sábado, 8 de agosto de 2020

La entrega, la libertad.







Cómo sentir tristeza?
El aire fresco en la piel.
La brisa de los árboles del Montjuïc, como un abanico lleno de aromas.
"Vuelve aquí y ahora
cuando tomes tu taza de té", dijo el maestro.
Ella alza su copa de cerveza fresca.
No podría estar más aquí y ahora.

Las nubes como gigantes copos de algodón viajan lentamente sobre la cabeza del Tibidabo.
La luna llena
de camino.
Invisible y presente a la vez, aparecerá cuando se den las condiciones.
No tiene prisa.
Ni la luna ni ella.
No necesita nada más, para tomar esta cerveza fría.
Sólo la cerveza,
el frío de la nevera
y ella degustando la cebada líquida.
Aquí y ahora.

Todo está aquí, ahora.
El soplo del cielo en los árboles
y en su cabello, en su piel
y en las hojas del cuaderno.
El silencio atronador, tan lleno.
La quietud, tan llena.

Y aun así, la tristeza.
El corazón en un puño.
Como si le faltara el aire.
Respira profundamente, abre pecho.
Se entrega a la vida.
Con la confianza de una hija en su madre protectora.
Con la misma alegría.
Sin miedo alguno.
Qué sé yo sobre lo que necesito en este preciso instante.
Entregada a la madre sabia.
Con esa confianza.
Con la alegría que lo acoge todo.
Con esa infinita libertad.









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