domingo, 25 de junio de 2023

La fuerza y el miedo.

 


A veces tiene fuerzas y a veces tiene miedo.
Pero cuando aparece el miedo, a lo que sea,
es como una llamada en esa dirección,
así que, al final, miedo y fuerza son como dos caras
de la misma moneda.
El miedo como un impulso, hacia la vida,
hacia el vientre de lo no-conocido.
Y la fuerza como una entrega, como un impulso también,
hacia la muerte, si hay que morir
(el compromiso del samurai).
Y hay que morir.
Toda vida conocida, que un día nació,
está destinada a morir.

A veces le parece que la fuerza nace de la confianza, pero no es así.
Cuando hay confianza es como un paseo amable y fluido,
sin rechazo ni resistencia.
Cuando confías no necesitas ser fuerte
o valiente.




Es como cuando siente el frío del invierno, como una contracción en los músculos.
El frío, en casa, el cuerpo y la mente contrayéndose
conforme la energía se disipa en un gota a gota imperceptible. Debilitándose.
La contracción del frío interior.
Entonces se pone las bambas y coge la bicicleta rumbo al mar.
El espacio abierto.
Hace frío, sí, pero ahora es otro frío.
Y ya no es contracción, ni debilidad,
es un frío expansivo, lleno de fuerza.
Entra en el mar frío, como una catarsis.
Las telarañas de pensamientos y emociones
(si las hubiera, las conscientes y las invisibles)
disolviéndose en el mar.
Y ya no hace frío. No ese "frío".
(Por qué utilizamos las mismas palabras para referirnos a experiencias tan diferentes?).
Sale desnuda de las entrañas del mar convertida en una fortaleza.
Y regresa, de vuelta a casa, ligera y audaz,
preparada para lo que tenga que llegar,
el sistema de defensas activado, como un castillo,
como una fortaleza inexpugnable.


Así que a veces se siente fuerte, como una fortaleza casi inexpugnable.
Con la libertad de la fortaleza, que aún no es auténtica libertad.
Te sientes fuerte para afrontar los obstáculos cuando aún ves los obstáculos
como obstáculos.

A veces se siente fuerte, y a veces el miedo,
Y a veces nada,
simplemente la entrega.
La confianza.
La Vida misma.




jueves, 22 de junio de 2023

Momento presente, momento maravilloso.

 


"Momento presente, momento maravilloso".
Es una caligrafía de Thich Nhat Hanh.
Y también es como un mantra lleno de significado.

El amigo le contaba que cuando se siente identificado con "la Conciencia que realmente es",
con esa Energía creadora, con Dios
(ya se sabe que lo que no tiene nombre tiene multitud de nombres,
dependiendo de su manifestación),
que en ese instante en el que se siente el Ser que es,
entonces el mundo y casi todas sus propuestas pierden su valor
y su atractivo.

Otra vez la separación.
Ella reconoce esa experiencia como una etapa en el camino,
en la hipnosis de este aparente viaje.
Como escuchó alguna vez:
Primero veía la montaña/mundo;
luego dejé de ver (y de interesarme) por la montaña/mundo;
finalmente, volví a ver la montaña/mundo
pero ya era otro mundo.



Le recuerda aquel cuentecito sobre una persona que se encontró al Buda en la calle
y le invitó a ir a su casa a cenar.
Se pasó el día limpiando, perfumando y ordenando el santuario de su hogar,
para recibir a tan ilustre visita,
y preparando una mesa abundante con las más exquisitas viandas.
Y se sentó a esperar al Maestro.
Entonces escuchó un ruido en la puerta y salió para encontrar a un perro sarnoso,
al que echó a patadas y le alejó lanzándole piedras.
Luego llegó una anciana pidiendo limosna
y la rechazó diciéndole que no molestara
porque esperaba una visita muy importante.
Fueron apareciendo contratiempos a lo largo de la tarde
pero no el Maestro.
Al día siguiente volvió a encontrarlo por la calle y le pidió explicaciones:
le había estado esperando toda la noche y él no llegó.
Cómo que no? -respondió el Buda.
Llamé varias veces a tu puerta pero tú no me reconociste
y una vez tras otra me echaste de tu casa.


Pues eso mismo.
Lo mismo le ocurre al Ser, que lo es todo
y está en todas partes.
En el mundo material también,
en Samsara también
(el sufrimiento que puede aparecer en la experiencia del mundo).
Cómo podría ser de otra manera?
Cómo podría el Ser no estar en todo lo que es?
Dicen que Dios se hizo hombre, pero no es tan limitado
ni tan pequeño.
También se hace mujer, y árbol,
y proyecto, sensación de fracaso
o de victoria, de pérdida o ganancia.
El mismo sabor. La misma esencia.
La misma Energía tomando forma,
jugando el juego del escondite.

Si en algún momento me siento identificada con el ser que soy,
lo sé porque todo lo demás que aparece también es el Ser que soy/es.
La misma fascinación, la misma devoción.
Cuando ya no hay un "otro" fuera,
ni miedos,
ni amenazas.


jueves, 15 de junio de 2023

La vida dentro, la vida fuera.

