viernes, 4 de noviembre de 2022

Todo está aquí.

 


Después de la cena subieron al terrado a tomar helado
a la luz del paisaje de cielo, la luna creciente y las estrellas.
La luz del cielo nocturno sobre el pelo blanco de Apolo
hacía su cuerpo de gato aún más blanco.
El chocolate almendrado se disolvía en su paladar
como ella misma se disolvía en la noche.
Y entonces aparecieron todas esas imágenes como fotogramas:
ella en el terrado degustando el helado bajo la luna,
el momento en que nació, la muerte de su madre,
el nacimiento de su madre, su juventud, sus sueños,
su propia infancia con trenzas, la adolescente en el espejo,
su cuerpo envejecido,
su propia muerte...
¡Todo está aquí!
Supo que todo está aquí, como una revelación.
Este presente tan habitado.
Desde entonces, su vida diaria ya no era la misma.
La visión más abierta,
como un gran angular.



Querido amigo,
dices que el presente es lo único que importa,
el pasado pasó y el futuro aún está por llegar.
Y si digo "Todo está aquí ya, en este sueño",
tú respondes
"No comprendo eso, yo no me complico la vida".
Bien.
Atendamos a otra situación,
como dos testigos observando lo que acontece.

Ahí estás, tú mismo, sentado a la mesa a la hora de comer.
Momento presente.
Realizas tus oraciones de gratitud
a la aportación de tantos seres que hacen posible tu alimento.
Miras las hojas verdes de lechuga y los brotes de kale,
la remolacha y las aceitunas en el plato.
Ves las hojas verdes tiernas, sí, pero ves también el sol y la lluvia,
la tierra, los nutrientes,
la siembra y la cosecha,
el transporte hasta la tienda del barrio,
la construcción de las carreteras que hicieron posible el transporte,
la compra en tu cocina, la persona que preparó tu comida,
la asimilación de sus nutrientes en el caudal de tu sangre,
parte ya de tus órganos y tejidos,
de quien eres.
Todo ello tan presente.
En tus oraciones.

Todo está aquí.
Igual que la lluvia y el sol de ayer están en las hojas de rúcula, cogollo y escarola en tu plato,
las lágrimas y las risas de tu padre, los cuidados de tu madre, sus abrazos,
también están aquí.
Y si ahora te alimentas de los productos de la tierra,
que este cuerpo que ocupas nutra a otros organismos
es cuestión de tiempo.
Y ese instante ya está aquí, también.

Todo está aquí.
El pasado en todas sus versiones,
el presente y el futuro,
en todas sus potencialidades.

Qué carga más pesada!, dices.

Cuánto pesa una nube?
Da igual cuántas toneladas,
flota y se desplaza con la ligereza de una pluma.

Cuánto pesan los sueños?
El sueño de esta vida no pesa más.




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