatoria;
este sueño acabará
un día u otro.
Ya está aquí;
en cualquier momento despertarás
del sueño
de la ignorancia.
Y verás que ya está aquí.

Todas las experiencias de dolor son una herramienta para la liberación,
una oportunidad para despertar,
y el sutra nos enseña cómo utilizarlas.

Todas las situaciones de disfrute son una herramienta
y una oportunidad
para despertar.
Y el tantra nos enseña cómo
experimentarlas.

No tienes escapatoria:
acabarás despertando del sueño
del sufrimiento
y reconociendo el gran gozo
apacible
que ya eres.












Este año, en el Festival
de Verano en Inglaterra,

recibiremos
las instrucciones de Buda para la vida diaria,
las prácticas esenciales
del lamrim
(22.7 al 27.7)
y las instrucciones del
Alto Yoga Tantra
(29.7 al 5.8)

con la iniciación de Vajrayoguini y Heruka.
La propuesta kadampa
para disfrutar de una vida feliz
y llena de significado.




lunes, 11 de julio de 2011

El amor llena tu vida de fiesta.




En budismo, el loyong se define como
el adiestramiento de la mente para convertir las circunstancias adversas
en el camino espiritual.
El loyong nos da las herramientas
para transformar cualquier circunstancia adversa,
externa o interna,
en una oportunidad de práctica
y crecimiento
personal y espiritual.
Y el corazón del loyong son las ocho estrofas
compuestas por el maestro budista del siglo XI Langri Tamgpa
que, literalmente,
describen "el modo budista de amar".

Y ahora te puedes preguntar:
qué tiene que ver el amor con el adiestramiento de la mente
para transformar las circunstancias adversas en el camino espiritual?
Todo.
Porque la transformación de la que hablamos
no es posible
sin la base del amor.
Porque el adiestramiento de la mente del que hablamos
no es posible
sin la fuerza,
sin la energía
del amor
del
que
hablamos.



















No es la primera vez que traigo a este blog
las ocho estrofas para el adiestramiento de la mente
de Langri Tangpa.


Loyong tsig gyema.
(Adiestramiento de la mente
en ocho estrofas)

De Langri Tangpa.

Con la intención de alcanzar
la meta última y suprema,
que es incluso superior a la gema que colma todos los deseos,
he de estimar siempre a todos los seres.

Cuando me relacione con los demás
he de considerarme la persona menos importante
y con una intención perfecta
estimarles como objetos supremos.

He de examinar mi continuo mental en todas mis acciones
y cuando surja una perturbación mental
que me conduzca a mí o a los demás a actuar de manera inapropiada,
he de oponerme a ella con firmeza y evitarla.

Cuando me encuentre con seres desafortunados,
oprimidos por el mal y los grandes sufrimientos,
he de estimarles como si fueran
un valioso tesoro difícil de encontrar.

Incluso si alguien a quien he beneficiado
y en quien tenía grandes esperanzas
me perjudicara sin razón alguna,
he de considerarle como mi sagrado guía espiritual.

Cuando alguien, por celos,
me cause daño o insulte,
he de aceptar la derrota
y ofrecerle la victoria.

En resumen, que, directa o indirectamente,
ofrezca mi ayuda y felicidad a los maternales seres
y tome en secreto
todas sus desdichas y sufrimientos.

Además, que gracias a estas prácticas del método,
junto con una mente que reconoce que todos los fenómenos son ilusorios
y limpia de las manchas de las concepciones de los ocho extremos,
me libere de la prisión de las apariencias
y concepciones erróneas.


Comparemos.

Qué tiene en común esta forma de amar
con el amor
que conocemos?

Poca cosa.

Quizás nada.











Qué les diferencia?
Que el amor que conocemos es egocéntrico,
gira en torno a mis deseos.
Y el amor del loyong me quita de en medio
para que pueda ver a la otra persona
y sus deseos
de ser feliz.


Veamos:

Mi objetivo no suele ser amar a todos los seres (1ª estrofa)
sino que me ames a mí en exclusividad
y yo haré lo mismo contigo.
Si complaces mis deseos.

Cuando me relaciono con las personas que amo, en especial con mi pareja,
no suelo considerarme la persona menos importante (2ª estrofa),
sino por el contrario, hay casi una obsesión en que me demuestres continuamente tu amor.
Por no hablar de la competitividad latente.

Ante pensamientos o sentimientos de celos, envidia o cualquier otra negatividad que me induzca a hacerle daño (3ª estrofa)
o a que reaccione de una forma negativa (con enfado, etc.),
no me corto ni un pelo
y doy rienda suelta
a que "fluyan"
mis venenos.
Lo que importa es ganar.

