viernes, 11 de noviembre de 2011

Todo el mundo reza. Qué pides tú?

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Por qué solemos entrar en el budismo?
Muchas veces, porque estamos atravesando problemas que nos superan. Ansiedad, celos, enfado crónico, duelos... cualquier tipo de sufrimiento.
Y las psicoterapias parece que no acaban de funcionar. Ni la homeopatía, ni la acupuntura, ni las flores de bach...
A ver la meditación,
que dicen que relaja...

En mi caso fue diferente. Las artes marciales me hacían sentir un poco más superwoman, con algo más de "control" y "autocontrol" y "poder interior", (además de que me resultaba muy muy divertido,
en especial el combate o el kumite reflejos), y la meditación le sacaba mucho más partido a mi práctica de las artes marciales, agudizando la concentración, la atención, la intuición, la rapidez de reflejos...
Y de ahí un paso a lo que yo llamaba "experiencias de expansión de la conciencia".
El "chute" más barato y natural, la puerta abierta a experiencias de transcendencia.
Y cuando conforme vas adentrándote en experiencias de expansión de la conciencia, ya la "pequeña" conciencia no tiene tanta fuerza, no te la crees tanto (limitada como es), no te afecta tanto.
No sufres tanto.
Te haces más
fuerte.
















Entonces empecé a ir a meditar con una monja budista, fuerte y disciplinada (por ahí conectaba con mis tendencias marciales), y al mismo tiempo con un gran sentido del humor, extraño, inteligente; que metía rituales exóticos y oraciones en las meditaciones, y no se sentía ofendida por mis irreverencias ni tampoco se hinchaba cuando le decía lo"profunda" que me había parecido su clase. Como si no tuviera ego alguno y mis palabras, impresiones personales u opiniones (positivas o negativas, daba igual) sólo tuvieran utilidad para mí misma.
Nunca había conocido a una persona tan libre.
Por su libertad (su ausencia de "importancia personal") se ganó mi respeto y mi admiración.

Pero más allá de eso
(y ya aquello en sí mismo, su actitud, su profunda libertad, me hacía pensar que sus creencias "funcionaban"),
lo que descubrí en sus clases fue la mejor y más acertada ciencia de comprensión de la mente que había conocido nunca, después de haber explorado en un amplio abanico de ofertas de la psicología y la filosofía.

Ella se llamaba Kelsang Kunsang y lo que enseñaba era el budismo kadampa.


Conocer y adiestrar la mente.

En estas meditaciones pasé a vivir algo más que experiencias de expansión de la conciencia.
Con Kunsang, en sus meditaciones, empecé a conocer mi mente mucho mejor. Y eso "funcionaba" dentro de la meditación y también fuera de ella. Muy especialmente fuera de ella.
En sus clases y meditaciones podía reconocer algunos pensamientos que me incordiaban, rompiendo mi equilibrio y mi serenidad
y empecé a utilizar herramientas (otros pensamientos) para desenmascararlos (como fantasmas sin consistencia que son), debilitarlos y eliminarlos,
y más herramientas para reemplazarlos por otros (pensamientos) de mayor y mejor eficacia.
En resumen, pude empezar a conocer
y adiestrar
mi mente.
Y algo profundo empezó a cambiar.

Porque cuando aprendes a conocer y adiestrar tu mente, todo cambia
y la pequeña conciencia anterior
te afecta mucho menos todavía,
y sufres muchas menos rabietas por tan poca cosa.
Porque empiezas a ver el sufrimiento, muchas veces, como meras rabietas ("pobre de mí").


Mucha gente entra y se queda en el budismo porque ha descubierto la mejor ciencia de comprensión de la mente y ésta es una carrera de utilidad práctica diaria, una formación en la que ya te quedas para el resto de tu vida. Porque es de uso cotidiano y siempre la vas a necesitar.

Eso respecto a las instrucciones. Otra cosa son las oraciones, verdad?


Esto de las oraciones, ni me convencen ni me van a convencer.

Para muchas personas, las oraciones son como un muro infranqueable. Hasta aquí hemos llegado. Con la iglesia hemos topado.
Eso me pasó a mí al principio. Esto de las oraciones, ni me convencen ni me van a convencer.
Y sin embargo, no me iba.
Y no me iba porque me sentía bien.
Como cuando escuchaba cantos gregorianos, se está tan bien...
Me quedo, admitía, pero esto de las oraciones, ni me convencen ni me van a convencer,
y yo a lo mío.
"Yo a lo mío" significaba que, mientras sonaban las oraciones, "yo sigo meditando en lo mío". A mí las oraciones no me van a comer el coco.
Y me cerraba.

Hasta que de repente, sin hacer nada para ello, se filtraban unas palabras:

"... aceptad por favor, los objetos de mi apego, odio e ignorancia,
mi amigo, enemigo y desconocido,
así como mi cuerpo y posesiones,
que sin sentimiento de pérdida os ofrezco..."

Y saltaba un click en mi mente
o en mi corazón,
o en la piel o en el estómago...
(En budismo le llaman "bendiciones").

Y no está tan mal
esta poesía,
pensaba.
Cuando la entiendes, no está tan mal...

Y así, de vez en cuando, cerrada como estaba, y quería estar, durante las oraciones,
de vez en cuando volvían a colarse algunas palabras:

"Comprendo que esta enfermedad crónica de quererme a mí misma
es la causa que produce el sufrimiento que no deseo..."

