jueves, 1 de octubre de 2015

El karma.







Llueve
sobre los cristales de la galería.

No cierra los ojos al degustar la olivada sobre las hojas verdes en su plato. No usa el tenedor, las toma con las manos, enteras, brotes tiernos de colores variados.
Dice "brotes tiernos" y siente una especie de compasión que recorre todo el cuerpo que habita.

Degusta en la olivada el sabor sutil de las hojas frescas de albahaca. Esta mañana aún creciendo en la maceta en su mesa.
Seleccionó algunas hojas, como una oración, y las cortó con devoción. Y luego las introdujo en el recipiente de aceitunas negras deshuesadas y aceite de oliva. Y las trituró. Con devoción.




Degusta el sabor sutil de la albahaca fresca en la olivada negra (la planta en la maceta continúa su existencia sin ellas). Las siente ocuparla. Mezclarse con su propio organismo, fundirse, nutrir sus células, viajar por su sangre. La albahaca convertida en ella y ella en albahaca. El sol, la lluvia, la tierra, el aire, la luz que les dio la vida, en cada partícula de la hoja, en cada quark de su propio cuerpo. Y ya no hay separación.

Este cuerpo, mero nutriente. Sólo es cuestión de tiempo.
Puede verlo, alimento de gusanos, o fertilizar la tierra, abono para otras plantas, nutriendo el organismo de la albahaca, o el tomillo, o los olivos, o los pinos del bosque, viajando por su savia. Y ya no hay separación.




Que su cuerpo convertido en cenizas siga siendo útil. Alimentando este planeta. Este sueño.
Este nirvana aquí, ahora, en esta experiencia humana.
O este samsara de luces y sombras.
La vida sabe.
Y le presenta a cada cual lo que precisa.
El karma sabe.





Recordó a su amigo A, su viejo hermano vajra.
Siempre aspirando a una nueva vida en el reino de los dioses, o en la Tierra Pura, rodeado de héroes y heroínas.
La última vez que le vio (esos encuentros en el ágape con la sangha), él le dijo:
Qué hay de malo en la riqueza, en los templos lujosamente decorados y las ofrendas caras? Nadie aspira a la pobreza, la pobreza no es un valor; sólo es el efecto del karma negativo.
Ella pensó que el error más importante está, quizás, en la puerta cerrada de la dualidad, pero no se lo dijo.
El yo presente, otra vez en medio, el ego cargado de preferencias.

Ella sospechaba que la riqueza y la pobreza son sólo algunas experiencias que la vida pone en tu camino cuando las necesitas. Lo que haces con ellas es cosa tuya. Pero en sí mismas son irrelevantes.
Desear una u otra (el yo que crees que existe, presente)
es la puerta cerrada que te mantiene en esta rueda sin salida.

Una vida en el reino de los dioses o en los infiernos guardan en sí mismas el mismo riesgo:
Que te las creas.
Y ella opta por soltar expectativas y miedos y deseos.
La vida sabe.




6 comentarios:

  1. Marié, el remate de la entrada especialmente toca un punto súper clave en todo este aprendizaje: soltar expectativas y miedos y deseos. Pero siento a veces que la capacidad de soñar se va desvaneciendo. Si las cosas vienen, bien y sino también. Se siente raro asimilar todo esto.
    Te mando un abrazo de gol en el último minuto.
    Diego

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  2. Yo creo que ella está iluminada sin ninguna duda!
    Abrazo fuerte
    Carolina

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  3. Sí, no siempre es fácil, Diego.
    Y aquí seguimos, Carolina, en esta experiencia humana.
    Abriendo pecho (que no es otra cosa que una rendición humilde), para no perder energías innecesarias.

    Un abrazo muy fuerte y mis mejores deseos.*

    *Ya sabéis, dicen que no hay "mejor deseo" que la bodichita. Pues eso. :)

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  4. Marié, hace un tiempo largo que no puedo evitar la sensación de falta de amor. Pero sé que mas bien es una necesidad de amor externo. Es que no encuentro la inspiración para generarlo yo misma, para sentirme completa y satisfecha. Cómo podría cambiar esto? Gabriela

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    1. http://reflexionesdeunaestudiantebudista.blogspot.com.es/2015/10/la-falta-de-amor.html

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  5. Buena pregunta, Gabriela. Buenísima.
    Creo que se merece un nuevo post.
    Un abrazo muy fuerte y que tengas una magnífica semana.

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