A veces tiene fuerzas y a veces tiene miedo.
Pero cuando aparece el miedo, a lo que sea,
es como una llamada en esa dirección,
así que, al final, miedo y fuerza son como dos caras
de la misma moneda.
El miedo como un impulso, hacia la vida,
hacia el vientre de lo no-conocido.
Y la fuerza como una entrega, como un impulso también,
hacia la muerte, si hay que morir
(el compromiso del samurai).
Y hay que morir.
Toda vida conocida, que un día nació,
está destinada a morir.
A veces le parece que la fuerza nace de la confianza, pero no es así.
Cuando hay confianza es como un paseo amable y fluido,
sin rechazo ni resistencia.
Cuando confías no necesitas ser fuerte
o valiente.
Es como cuando siente el frío del invierno, como una contracción en los músculos.
El frío, en casa, el cuerpo y la mente contrayéndose
conforme la energía se disipa en un gota a gota imperceptible. Debilitándose.
La contracción del frío interior.
Entonces se pone las bambas y coge la bicicleta rumbo al mar.
El espacio abierto.
Hace frío, sí, pero ahora es otro frío.
Y ya no es contracción, ni debilidad,
es un frío expansivo, lleno de fuerza.
Entra en el mar frío, como una catarsis.
Las telarañas de pensamientos y emociones
(si las hubiera, las conscientes y las invisibles)
disolviéndose en el mar.
Y ya no hace frío. No ese "frío".
(Por qué utilizamos las mismas palabras para referirnos a experiencias tan diferentes?).
Sale desnuda de las entrañas del mar convertida en una fortaleza.
Y regresa, de vuelta a casa, ligera y audaz,
preparada para lo que tenga que llegar,
el sistema de defensas activado, como un castillo,
como una fortaleza inexpugnable.
Así que a veces se siente fuerte, como una fortaleza casi inexpugnable.
Con la libertad de la fortaleza, que aún no es auténtica libertad.
Te sientes fuerte para afrontar los obstáculos cuando aún ves los obstáculos
como obstáculos.
A veces se siente fuerte, y a veces el miedo,
Y a veces nada,
simplemente la entrega.
La confianza.
La Vida misma.
Esta vez, aun cuando creo que entiendo tu preciosa exposición, no la comparto. Creo que del miedo nunca sale la fuerza, es más, creo que el miedo es la madre de casi todos los males que sufrimos la humanidad. Lejos de impulsarnos, nos paraliza, nos llena de ese frío del que hablas, ante la desconfianza de lo desconocido y desde luego nadie camina hacia la muerte por más que sea así, lo que nos impulsa es nuestro espíritu de supervivencia, las ganas locas por vivir, por disfrutar de todo lo que nos rodea, mientras estamos vivos. Precisamente esa catarsis dentro del agua fría, se produce como reacción del propio organismo produciendo el calor y energía necesarios para neutralizar la bajada de temperatura… en fin, ambas visiones aun cuando puedan ser antagónicas nos llevan a lo mismo, vivir con fuerza y energía, venga de donde venga.
ResponderEliminarSiempre es un placer leerte. Abrazo fuerte!
Un placer volver a verte por aquí, María.
ResponderEliminarLo de "nunca" y "siempre" a mí me resulta un tanto arriesgado.
Es verdad que el miedo puede paralizarnos, a menudo lo he sentido así en mi experiencia. Pero el miedo (a algo, a alguna situación) también me señala a veces eso que temo y, personalmente, una vez que lo veo, siento una gran llamada a explorarlo. Y al final resulta que también se ha convertido en un impulso.
Por ejemplo, en una ocasión me propusieron hacer un retiro en el desierto, en África. Para mi sorpresa, aparecieron varios miedos, y en ese momento supe que iba a realizar ese viaje (ese "pilgrimage") porque tenía que explorar esas situaciones que tanto pavor me producían. No había la menor duda, tenía que ir.
(Quizás no es muy relevante decir que las situaciones que tanto miedo me producían en mi imaginación acabaron siendo las más significativas e intensas de la experiencia de ese retiro).
No es la única vez que me ha ocurrido. En general, cuando aparece un miedo me da pistas de algo que, casi invariablemente, deseo explorar para comprender mejor. Como una llamada muy poderosa.
Pero no siempre es así. Hay otro tipo de "miedos" (por ejemplo, a situaciones adrenalínicas) que no me producen ninguna curiosidad, ninguna llamada en esa dirección. Y también hay "miedos" que te salvan la vida. En este caso más que miedo también se les puede llamar "prudencia".
En fin, que hay muchos tipos de miedo.
Pero centrándonos en este contexto, es verdad que el miedo puede ser paralizador, y también puede ser movilizador, un aliciente, o incluso revelador.
La Vida, esa Maestra, tiene muchas formas de ayudarnos a comprender, dependiendo de cada persona y cada momento.
Un fuerte abrazo, María, y feliz verano.
Tienes razón, desgraciadamente la inmensa mayoría de las veces, a parte de ese miedo que nos hace ser cautos y prudentes, la inmensa mayoría de las veces el miedo a lo desconocido, nos hace rechazar al diferente, el miedo a a ser rechazados, nos hace despreciar por delante, el miedo a no ser capaces nos hace ser cobardes y a abandonar antes de empezar, el miedo a perder a alguien o a no confiar nos hace ser celosos, desconfiados e insolidarios…en fin, hay tantísimos miedos que hacen que aparezca nuestra peor versión que por eso te decía que “casi” siempre son la madre de todos los males, si todos actuáramos como tú y ante el miedo nos sobrepusiéramos, los encaráramos hasta superarlos sería muy diferente. Es verdad que la vida es la eterna maestra y de todas las situaciones por difíciles que sean se puede aprender, pero eso requiere una entereza y fortaleza con la que no siempre contamos y no todos estamos a la altura.
ResponderEliminarEl placer es mío siempre aquí. Mil gracias!
Otro abrazo muy fuerte y muy feliz verano tb para ti.
Gracias por compartir, María. /\
ResponderEliminarYo también lo veo bastante como tú.
El miedo puede ser muy peligroso y saboteador. Por eso es tan importante aprender a relacionarnos con él, hasta que se acaba convirtiendo en un aliado.
Un fuerte abrazo.
gracias maria, desde las montañas de colombia, siempre es un gran placer leerte y leerme a traves tuyo. un abrazo.
ResponderEliminar🙏♥️
ResponderEliminarNada es casual... Encuentro éste blog buscando todos los significados de "bodichita" y aquí estoy, encontrando sentido a tanto de lo que vivo. Y ahora claro, no he podido parar de leer, y encuentro ésto del miedo. Y si hablamos del miedo a la muerte, por dar solo un ejemplo, y que gran y introvertido tema, solo diré, qué mientras NO hablemos de la muerte como de la vida, seguirá siendo ese tema que no queremos tratar, el que nos sigue sorprendiendo con tanto dolor, cada vez que nos toca de cerca y así, hasta que llegue a nosotros. Y será un proceso difícil si desde ahora no trabajamos en él, teniendo la posibilidad. Abrazo grande desde Argentina.
ResponderEliminarSobre la bodichita.
Eliminarhttp://reflexionesdeunaestudiantebudista.blogspot.com/2011/01/la-bodichita-del-rey.html?m=1
Abrazo grande, Lola.
ResponderEliminarhttp://reflexionesdeunaestudiantebudista.blogspot.com/2023/06/sobre-la-vida-y-la-muerte.html?m=1