jueves, 27 de mayo de 2021

Sobre Dios y los tres cuerpos de Buda.



En el tiempo de compartir en el grupo de estudio.

Creo que he tenido una especie de vislumbre de comprensión
cuando venía hacia aquí en la moto -comentó F.
De repente me ha venido a la mente la expresión "estar casada con Dios",
como si la escuchara por primera vez.
Y me ha parecido entenderla.
O aproximarme. Por primera vez.

Cuando te sientes "casada con Dios" ya no buscas otra pareja -sonrió.
Ni un trabajo, ni un objetivo que le dé sentido a tu vida.
Si estás "casada con Dios"
ya hay una presencia que llega a todos los rincones de tu vida.
No necesitas buscar fuera para cubrir vacíos.
Vives en la plenitud.
Pueden aparecer otras cosas pero las vives desde la plenitud,
no las persigues para llenar tus huecos.




En un sentido, hablar de "Dios" de esta manera aún es vivir en la dualidad, en cierta forma.
Esa "Presencia" de la que te enamoras,
aunque sea una presencia sin forma.
Como un "otro".
Que viene y va, está y desaparece.
Como el amado del que habla la experiencia mística, sufí o tántrica incluso.
El Dios hecho persona o el cuerpo de Buda manifestado (Nirmanakaya)
O no manifestado, la presencia
del cuerpo sin forma, de luz y gozo (Sambhogakaya).
Si aún es un "otro" es porque aún estamos viviendo en la dualidad.
Hasta experimentar el estado de amor inclusivo, el cuerpo universal,
la totalidad del despertar (Dharmakaya).

Al final, no hay tanta diferencia entre la llamada Santísima Trinidad
y los tres cuerpos de Buda.
Es cuestión de palabras.
(Traducidas al lenguaje patriarcal de las religiones monoteístas).

Dios padre es el Dharmakaya universal,
el hijo es el cuerpo manifestado (Nirmanakaya)
y el espíritu es la experiencia interna, sagrada,
el cuerpo de luz y gozo (Sambhogakaya).




Para uno de mis retiros acudí a un convento de monjas de clausura cristianas, 
y les solicité una de sus celdas para una estancia de silencio.
Les dije que, aunque bautizada, hacía tiempo que no practicaba el catolicismo
y que sólo buscaba un lugar para pasar unos días de silencio, meditación y contemplación.
Accedieron a acogerme "porque, al final, se trata de lo mismo".

Lo primero que me sorprendió fue la belleza de aquellas monjas, muy jóvenes.
La hermana Estrella, que me recibió, derrochaba una energía muy especial
en la sonrisa, en la luz de la mirada, en la exuberancia que proyectaba,
generalmente propias de las personas enamoradas.
Me dijo que llevaba 12 años de clausura en aquel convento
como una casa de campo, donde trabajaban el huerto, la cerámica y otras formas de subsistencia.
¿12 años enamorada?, le pregunté, en tono de broma.
Cada día más, me dijo.
Se había hecho monja de clausura porque es muy parlanchina y quería tener mucho tiempo disponible para hablar con Dios,
evitando en lo posible las distracciones en su vida.
Y así lo hacía en sus horarios asignados para la oración, el canto, la meditación,
la cocina, el trabajo en el huerto
o los paseos por el claustro, ese precioso patio interior al aire libre.
Y hasta en el sueño nocturno.

Un día nos cruzamos cuando yo me dirigía a uno de mis paseos por el claustro.
Voy a hablar con Dios, le susurré, como una broma, con una sonrisa cómplice.
"Dile que le amo", respondió, con otro de esos estallidos de alegría en su rostro,
como si la "cita" fuera tan real como cualquier otra cita mundana.

Tal como F. había descrito la vivencia de estar "casada con Dios".

Enamorada de Dios (el Dharmakaya)
a través de Jesús (el Nirmanakaya, el cuerpo de manifestación),
encontrándose con él en la estela que había proyectado,
la experiencia del cuerpo de luz y gozo,
la plenitud (el Sambhogakaya).



Cuando el encuentro
(y especialmente hasta el encuentro)
aún vives en la dualidad: tú y el "otro", sagrado.
Pero en el encuentro ya no hay nada separado.
Como agua vertida en agua.

"In love we disappear", dice Leonard Cohen.

Y Mariana Caplan:
"Puedes entrar en la espiritualidad por el motivo equivocado, pero da igual,
porque el camino es inteligente
y siempre se te acaba desvelando".




4 comentarios:

  1. Muchas gracias Marie, mi espiritualidad es de jardín de infancia,y todo me suena bien, pero noo tengo una realización.
    Pero me quedo con las palabras de Maria Caplan:
    'Puedes entrar en la espiritualidad por el motivo equivocado, pero da igual,
    porque el camino es inteligente
    y siempre se te acaba desvelando'
    Espero.
    Un abrazo
    Carolina

    ResponderEliminar
  2. muy buena ña web gracias por lo que compartes

    ResponderEliminar