miércoles, 10 de abril de 2019

Como una antorcha en medio del sol del mediodía.








Como una antorcha encendida en medio del sol del mediodía.
Así es una vida despierta -dijo la monja.

El maestro había dicho que el próximo Buda no sería una persona sino un colectivo.
En realidad siempre es un colectivo
-explicó ella.
Cuando despiertas, no hay persona iluminada.
Todo está iluminado.
Todo es luz.
Y también oscuridad.
Todo es.

En cualquier caso, no hay un yo
separado.
Despierto.
O dormido.

Cuando despiertas,
no es una persona separada quien despierta.






Cielo cubierto.
El cielo cubierto le permite salir a abrazar el aire libre y la luz del día.
Demasiado sol ciega la vista y rompe heridas en la piel, tan cargada de sol acumulado.
Un día perfecto, de sol y aire libre y gaviotas planeando el cielo
y tórtolas que aterrizan sobre las chimeneas del terrado.
Día perfecto de agenda vacía
y ausencia de noticias.
Los sonidos del silencio.
El canto de los pájaros en una sinfonía caótica perfecta.
La voz de las hojas del cuaderno, alzadas por el aire.
El susurro del aire en los oídos
y en la piel
y en el crujir de la madera de la puerta.
No hay más reloj que la curva del sol en su trayecto.







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