viernes, 29 de agosto de 2014
Mi novio es muy racional.
La amiga le hablaba de su pareja, tan racional.
Racional con respecto a qué, pensaba ella.
Qué creencia, qué filosofía, qué culto?
Vivimos una inmersión tan profunda en el mundo que llamamos "material" (por más que las investigaciones científicas nos digan que esa materia es mayormente líquida, o esencialmente espacio), que construimos una racionalidad en base a esa ilusión, un sistema de argumentación basado en esa creencia (falsa, por otro lado) y la llamamos "verdad".
Establecemos una serie de creencias (diferentes en diferentes culturas) sobre lo que es bueno o malo, confortable o no, de calidad o no, de buen o mal gusto y, así, tendemos a luchar por un tipo de vida que nuestras convenciones consideren apropiada o mejor que otra.
Por ejemplo, hay personas que gustan de exhibirse como "hombre anuncio" o "mujer anuncio", una función no remunerada sino por la que, incluso, pagan más. Lo llaman "llevar ropa de marca" y en algunas culturas se considera un privilegio. Le hago publicidad a una empresa (enriquezco a una empresa que no comparte beneficios conmigo) y creo la ilusión de que pertenezco a un club de mi gusto. Todo está en mi mente. Pero yo pago más por una camiseta-anuncio que por otra que no lo es.
Otro ejemplo. En algunas culturas se relamen por comer langostas o caracoles (no al alcance de cualquier bolsillo), pero no degustarían cucarachas, moscas u hormigas.
Y viceversa.
En ciertas sociedades comen patatas fritas (o sucedáneos) con sabor a jamón, mojito, gambas al ajillo o hamburguesa, y en otras deliciosos grillos tostados con sal y vinagre, beicon y queso o cebolla.
En algunas tribus cortan la cabellera a sus prisioneros de guerra y en otras cuelgan la cabeza de animales de caza mayor en las paredes de su casa. Lo llaman "trofeos".
En general, suelen establecerse unas bases convencionales sobre lo que es de buen gusto y lo que no lo es, lo caro y lo barato, los objetivos deseables y los que no lo son.
Y en muchos casos se considera el dinero como un medio para conseguir los objetivos convencionalmente deseables, así que el dinero mismo se acaba convirtiendo en un objetivo convencionalmente deseable.
Y si respondo de acuerdo a esta filosofía, se me considera "racional".
Por otra parte, no siempre es el dinero el único medio de intercambio para conseguir los objetivos que deseamos. Ni el mejor. Y a veces, simplemente no es un medio. El dinero no sirve. Ese viejo dicho popular de que "el dinero no lo compra todo".
Tengo una amiga que solía gastar todo el dinero que tenía en la educación de sus hij@s. Y cuando no tenía dinero, buscaba otros medios para que pudieran adquirir más experiencia en el campo que deseaban aprender o explorar -becas, intercambios, prácticas voluntarias donde podían formarse y aprender, producción personal, etc.
Su culto era el autoconocimiento: sé tú mism@, exprésate, conócete a ti mism@, vive la vida que quieres vivir.
En cierta ocasión, un productor de Miami le propuso al chico convertirlo en una estrella musical, un cantante de moda. Pero yo no sé cantar ni bailar, dijo él. No importa, te enseñamos; lo que importa es el producto, y tú tienes todo lo demás, dijo el productor.
El chico rechazó la oferta. Su culto no era el éxito, la fama (aunque fuera internacional) ni el dinero (aunque fuera mucho). No era la vida que quería vivir.
Actualmente se mueve en el mundo del arte y la cultura. No le sobra el dinero, pero viaja y se mueve en circuitos en los que otras personas pagarían mucho dinero por asistir, y su círculo de amistades son esas personas que en otro tiempo admiró y aún admira. Vive la vida que quiere vivir.
En esta forma de culto, el dinero no es considerado un bien tan preciado como en otros cultos y formas de vida.
Su racionalidad sigue otros parámetros.
Pero hay otros.
Tengo una amiga que solía decir "yo, es que soy muy pragmática" o "soy muy racional", cada vez que argumentaba por qué casi nunca mantenía horarios fijos de trabajo, o por qué no se aseguraba un plan de pensiones o jubilación o seguro médico o... cualquiera de esas "seguridades" -que con el tiempo, es cierto que dejaron de serlo.
Su pragmatismo y racionalidad no le permitían hipotecar el presente en base a una dudosa "seguridad" futura, del tipo que fuere. Prefería sentirse libre y "disponible" a los requerimientos (personales, familiares, etc.) del momento.
Y es que no existe un tipo de racionalidad sino que hay diferentes maneras de ser racional, de acuerdo al culto que practiques -ya sea el culto al dinero, el prestigio social, el arte y la cultura, la libertad, la espiritualidad, etc.
Lo que ocurre es que cuando vivimos una inmersión tan profunda en el culto al dinero y el mundo material, cualquier otra opción, sistema de valores, argumentación, lógica o sistema de vida, que no persiga los objetivos fijados por la religión materialista, nos resultan irracionales.
Y sí, hay personas muy racionales que realizan inversiones bancarias que funcionan
(a veces, y otras veces no), crean empresas que dan beneficios económicos (a veces,
y otras no) y cuentan con planes de inversión y seguros de vida. Pero por muy racionales que sean, a veces funcionan y otras no.
Y aún funcionando, ello no garantiza que posean habilidades para permanecer apacibles y satisfechas en cualquier situación.
(Claro que para cierto tipo de racionalidad, esta "falta de ambición" se considera muy poco racional).
Por otra parte, hay personas muy racionales que optan por la libertad, por poseer su tiempo, su vida.
Que no necesitan hipotecar su tiempo y su vida para poseer grandes casas, coches, manjares, porque cualquier bocado que se lleve al paladar es un manjar; cualquier espacio personal un castillo, la mejor gompa; la bicicleta pública, el autobús o caminar,
su mejor medio de locomoción.
En cualquier caso, quizás valga la pena pararse un momento a identificar quién es nuestro Dios, cuál es nuestro culto. Y el tipo de racionalidad o sistema de pensamiento que ejercemos nos da la pista.
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Marie, y a propósito de la racionalidad, esta semana en Bogotá se sentenció constitucionalmente a las corridas de toros como patrimonio cultural en contra de quienes estábamos en contra de tal práctica..¿cómo meditar sobre el desasociego y la inconformidad que genera tal realidad? gracias!!!
ResponderEliminar}
Este sueño también pasará.
ResponderEliminarPero las semillas ya están ahí y antes o después darán fruto.
De momento (y como siempre), sólo toca hacer lo que está en nuestras manos: seguir creando semillas y condiciones para acabar con el abuso, explotación, tortura, desapariciones, matanzas y masacres de cualquier ser -incluida una gallina, una vaca o un ser humano.
Sin desasosiego ni inconformidad.
Haces lo que crees que debes hacer mientras ves el sueño pasar.