Querido amigo:
Me preguntas por mi práctica actual,
el tema central de mi vida, en estos momentos,
la investigación donde pongo el foco.
Y te diré que tiene que ver con nuestra última conversación,
aunque entonces aún no sabía ponerle palabras.
Este cansancio por lo perecedero, te dije entonces,
este desinterés, que a veces parece que raya la depresión
o la transciende.
Esta llamada hacia lo estable y eterno.
Esa incógnita.
Invisible.
Ese terreno no cartografiado.
Y no es casual que, entonces,
empiecen a caerse los castillos de arena de mi mundo,
que parecían de piedra.
Y, dado que la vida es un libro de dharma,
empiezan a brotar mensajes y señales en esa dirección.
Como comentarios ilustrativos
que ayudan a comprender
un poco mejor.
"Lo importante es discriminar entre lo eterno y lo transitorio".
"La verdadera vairaya o renuncia
es ser capaz de diferenciar entre lo eterno y lo perecedero,
lo verdadero y lo falso.
Y entonces se pierde la confianza
y el interés
en lo transitorio".
(Enseñanzas sobre la no-dualidad
de Nisargadatta Maharaj)
Y contemplo la aparente contradicción a veces.
Por una parte, la llamada del asombro, la fascinación,
de vivir esta vida en la maravilla
ante lo que acontece.
Enamorada del Nirmanakaya,
el cuerpo manifestado de Dios.
Y por otra parte, el desinterés por todo lo perecedero,
que aparece destinado a morir;
la búsqueda de lo estable y eterno.
Quizás la respuesta está en conseguir identificar lo eterno
en todas las formas,
para vivir la fascinación de lo eterno
y no por las manifestaciones cambiantes.
El asombro ante la esencia.
El Sambhogakaya.
Que solo Dios te maraville.
El Dharmakaya.
No se trata de entristecerse por el desinterés ante lo mundano
sino poner el foco en el interés por lo eterno,
identificarlo
y maravillarse ante ello.
Y solo con ello.
Ahí es donde estoy ahora,
en medio de los cataclismos,
los movimientos de tierra,
el cambio de escenario.
Ya estaba en ello (lo que tu llamas mi práctica) mucho antes
y diría que todos los movimientos bajo mis pies han aparecido
para ponérmelo más fácil,
la clase práctica,
el escenario perfecto para aprender a "discriminar
entre la ilusión de lo perecedero
y lo eterno/esencial".
Y ahí estoy.
Agudizando la mirada.
Contemplando más allá.
O más acá.
Viviendo esa aventura.
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