lunes, 31 de julio de 2023

El miedo.

 



Cuanto más miedo te da el miedo, más necesitas reconciliarte con el miedo.
Compréndelo.
Al fin y al cabo, como todo lo que aparece, el miedo también es una cara de Dios,
la Energía manifestada, el Tao,
la Vida misma.
Así que no tiene sentido desahuciarlo 
(no funciona, y tampoco es posible),
rechazarlo, ignorarlo,
como un niño abandonado.
Los niños abandonados sufren mucho
y pueden hacer mucho daño,
en justa retribución.


El miedo también puede ser el dedo que señala la luna.
El dragón que te saca de la zona de confort.
Puede ser un carcelero, es cierto
(si lo vemos como tal y lo tratamos como tal,
y le damos ese rol en nuestra vida),
pero ese mismo dragón también puede ser el rescatador,
un dragón alado que te libera del castillo del ego, del yo separado,
como una jaula de oro, tan pequeña y limitada.

El miedo puede ser lo que tú quieras ver,
lo que le dejes ser.