Suficiente para combatir el estrés, estas palabras de TNH:
"Cuando exhalo el aire digo: estoy en casa.
Si no sientes que estás en casa, seguirás corriendo.
Y seguirás teniendo miedo.
Pero si sientes que ya estás en casa, no necesitarás nada más".
Pero antes dice:
"Los franceses tienen una canción llamada: Qu' est-ce qu' on attend pour être heureux?
(Qué estás esperando para ser feliz?)
Cuando inhalo y digo "he llegado", esto es todo un logro.
Ahora estoy plenamente presente, estoy vivo al cien por cien.
El momento presente se ha convertido en mi verdadero hogar".
He llegado. Estoy en casa.
En la terraza de este bar en la playa (esta vez sin café), ella se siente
en casa.
en casa.
Cuando el baño en el mar, que empieza a ser frío, está en casa.
En el vientre cálido de la piscina, en casa.
Cabalgando la bicicleta -de camino a ningún lugar: ya está en casa.
En casa, sin zapatos ni ropajes convencionales, disuelta en eso que ella llama su "mandala" particular,
en casa,
en casa,
una vez que ha descubierto que su mandala (su santuario, la tierra pura)
está en todas partes,
en cada apariencia que aparece
delante de ella, en cada fotograma.
En este cuerpo, ya está en casa.
En este cuerpo que empieza a hacer aguas.
(Siempre dijo: este cuerpo no funciona como me lo han contado.
Pero ahora quizás sí, de ganas de dejarlo).
En el sistema digestivo, en los intestinos, llenos, o vacíos,
en los músculos lumbares
(que no las vértebras, no te equivoques),
en las piernas pesadas, en las células que matan y en las que curan.
Su casa.
Esta casa que ayer (hoy mismo) soñaba dejar.
Dejar la casa para entrar en casa.
Allá donde estés, tu única casa.
Cuando llegue el dolor y la muerte, en ese preciso instante,
ya estás en casa.
Una vez le contaron de un yogui que se entristecía cuando las circunstancias le eran favorables
y se alegraba ante la adversidad, porque le permitía "practicar".
Y ella se prometió a sí misma practicar (mantener la consciencia)
aun en la buena suerte.
En el camino llano con el viento a favor.
Y también cuando la cuesta arriba se hace costosamente empinada
y la cuesta abajo definitivamente vertiginosa,
entonces, recordar las palabras del yogui (la alegría de la práctica),
mantener el tipo,
soltar
y dejar que el temporal la lleve a donde la tenga que llevar.
A la hipnosis de la pesadilla, si alguna vez la pesadilla
apareciera
en su vida.
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