Y
"No hay diferencia entre yo y los demás
porque nadie desea el menor de los sufrimientos ni nadie se contenta con la felicidad que posee;
comprendiendo esto, ruego tus bendiciones
para hacer felices, con alegría, a los demás".

Y
"libérame de la esclavitud de los prejuicios..."

Y
"... que el sufrimiento y las apariencias erróneas sean pacificados..."

Y
"En resumen, ya sean las condiciones favorables o desfavorables,
ruego tus bendiciones para transformarlas en el camino...
y pueda mantener así una mente feliz".


Todo el mundo reza. Qué pides tú?

Y entonces aparece Rabjor en una clase y explica "que todo el mundo reza":
que me salga este trabajo,
que apruebe los exámenes,
que consiga la pareja que quiero,
que me deje la pareja (que quería y ya no quiero),
que el Barça (o el Madrid, o el Betis) meta un gol...

Todo el mundo reza
porque todo el mundo desea con intensidad algo en algún momento de su vida.
Pero en estas oraciones alguien (algún meditador avanzado, un ser crecido, un ser sagrado, quizás un buda) ha escrito por ti el intenso deseo
de ser feliz,
estable y permanentemente
y de hacer felices,
con alegría,
a los demás.
Un deseo
que no es "ordinario".
Un deseo extraordinario.

Y entonces, podría ser
que empieces a pensar que no están tan mal, los deseos extraordinarios
de las oraciones.
Si las escuchas con atención, si las entiendes, si las haces tuyas,
estas palabras,
no están tan mal.
De hecho, producen una experiencia profunda
de paz
y alegría,
de confianza
en que sí que puedes,
tú tambien vas a poder
llegar
a ser libre.

Y esa profunda experiencia de confianza,
de fortaleza,
de paz,
sí que es una experiencia de expansión de la conciencia.


Y mira por donde, resulta
que esto de las oraciones
no está tan mal...













P.D: Hace tiempo, en una entrevista, Mariana Caplán me decía que "por lo general, la gente entra en el budismo por razones equivocadas, pero no importa porque el camino en sí es inteligente y acaba mostrándose, antes o después".
http://crecejoven.com/espiritualidad--mariana_caplan

Enlace
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6 comentarios:

  1. ¿Te puedo hacer una pregunta boba? Esas piedritas que tienes como imagen incial, que forman una especie de "tola" o "torre" ¿qué significan? o ¿para qué se hacen? he intentado averiguarlo por mi lado, pero no he podido hallar nada. Siento molestar con esto ^^

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  2. Piedras en equilibrio.
    Desafiando la ley de la gravedad y otras circunstancias externas.
    Equilibrio, belleza, simplicidad.
    Y la evidencia de que es posible lo que parece imposible.
    Es una imagen que transmite eso, equilibrio, aunque parezca difícil o las circunstancias externas no colaboren.

    Es probable que a otras personas le sugieran algo o mucho más...

    Un abrazo.

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  3. No deja de sorprenderme lo mucho que nos parecemos los seres humanos. Me divierto mucho al leer tus comentarios sobre las oraciones.
    Algo en mí se revela ante esas frases y frases que no entiendo, que a veces parecen no tener sentido, que producen miedo al rememorar viejas situaciones ...
    ¡pero no me voy! ¡y además no puedo parar de cantarlas y recitarlas! ¡me siento tan protegida ! que pienso ¡esto daño no puede hacer! ¡dejemos que ocurran cosas...!
    Y las cosas van ocurriendo, con pasitos adelante y con pasitos hacia atrás, con episodios de enfados y de apegos …. Pero con la consciencia alerta: ¡has vuelto a hacerlo catalina, a empezar de nuevo, o mejor a continuar!

    Nos vemos prontito.

    Cati

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  4. Que tú soy yo y que yo eres tú, Cati, y aún no nos hemos dado cuenta.

    Ayer, en el debate, surgió la pregunta sobre la diferencia entre la fe (la confianza en que funciona) y el apego.
    En mi experiencia está bastante claro: el apego esclaviza y la confianza (lo que funciona, lo que no tiene trampa) libera.

    Rabjor estaba de acuerdo: lo identificaremos por sus efectos.
    Pero hay que conocer muy bien la mente para pillarlo y no siempre es fácil.
    Pero en ello estamos, no?

    Disfruta sin prejuicios.

    (O, como dice la oración: que me libere de la esclavitud de los prejuicios).

    Un beso, hermana.

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  5. Hola Marié,
    Tuve la ocasion y la "suerte" (de acuerdo, de acuerdo, ya se que la suerte no existe)de estar en contacto con Kelsang Kulsang durante un tiempo en sus sesiones de meditación de budismo Kadampa y suscribo absolutamente lo que dices de ella.
    El ejemplo de su actitud va mucho más allá de las palabras ... su serenidad y sabiduría son el mejor de los espejos donde mirarse.

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  6. Sí, Joan Ramón; es una gran suerte haber tenido la oportunidad de conocerla.
    Gracias por compartir.

    Y gracias por tu presencia, cada lunes, en la clase.
    Tu apertura (tu confianza) resulta enormemente inspiradora.
    También para mí.

    Abrazo.

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