Una persona muy querida empezó a enviarle citas con mensajes positivos basados en la ley de la atracción.
Aparentemente poderosa, segura de sí misma.
"El Universo quiere verte feliz,
así que no parará de enviarte Milagro tras Milagro
hasta hacerte sonreír".
"No te sorprendas de lo rápido que el Universo actúa,
una vez que te has convencido de que mereces lo mejor".
Y así un texto tras otro,
en sus muros de las redes sociales.
Pensó que no era casual que lo llamaran "muros".
Sintió que tanta insistencia positiva le resultaba sospechosa.
Se preocupó un poco.
Por la previsible decepción.
A quién quieres convencer, al universo?
No existe megáfono suficientemente grande.
O pequeño.
Recordó el poema de Teresa de Ávila:
"Dadme muerte, dadme vida.
Dad salud o enfermedad.
Honra o deshonra me dad.
Dadme guerra o paz cumplida.
Flaqueza o fuerza en mi vida.
Que a todo digo que sí.
¿Qué mandáis hacer de mí?"
(Vuestra soy.
Teresa de Cepeda y Ahumada)
Tanta insistencia en el lado positivo de la vida no me parece más que una huida del negativo. Los "mensajitos" positivos me ponen mala, aunque eso mismo debería hacerme pensar en el porqué de esta reacción y, sobre todo, comprender, comprender al que intenta huir, porque en el fondo, ¿quién no ha intentado escapar de sí mismo alguna vez?
ResponderEliminarMuy certero el poema de Santa Teresa. Buen escrito.