martes, 13 de octubre de 2020

La reencarnación.

 


Otro bello día amanece.
De silencio, tan lleno.
De soledad, tan habitada.
De libertad.
Manchas de nubes de algodón coronan las montañas.
Cada día el paisaje es diferente,
un nuevo mundo que contemplar.
Y habitar.
Un nuevo yo.

Con el paso de los días, ha aprendido a comprender un poco más
y fluir mejor
en este entorno.
Las botas de montaña por la mañana,
cuando la hierba está impregnada de noche líquida.
La chaqueta para el desayuno bajo la pérgola,
con vistas al paisaje infinito.
Más tarde, la desnudez bajo la camisa fresca, 
caminando los caminos de un bosque siempre nuevo, a veces el vértigo.

Hoy suena la voz de un transistor lejano.
Y un perro ladra
y corre como si se dirigiera a algún lugar.
Sonido de cascabeles.

Cada día es un día nuevo en un mundo nuevo.
No es que sea impermanente,
o cambiante.
Es que es otro.




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