martes, 24 de enero de 2023

Amanecer.

 


El tiempo lento. La quietud.
El instante eterno.
Eterno significa fuera del tiempo.
Es lo que ocurre cuando paras lo que estás haciendo,
sales de la hipnosis por un momento
y se da la contemplación.
Instante eterno.
Entre una inspiración y un exhalación, entre dos vidas;
lo que acontece entre dos bardos,
cuando no es un bardo.
Fuera del tiempo.
La transición fuera de la transición.



El horizonte sobre el mar despliega sus tonos rosas y violetas.
La media luna decreciente aún en todo su esplendor.
La voz del tren de paso.
El estallido de colores se hace más intenso por momentos,
sobre un cielo que se aclara sin prisa.
El día por delante, con el aroma del café en el aire
y la cafetera ya vacía.
Otro día para hacer el amor con la vida.
En cierta ocasión, su amigo disintió, un tanto alterado
por la ignorancia de ella
y un poco por la pasión del debate y la polémica.
Y, adoctrinador, le explicaba por qué no se puede hacer el amor con la vida,
o con Dios.
Dado que todo es una unidad, cómo vas a hacer el amor contigo misma? -venía a decir.

Ella no siempre está ahí, siendo Dios.
Pero, desde su sueño humano, a veces se enamora del cuerpo de Dios.
En un amanecer, en la luz poderosa de la luna,
en un aroma,
en el despliegue del mundo tal como es,
contemplando desde su atalaya.
Se enamora hasta las lágrimas, se funde, se vierte en él.
Desaparece.
Como agua vertida en agua.
Como Amor que es, solo puede hacer el amor.
Y en el acto de amor se convierte en Amor.
Cuando ya no hay diferencia.

No siempre está ahí pero a veces la invade una ola de expansión-disolución
que lo impregna todo.
Hace lo que es porque está en su naturaleza.
Y es lo que hace.
Cuando ya no hay diferencia.




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