jueves, 23 de febrero de 2017

3ª Noble Verdad: el Nirvana en esta vida.






Quietud.
Día gris.
Un sol tamizado baña el decorado,
filtrándose por una capa densa de nubes.
El sol al otro lado de lo que la vista alcanza a percibir.
El sol siempre presente.
Da igual si lo ves, si lo sientes, o no.
Y la luna.

Prueba a ver el sol cuando la lluvia de polvo del sur no te deja
-se reta a sí misma.

Retentiva mental,
en terminología budista.
Recuerda.
Lo que ya sabes.
Que el sol siempre está ahí, en esta experiencia humana.
Lo veas o no.

Prueba a tocar el nirvana cuando tu cuerpo se descompone.

No deja de estar ahí porque llueva.
Con nubes, viento o nieve, lo veas o no, el sol permanece inmutable.
Y la luna.
No es tan difícil saberlo.

Retentiva mental.
Y vigilancia. Para detectar cuándo lo has olvidado.

3ª Noble Verdad:
el Nirvana existe.
La vida es Nirvana.
Lo sientas o no.
Sólo lo olvidas cuando la hipnosis egocéntrica de separación (2ªNV)
te conduce al sufrimiento (1ªNV).














(Este viernes tiene un compromiso familiar y se perderá la meditación con la sangha, en el Noble Óctuple Sendero, o la forma de vida para reconocer y estabilizar el Nirvana. En esta vida).






martes, 21 de febrero de 2017

En reconstrucción.









Busca el nirvana ahora, aquí y ahora
-se reta a sí misma.
¿Podría?

El tictac, los sonidos del silencio, el motor del ascensor.
La bandeja del desayuno después del desayuno, la cafetera vacía, la tostadora aún caliente.
La ropa tendida balanceándose suavemente al viento.
Sol de primavera.

El cuerpo ofreciéndose a trozos, como una ofrenda. Literalmente.
¿Puedes encontrar el nirvana ahí?

Los obreros solicitan las llaves del portal, la portería, el patio interior.
Empiezan los preparativos para la colocación del andamio,
la fachada del edificio en reconstrucción.

Los cuerpos que habita sufren el paso del tiempo.
Trabajos menores, pero igualmente polvo y ruidos contaminando el espacio vital, durante una temporada.
Ella sospecha que ya para siempre.




Busca el nirvana aquí y ahora.
Se entrega. Qué otra cosa podría hacer?
Navega entre el oleaje, camina entre los escombros.
Aún no comprende.
Pero aun así se entrega.

Qué otra cosa podría hacer?





viernes, 10 de febrero de 2017

Ama y haz lo que quieras.




Última entrega de los 14 entrenamientos
de la Plena Consciencia
del Interser.



"Décimo tercer entrenamiento:
Generosidad.

Consciente del sufrimiento causado por la explotación, la injusticia social, el robo y la opresión, me comprometo a cultivar la generosidad en mi manera de pensar, hablar y actuar.

Aprenderé los mejores medios para trabajar por el bienestar de las personas, animales, plantas y minerales, y practicaré la generosidad compartiendo mi tiempo, energía y recursos materiales con quienes lo necesiten.

Estoy decidida a no robar y a no poseer nada que deba pertenecer a otros.
Respetaré la propiedad de otros pero intentaré impedir que nadie se beneficie del sufrimiento humano o de otros seres."





Atención plena.
Vivir cada minuto del día en estado de consciencia.
Mimando con respeto y amor el santuario en el que me muevo (mi entorno externo, mi cuerpo mismo).

Consciente de la dificultad de mi experiencia de ego separado para sentir como propio el sufrimiento ajeno (especialmente cuando se trata de situaciones lejanas geográficamente, culturas, especies distantes),
consciente de mis limitaciones personales para vivir una vida que no se base en la explotación de otros seres,
tomo la firme determinación de informarme y desarrollar la consciencia de la interrelación de mis hábitos de consumo, actitudes cotidianas, etc.
las causas y los efectos que éstos conllevan.

Asímismo, intentaré denunciar los abusos de poder allí donde se den.
Incluso si ello perjudicara mis propios intereses materiales personales.

Que el amor sea mi motor y fundamento principal y no la acumulación, la imagen social o la zona de confort personal.

