jueves, 4 de febrero de 2010

Todo está cambiando











A mí también me hace reír y,
de paso,
me resulta una inspiración para la práctica de la ecuanimidad:


"En cierta ocasión, un matrimonio vivía con su hijo y su nuera en la misma casa, detrás de la cual había un estanque.
Al padre le gustaba mucho pescar en él y cada día solía llevar pescado a casa para cenar. Un buen día, llegó un forastero, se enamoró de la nuera y acabó convirtiendo adulterio con ella. Cuando el hijo se enteró de lo ocurrido, mató al hombre. Puesto que el forastero había generado mucho apego por la mujer, renació como su propio hijo. Poco después, la madre falleció y, como estaba tan apegada a la casa y a su familia, renació como el perro de la casa. Más tarde, murió el padre y, puesto que le gustaba tanto pescar, renació como un pez en su propio estanque. Entonces el hijo salió a pescar y este mismo pez fue su pesca. Lo llevó a casa y su mujer lo asó para cenar. El perro olió el pescado y se acercó a comer los restos. Mientras el hijo se comía el pescado que había sido su padre, acunaba a su propio hijo que había sido su enemigo y echaba fuera a patadas al perro que había sido su madre.
Shariputra presenció la escena con su clarividencia y declaró: El samsara me hace reír!

Debido a que nuestras relaciones con los demás son tan variables, no hay por qué apegarse demasiado a los familiares y amigos ni por qué ser hostiles con nuestros enemigos. Todas estas relaciones cambiarán, sólo es una cuestión de tiempo".

De El camino gozoso de buena fortuna.
Gueshe Kelsang Gyatso.
Editorial Tharpa.


9 comentarios:

  1. Jajaja, buenísimo. Y yo, con mi mente, acostumbrada al samsara, me alegro que el asesino se lleve su castigo. Perdóname, