lunes, 13 de octubre de 2014

La luna en la tierra.







La poesía es tan real como la prosa.
Lo cotidiano es tan real como la ebriedad de los sentidos, o del alma.
Las experiencias místicas de Teresa de Calcuta eran tan reales como sus hospitales y centros de acogida.
Aun así, a veces ella confesaba que hacía su trabajo como en un sueño (como en un infierno), cuando no sentía la presencia de Dios en su vida.
Sin la "presencia", su vida no era real. No era vida.





A veces surge el miedo de que entrar en un camino espiritual nos aleje del mundo "real",
de las personas y los asuntos de nuestro mundo.
A veces surge el temor de que irse de viaje a otro universo (espiritual, transcendente) acabe convirtiéndonos en una persona marginal, fracasada e incluso depresiva. Sin ilusiones, sin proyectos mundanos.
Yo no lo veo así. No siento ese riesgo.




Pongamos por ejemplo a Thich Nhat Hanh, el maestro zen de la compasión y la vacuidad:
Aquí y ahora.
No necesitas ir a Vimala para encontrar a Manjusri.
La tierra pura está dentro de ti, y fuera de ti, en todo lo que se manifiesta.
Tu cuerpo no eres tú. Tu cuerpo es la tierra pura manifestada en forma de cuerpo.
Tu cuerpo es el aire que respiras, la tierra (la madre tierra) que pisas y te alimenta; los árboles, las montañas, los ríos, los océanos, las estrellas que ves y las que no ves, el universo que ves y los que no ves. Ése es tu cuerpo.
La muerte es una ilusión.

Pero el transcendente Thich Nhat Hanh también está aquí. Nunca ha dejado de estar aquí.
No se pasa la vida sentado meditando o en sus paseos contemplativos.
El maestro budista que muchas personas consideran Buda (un ser despierto, iluminado)
lleva más de treinta años trabajando por la paz en este planeta.
En su currículum personal, éstas son algunas de las empresas en las que ha intervenido, y aún lo hace:




Activista por la paz; oposición y manifestación contra las guerras.
Construcción de escuelas, albergues y hospitales.
Reconstrucción de poblaciones destruidas por las bombas.
Rescate en el mar de personas que huían de la guerra de Vietnam en rudimentarias embarcaciones; evacuación de heridos en zonas de combate; organización de albergues para poblaciones refugiadas de guerra;
asilo, comida y cuidados para niñas y niños huérfanos, hambrientos o enfermos.
Producción y difusión de artículos, cartas y libros sobre la paz;
entrenamiento de voluntari@s por la paz y trabajadores sociales,
y un largo etcétera que hoy continúa él mismo y much@s de sus seguidor@s, en las cárceles, hospitales, etc.

En sus propias palabras: "Gracias a la práctica de la meditación -detención, calma y búsqueda profunda- he sido capaz de alimentar y proteger las fuentes de mi energía espiritual y continuar con esta obra".


En su libro "Un canto de amor a la tierra", el maestro nos invita a que cada persona sea el modelo de un mundo mejor. Respetar el planeta no es una mera cuestión de respeto al "medio ambiente" para proteger el aire que respiramos, el agua que bebemos y la comida de la que nos alimentamos, esa visión segregada y utilitaria, antropocéntrica. Como si el ser humano fuera el dueño y señor del Universo.
Respetar y cuidar el planeta es una simple cuestión de respetar y cuidar el propio cuerpo porque el planeta, el universo, es tu cuerpo. Y es Dios. Y tú eres parte de Dios. Y eres Dios. Ni más ni menos. Como cada célula de tu cuerpo eres tú y a la vez es polvo de estrellas,
del sol, de la luna, de los océanos, de la ensalada en tu plato.




Es esto poesía? O es prosa?
El budismo me separa del mundo o me une a él?



Es precioso que nos hagamos todas esas preguntas (que a veces encontramos por aquí, en este blog)
y también que encontremos las respuestas.
Cada cual la suya.
Porque es la única que cuenta.
Sin adoctrinamientos.
Porque la respuesta de ningún maestro o maestra te va a servir a ti, ni a mí.

Tal como dicen que dijo Buda:
No creas lo que digo
sólo porque lo digo;
investígalo
y experiméntalo.

En tu propia experiencia, ahí es donde está la luna.
Lo demás son sólo dedos
que señalan la luna.






2 comentarios:

  1. Siempre leo y escucho que los que practican el budismo tienen maestros.. Y pensaba qué bueno tener a alguien cerca que te ayude a reflexionar, que te incentive a crecer! Soy de Argentina (de Córdoba) y por motivos económicos se me hace un poco difícil acceder a lugares relacionados al budismo.. Pero ahora descubrí que ya tengo una maestra virtual! ;)
    Muchas gracias de nuevo Marié!
    Un abrazo grande! Gabriela

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  2. Un abrazo, Gabriela, hermana.
    Una alegría servirte de puente.
    :)

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