Que mis valores y el motor que mueve mi vida se fundamenten en el amor y los cuidados, y no en los intereses egoístas o la inercia de la indiferencia.






"Décimo cuarto entrenamiento: Conducta justa.

Consciente de que el deseo sexual no puede confundirse con el amor y de que las relaciones sexuales motivadas tan sólo por el deseo egoísta no pueden disipar el sentimiento de soledad sino que contribuyen a crear más sufrimiento, frustración y soledad, me comprometo a no involucrarme en relaciones sexuales sin un entendimiento mutuo, sin amor y sin un compromiso a largo plazo, conocido por mis amistades y familia.

A sabiendas de que la mente y el cuerpo son uno, me comprometo a aprender formas apropiadas de cuidar de mi energía sexual y de cultivar la amorosa benevolencia, la compasión, alegría e inclusividad, para mi felicidad y la felicidad de los demás.

Debo ser consciente del sufrimiento futuro que una relación sexual pudiera llegar a ocasionar.

Sé que para preservar mi felicidad y la de otros debo respetar mis compromisos y los suyos.

Haré todo lo que esté en mi mano para proteger a las niñas y niños del abuso sexual, y para proteger a las familias y parejas de que se rompan a causa de un comportamiento sexual inadecuado.

Trataré mi cuerpo con respeto y compasión.

Me comprometo a mirar con profundidad en las Cuatro Clases de Nutrientes y aprenderé formas de preservar y canalizar mis energías vitales (sexual, respiratoria y espiritual) para la realización de mi ideal de bodhisatva.

Seré plenamente consciente de la responsabilidad de traer hijas e hijos al mundo y meditaré sobre el medio ambiente futuro."





Ama y haz lo que quieras.
Que mi conducta sexual y cualquier otra conducta la mueva el amor.
Que el respeto y la consideración estén siempre presentes en mis acciones de pensamiento, palabra y obra.
Y que mi apertura de mente acepte y comprenda cualquier forma de relación, movida por el amor, el respeto y la consideración.

Y que tenga la valentía y la energía para denunciar y actuar con firmeza ante cualquier tipo de abuso, opresión y explotación de cualquier ser (ya sean niñas o niños, mujeres, hombres o animales).

Que el amor, la consideración y el respeto muevan mi vida.

Que sea capaz de amar.

Y desde el amor, cualquier conducta será la correcta.




domingo, 5 de febrero de 2017

El apoyo de la sangha.





"Décimo entrenamiento:
Proteger
y nutrir la sangha.


Consciente de que la esencia y el alma de una sangha es la práctica de la comprensión y la compasión, estoy determinada a no usar mi comunidad budista para mi poder o beneficio personal ni a transformarla en un instrumento político.
Sin embargo, como miembro de una comunidad espiritual, debo tomar una postura clara contra la opresión y la injusticia, y debo esforzarme por cambiar la situación sin tomar partido por ninguna de las partes.

Me comprometo a mirar con los ojos del interser y aprender a verme y ver a los demás como partes integrantes del cuerpo de la sangha.

Como verdaderas células del cuerpo de la sangha, somos también células en el cuerpo de Buda al generar plena conciencia, concentración y visión profunda para nutrirnos a nosotras mismas y al resto de la comunidad.

Seré activa en la construcción de la hermandad, fluiré como un río y practicaré para desarrollar los tres poderes verdaderos (amor, comprensión y capacidad de cortar con las aflicciones) para llevar a cabo el despertar colectivo."





Nunca entendió eso  de "proteger la sangha". La sangha se protege sola. No hay enemigo externo porque lo que parece estar fuera también es "sangha". Cómo establecer separaciones y fronteras? Y cuando se tenga que disolver se disolverá, y quizás nacerá algo nuevo.
No hay nada que proteger, desde su punto de vista. Y sin embargo, nunca cuestionó la importancia de "nutrir" la sangha, cualquier sangha, cualquier relación, incluso consigo misma.
Entonces se dio cuenta de que no se trataba de proteger a la sangha de (contra) nadie, ni nada, sino de nutrirse adecuadamente.
En la interconexión, sin perder la visión clara.
Cualquier sangha (la familia, la escuela, el trabajo, la escalera de vecinas, la ciudad, el país, el planeta), como una red interconectada de células conformando el cuerpo de Buda.

