miércoles, 2 de octubre de 2013
Los vientos del karma.
Un perro perdido en la playa.
Tiene collar, así que debe tener casa y familia.
Un ciclista-taxista
(de uno de esos triciclos con asientos para dos viajer@s)
se para para darle compañía,
y no es una amenaza.
Un coche de la guardia urbana se para a investigar
y mi corazón se acelera.
Los guardias salen del coche. Hablan.
El ciclista coge en brazos al perro, que confía en él, y le mete en el interior del coche de policía. Y vuelve a su taxi-triciclo.
Los policías entran en el coche. El coche arranca. Y se aleja.
Ella, que lo ha observado todo, se siente inquieta.
La vida del perro no depende de ella.
Pero eso no impide que se pregunte si hoy volverá a dormir en su casa o en una jaula de animales perdidos o abandonados;
si habría sido mejor para el perro que el ciclista no apareciera para cuidarle, reteniéndolo sin saberlo;
su incierto futuro.
Y la vida de sus seres queridos, no depende de ella.
Ni siquiera la suya propia.
Los vientos del karma no se quedan quietos ni un instante.
(Y sopla el aire sin parar, hoy, en esta playa).
En algún sitio leyó que los seres humanos aborrecen la quietud y dan la bienvenida incluso a las guerras.
No es su caso.
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Instant Karma, Mind Games, John Lennon.
ResponderEliminarKarma police, Radiohead.
Karma, Dharma, Artha.
HT.