Cuando cae en desgracia o se siente mal (4ª estrofa)
no siempre respondo con un apoyo incondicional
sino, quizás, con decepción,
y con la demanda imperante a que sea fuerte y apechugue.
La vida es dura, verdad?
Que sea fuerte y afronte sus propios problemas,
quizás
para que a mí no me salpiquen demasiado.

Y si me perjudica sin razón alguna
después de todo lo que le he beneficiado (5ª estrofa),
puerta.
De desagradecidos está el mundo lleno.

Nunca, nunca
aceptaré la derrota
para ofrecerle la victoria (6ª estrofa)
ni seguiré ofreciéndole mi ayuda
que no merece (7ª estrofa).

Y que nadie me diga, y él menos que nadie,
que me equivoco,
que no tengo razón
y que mis concepciones y creencias son erróneas (8ª estrofa).
















El amor "romántico" egocéntrico y demandante
no es amor.

Qué tiene en común el amor del que me habla Langri Tangpa (el amor budista)
con el amor que conocemos?
Poca cosa.
Quizás nada.

En qué se diferencian?
En que el amor que conocemos es egocéntrico,
gira en torno al yo
(un yo que, si lo buscas, no lo encuentras).
No es amor.

El amor que conocemos no es amor.

Esta forma de amor que nos propone Langri Tangpa es completamente diferente
al que experimentamos habitualmente.
¿Imposible?
Ahora sí.
Pero es cuestión de práctica.


Aplica las ocho estrofas a tu amor.



Y para comenzar
a practicar
hay que quitarse
de en medio
y empezar
a ver al otro.







Y cuando hablo de ver al otro me refiero
a empezar
por ver
lo esencial
del otro:
que es un ser
que quiere ser feliz
y no quiere sufrir.

Exactamente igual que yo.

Lo demás es anecdótico:
su trabajo o a qué dedica el tiempo libre,
sus puntos de vista, su manera de hacer las cosas, sus vicios y manías,
todo lo que me separa
o me altera
de él,
meras anécdotas.
Hay que empezar por verle
en esencia,
una vez que yo me he quitado de en medio,
porque si sigo en medio
no voy a poder verle a él
sino una distorsión de su imagen
producida por la lente
de mis exigencias y demandas, mis puntos de vista y creencias,
mi manera de hacer y ver las cosas, mis vicios y manías.
Si sigo en medio
todo lo que voy a ver es una distorsión
de las cosas,
de las situaciones,
de todos los seres.

Así que me quito de en medio y empiezo a verle,
y empezar a ver es
empezar a comprender,
que es empezar a conocer,
y empezar a conocer es empezar
a amar.

Y ahora sí,
ahora puedes empezar a aplicar cada una de las ocho estrofas
a tu amor
y al objeto de tu amor.

Y entonces es cuando empezarás a entender
que el amor
es una fiesta.










Y, con ese referente,
con esa inspiración,
con esa experiencia única
dentro de ti,
ya puedes empezar a hacerlo
extensivo
(ese amor)
a todos los seres.

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sábado, 2 de julio de 2011

Cuántos años tienes?











A veces me preguntan qué edad tengo
y yo digo los años que tiene este cuerpo
(oficialmente, según el calendario al uso);
pero no digo los eones que tiene mi mente.

El tiempo es relativo, verdad? Más allá de lo que dijo Einstein.

A veces me siento como una anciana, cargada con el peso de infinitas apariencias
de todos los tiempos,
todas aquí mismo, ya sabes.

Como una anciana... sabia?
No sé (no será tan sabia).
Más bien como Alejandra David-Néel cuando, pasados los cien años en ese cuerpo,
le pedía a su secretaria que renovara su pasaporte porque
"nunca se sabe si habrá que usarlo"
(llena de energía, disponible)
y, al mismo tiempo
(cada año, cada día más humilde),
reconocía que sabía muy poco,
que aún tenía todo lo esencial por aprender.


Cuanto más sabia, más ligera.

Pero no siempre es así.

Al menos así me lo cuenta E. -o una de las caras de su poliedro:

Y, sin embargo, paradójicamente, con el paso del tiempo, cuanta más sabiduría acumulo más joven me siento. Sé si voy creciendo en sabiduría en base al barómetro de la energía, la alegría, la flexibilidad, la ligereza, la inocencia, la confianza que experimento. Como si con cada aprendizaje, (con cada "realización")
se desprendiera una capa pesada de piel muerta, de ego, esa armadura que nos separa y que aparece disfrazada de protección, aun siendo la causa de todos los males, de todos los miedos. Esa barrera que te mantiene en tu celda de aislamiento y a merced de todos los mostruos e infiernos que produce tu mente aislada. Cuanto más sabia, más capas de la cebolla del ego se desprenden y más ligera y ágil me siento.


Cada vez un paso más cerca de la niña feliz
y confiada
que alguna vez seré.





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