Las moscas. Esta terraza. El cruasán de almendras. La botella de agua. Conversaciones en las mesas de alrededor, como una torre de Babel. El chico con la pala hace su escultura en la arena, cerca del paseo, para que la gente de paso haga su donación. Al fondo, entre las boyas, dos personas pasan nadando. Un chico con una guitarra colgada del hombro. A ratos se levanta un poco de viento y vuelan por el suelo algunas hojas del diario. Presión en la cabeza. Un estornudo, dos. Se suena la nariz. Recoge sus cosas y se acerca a la orilla a darse un baño. Pasar por el día, por las estaciones del día. Por la hipnosis de luces y colores y sombras. Estar en el día. En la vida. Bajo la hipnosis y a la vez consciente. De la hipnosis. Pero no fuera. Para bien o para mal, no fuera. Dentro. Profundamente dentro. Si es lo que toca.
Nada especial. Totalmente ordinario pero, al mismo tiempo, absoluta y totalmente extraordinario, porque todo ya está aquí.
Ya lo ves, la búsqueda mintió: afirmaba que la vida era un problema y que era posible escapar.
Pero no hay forma alguna de escapar porque la vida no es ningún problema.
(Más allá del despertar.
El final de la búsqueda espiritual.
Jeff Foster)
Sólo te falta, en este instante,
reírte a carcajadas.
(Proverbio zen)
:D
ResponderEliminar:D :D
ResponderEliminarQué precioso encuentro (y reencuentro) en la risa.
Y en las sonrisas. :) :)
Bienvenida de vuelta a esta casa.