Te preguntas si las razones para el odio que arrastras son reales o imaginarias.
Yo diría que casi siempre son construcciones imaginarias
porque se sostienen en recuerdos contaminados por aportaciones ajenas a los "hechos" en sí mismos,
como la percepción personal,
nuestra reacción emocional del momento (y en cada momento del recuerdo, diferente),
las exigencias y expectativas acerca de cómo tendrían que ser las cosas, las decepciones,
la falta de empatía hacia la situación personal de las demás personas implicadas,
la información que desconocíamos, tan necesaria para comprender,
el egocentrismo fundamental, etc.
Y el relato mantenido
y modificado ("enriquecido" con una larga lista de nuevas suposiciones)
con el paso del tiempo.
Y el relato acaba convirtiéndose en la "realidad".
Pero no siempre lo es.
No siempre tiene en cuenta todos los elementos originales.
Y, en cualquier caso, cada persona hace lo que puede en un momento dado,
dadas las condiciones.
También las que nos "ofenden" o nos hieren.
Nadie es responsable de nuestras heridas,
excepto nuestra propia mente condicionada.
La buena noticia es que también es nuestra propia mente la que nos puede sanar.
Y solo ella.
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