La meditación en la impermanencia es como meditar en la vacuidad.
Hoy toca un día glorioso de primavera.
Sol y sombra aún en el terrado, a las 10 de la mañana, el aire suave en la piel.
La visita de la tórtola regalándome su canto,
el vuelo de los vencejos y el planear de las gaviotas.
El coro de golondrinas en los árboles del Montjuic.
La luna decreciente aún en el cielo, a la luz del día,
como el fragmento de una pequeña nube blanca.
Ella y yo en la recta final.
Siempre estás en la recta final, en cuanto apareces en este escenario, recién manifestada,
las condiciones siguen en movimiento, cambiando.
El cambio de condiciones da lugar a una manifestación nueva
y la anterior ya no está.
Como estas nubes blancas en el cielo, como copos de algodón.
Hoy el viaje es tan lento, su desplazamiento en el cielo,
que apenas notas el movimiento y el cambio de forma, si las contemplas.
Pero si pones tu atención en otro lado y regresas, encuentras otra forma,
o incluso ninguna forma, la nube se ha disuelto.
La existencia de este personaje que habito, como una nube en disolución.
Mientras tanto, la contemplación,
de las formas que hemos coincidido en este punto del viaje.
La luna decreciente, la coreografía de los vencejos,
el planear de las gaviotas y el aletear de las tórtolas,
y su canto, y el canto de los mirlos.
La bandeja del desayuno en el poyete del terrado.
El sol suave de primavera y el aire en la piel.
Los afectos de los seres que hemos coincidido en este tramo del viaje.
A dónde vamos?
A ningún lugar, a la disolución.
Y mientras tanto, la contemplación,
la sonrisa en los labios, la ternura en la mirada
ante la fragilidad que compartimos.
Nada que hacer.
Nada que demostrar, ganar o perder.
Ningún lugar a donde ir.
lunes, 21 de abril de 2025
La impermanencia, la vacuidad.
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Hola Marié, qué puede ayudar cuando estás enfermo físicamente, te sientes mal, te duele el cuerpo y tienes miedo de que no mejores? Cuando las cosas van bien, puedo estar en la gratitud, pero cuando enfermo, me entra mucho miedo y desesperación. Un abrazo enorme, Carolina
ResponderEliminarYo creo que el miedo y la desesperación tienen poco que ver con que las cosas vayan bien o mal. Siempre están ahí.
ResponderEliminarAnte la enfermedad, quizás es un buen momento para la entrega, soltar, dejar que el organismo haga su trabajo de recuperación. No ponérselo más difícil.
Para mí, la experiencia de entrega/rendición, de renuncia y de liberación están muy vinculadas.
Quizás no te resulte fácil, pero es cuestión de práctica, como casi todo.
Es cuestión de tiempo que lo vamos a dejar todo, eso no es una sorpresa.
La aceptación y el disfrute de lo que aparece hace el viaje más ligero. Y resulta muy sanador.
Mentalmente y físicamente también.
Un abrazo, Carolina.
Te deseo lo mejor.