La sangha activa, el dharma en acción.
Como un río que fluye hacia el despertar colectivo.
Hacia el reconocimiento
de la vida despierta
que ya vivimos,
el Buda que ya somos.


Y llegó a la conclusión:
Consciente de que necesito a mi sangha espiritual para fortalecerme, investigar, profundizar, comprender y practicar, tomo la determinación de implicarme, compartir y asistir a meditar en comunidad de una manera regular y asidua.
Para desarrollar el amor, la comprensión y la liberación del sufrimiento, personal y colectivo.






"Décimo primer entrenamiento: Forma de vida correcta.


Consciente de que una gran injusticia se ha llevado a cabo en nuestro medio ambiente y sociedad, me comprometo a no vivir de una profesión dañina par la naturaleza o los seres humanos.
Haré lo posible para elegir un modo de vida que contribuya al bienestar de todas las especies de la tierra y que ayude a realizar nuestro ideal de comprensión y compasión.

Consciente de la situación social, política y económica del mundo así como de nuestra interrelación con el ecosistema, me comprometo a comportarme como consumidora y ciudadana responsable y a no invertir o comprar en empresas que contribuyan al agotamiento de los recursos naturales, dañen la tierra y priven a otros seres de vivir."





A veces le parecía poco, insignificante, su tendencia al consumo local y ecológico, respetuoso con las personas, animales y el medio ambiente.
Era sólo una tendencia, no una firme determinación, pero algo era.
Por otra parte, no se consideraba una gran consumidora y era activa en el dar y recibir
(no necesariamente el intercambio, simplemente dar, o recibir),
objetos de uso como ropa, libros, etc.

Aparte de eso, a veces contemplaba la explotación y la injusticia (de las personas, animales, el planeta), como algo que desbordaba su minúscula aportación.
Entonces, como Avalokiteshvara (el bodhisatva que reconocía triste su incapacidad para salvar a todos los seres), esperaba la llegada de la madre Tara, para ayudarla a comprender mejor.

A veces le tocaba tener un día triste para desear aún más, humildemente, la presencia en su vida de Tara, y Prajnaparamita, y Vajrayoguini,
arrancando de cuajo y de una vez por todas
todos sus miedos.



"Décimo segundo entrenamiento: Reverencia a la vida.

Consciente del enorme sufrimiento causado por la guerra o los conflictos, estoy determinada a cultivar la no-violencia, la compasión y la visión profunda en mi vida diaria.

Trabajaré para promover la educación, la paz, la meditación consciente y la reconciliación en las familias, comunidades, naciones, grupos étnicos, religiosos y en el mundo.

Me comprometo a no matar y a no permitir que otros maten.
No apoyaré ningún acto de violencia en el mundo, en mi pensamiento o en mi trabajo.

Practicaré en la sangha la visión profunda para descubrir los mejores medios para proteger la vida, prevenir las guerras y construir la paz."





Sin visión profunda, esto no es vida.
Sin comprensión profunda, el miedo siempre acaba venciendo.
Y ella sola no podía.
Necesitaba a su sangha para apoyarse
y darse fuerzas
y fortalecer su amor
y profundizar su comprensión del interser.

Como en un naufragio (cuando contemplaba tanto dolor), necesitaba a la sangha como tablas de salvación para mantenerse a flote. Y no sucumbir a la hipnosis de sufrimiento.




Siempre había sentido una profunda reverencia por la vida,
por la atención profunda en cada instante (aquí y ahora),
en cada relación (con las personas, los seres vivos, los objetos aparentemente no vivos).
¿Siempre?, se preguntó.
Podía ver claramente que cuando ganaba el miedo era porque se había olvidado de todo eso,
de la atención plena
y el instante presente.
Cuando ganaba el miedo, tenía más que ver con preocupaciones de futuro y recuerdos rechazados del pasado.

Decidió que tenía que tomarse más en serio la reverencia por la vida (el 12 entrenamiento),
con atención profunda en cada instante presente, aquí y ahora,
con entrega.

Y necesitaba a la sangha
y el dharma
(el cuerpo y la mente de Buda)
para no perderse en el camino.