 


Ella también ha estado ahí, en una mesa confortable a la sombra de una cafetería con vistas al mar,
en la comodidad de un hotel que paga la empresa, alguna empresa.
Tú con tu ordenador, ella con sus notas de trabajo, los folios en blanco, el bolígrafo.
Ha estado en tantos sitios, externos, y también internos.
Algunos sitios a los que quisiera volver.
Ese lugar de la confianza, el lugar del no-miedo,
el lugar de la magia, el encantamiento,
la disolución.
La muerte enamorada.

A veces la vida es como agua entre los dedos, como pasar por las cosas sin tocarlas,
como andar de puntillas sobre el mar.
Y a veces es pura inmersión.
A veces no se escapa entre los dedos sino que se extiende y abraza tu piel, cada poro,
y se hace aire en tus fosas nasales, en los pulmones, 
en las autopistas de venas y arterias, en las células,
en los quarks, en el espacio interior que lo envuelve todo.

A veces la vida es como una inyección de amor, una rendición total,
cuando ya no queda yo para rendirse.
Y a veces está ahí fuera y solo puedes añorarla.
Y en esa añoranza humilde surge la rendición, la entrega.
Y al final comprendes que no hay tanta diferencia.




lunes, 12 de junio de 2023

El yoga del dormir y el yoga de la vigilia.

 


La ve atravesar el día con escaso interés, o al menos escasa participación,
sentada al borde del camino, como Gloria Fuertes.
La película del día a veces le produce vértigo, a veces fascinación.
No una fascinación para entrar en ella, a tomar parte de ella,
sino la fascinación de lo que no se comprende, ese misterio.
La fascinación de observar a los seres navegando las nuevas mareas,
desarrollando nuevas técnicas y habilidades de surfeo
en este océano cambiante.
Se le va el día en la contemplación y el asombro,
sentada en la orilla.
Pero al llegar la noche es diferente.
Cuando se supone que es el tiempo del descanso y la reparación
(la contemplación también puede ser agotadora y movilizadora
de emociones y moléculas de emoción),
entonces ella siente la llamada.
La llamada de la luna en su paseo nocturno, tan poderosa,
de una luz casi llena, cada noche más llena.
La llamada del canto de las gaviotas, a veces en su nido,
a veces en su corto vuelo nocturno.
La llamada de Dios en la noche, que ella elige vivir consciente, presente.
No es la incomodidad del insomnio, es la alegría del amor,
del encuentro con el Amado,
de la llamada de Dios.
Y ella elige quedarse aquí y estar presente.
Hasta que Dios se introduce en su sueño
y se disuelve la separación.
Como agua vertida en agua.

Una versión actualizada del yoga del dormir
y el yoga de la vigilia.



viernes, 9 de junio de 2023

Disolverse en la contemplación.

 


Sin prisa.
El canto de la tórtola.
El paso del tren.
El vuelo de los vencejos.
Como pequeños soplos de brisa en la quietud.
Ligeros bostezos en el silencio.
Cuando el tiempo se detiene.
La proyección casi se detiene.
El guion hace una pausa.
El relato se acalla, silencio.
Cierra los ojos y se toma un respiro.
El descanso.
Nada que contemplar.
Si acaso, el ritmo de la respiración.
El aire que entra y el aire que sale.
El cosmos en el microcosmos
y el microcosmos disolviéndose
en el cosmos.
Todo y nada a la vez.
Sin verbo.
Sin sustantivo.
Sin acción y sin objeto.
Ni sujeto.




martes, 6 de junio de 2023

Sobre la vida y la muerte.

 


Qué hacer con mi vida?
Dónde poner la atención? Aquí y ahora, hoy.
En el grupo de estudio pueden salir cuestiones como ésta, o similares.

El día es cálidamente claro,
luces y sombras, nubes y claros, suaves en ambos casos.
Las gaviotas, golondrinas y tórtolas planean en el aire
en una danza libre.
El abanico de la vida se despliega en un arcoiris de propuestas.
A veces llueven cosas en sus manos que le pasa a alguien
"que pueda sacarle mejor partido".
A alguien que le interese algo más que a ella.
Cuando estás en proceso de disolución (y siempre lo estás)
sabes que no hay nada que te vayas a llevar contigo.
Ni siquiera a ti misma.
Y brota el no-miedo.
Las preocupaciones se disuelven.
Nada que perder, nada que tener.

En el grupo de estudio a menudo surge la investigación del miedo a la muerte
como un tema recurrente.
En algunos casos, el miedo a no-ser, a desaparecer en la nada.
Y entonces aparecen tablas de salvación en el naufragio, como el alma inmortal,
o la reencarnación, otras vidas.
Perpetuarse, aferrarse
a algún personaje nuevo, de la manera que sea.
Qué sabemos -dice.
A ella le aburre perder el tiempo en especulaciones.
Sólo sabe que en esta vida, en esta experiencia humana que transita, aquí y ahora,
sus limitadas degustaciones de la muerte son
puras disoluciones.
"Como agua vertida en agua".
No más.
Y no menos.
El descanso amoroso y definitivo.
La fusión final
y definitiva.

El proceso no aparece de repente.
La ola no se disuelve de repente.
Cuando nace la ola (dadas las causas y condiciones)
ya está en marcha el proceso de disolución.
Aquí y ahora, aun cuando parezcas danzar en la cresta de la ola,
ya estás disolviéndote en el océano,
agua vertida en agua.
Nada que retener.
Nadie
a quien retener.