Estar preocupada es una forma de estar, como otra cualquiera.
Pasado el tiempo, pasa la preocupación
(generalmente cuando se afronta la situación temida).
Como pasa la tristeza, la alegría, el dolor
o cualquier otro estado.
Así que podría decirse que da igual estar aquí o allá,
de esta manera o de la otra.
Eso lo ves claro cuando pasa, lo que sea,
una vez que ha pasado.
Pero mientras estás ahí es una experiencia eterna
y crea karma,
es decir, tendencia,
inercia.
El músculo que trabajas es el que se hace grande, no otro.
Y así es como la ansiedad genera ansiedad,
la gratitud genera gratitud,
la paz genera paz,
la entrega genera entrega
y la plenitud plenitud.
Por mencionar unos ejemplos.
Y así es como comprendes que no da igual.
Cualquier estado pasará (siempre habrá un respiro), es cierto,
pero lo que practicas acaba convirtiéndose en lo que eres,
construye el mundo en el que vives
y el yo que lo vive.
Y, en ese sentido, la aventura cambia.
Y quizás sí puedes elegir.
Quedarte en el impulso de la tendencia kármica,
ese camino tan recorrido,
o bien
ir abriendo nuevas rutas.
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