lunes, 24 de agosto de 2020

Wu wei.







Lunes y silencio.
Los sonidos del silencio.
Vacío de noticias y movimiento, al menos aparentemente.
La agenda vacía.
Pero ella sabe que la Vida no deja de escribir su guión, ni un sólo instante.
Ahora le toca un respiro, parece.
Hace tanto tiempo que eligió el "respiro".

Explorando los "viajes de la heroína" en su vida, encontró su llegada a este sueño
(cuando la espera era un niño,
vivir contra todas las expectativas de la niña que se suponía que debía ser);
la muerte del padre en la infancia
(el suelo resquebrajado bajo sus pies, el salto al vacío, el vuelo);
el abandono del hogar y la inmersión en un mundo sin fronteras,
como un segundo nacimiento (o tercero)
en el que empezar a descubrirse otra vez.
La maternidad temprana, otro viaje iniciático,
otra oportunidad para el amor infinito.
Y una larga cadena de viajes que a veces le aburre rememorar.

Hasta que se encontró con el "respiro".
Ese respiro prolongado.
La contemplación.
El no-hacer que te conduce al no-ser.
Y ahí se quedó.





Un día le preguntaron cuál es el viaje iniciático en el que consideraba estar en este momento,
qué guión estaba escribiendo la Vida para ella,
en qué aventura estaba tomando forma.

El trasfondo siempre es el mismo en cualquier viaje iniciático:
el autodescubrimiento,
comprender, despertar.
Pero cuál es la aventura que la vida te ofrece en estos momentos,
para esta indagación?

Le costó encontrar una respuesta.
La agenda vacía, o casi.
Y no había sido su decisión.
La llamada la había conducido a donde estaba,
a la hipnosis de parar.

Quizás ése era el viaje.
Otro tipo de viaje.
O el mismo.






El no-hacer, respondió, finalmente.
El no-ser.
Una aventura llena de retos,
de dudas a veces, como maras.

El encuentro en el ring cara a cara, sin más distracciones.
Cuando los guantes son como una nube de azúcar
y el golpe se convierte en un abrazo.







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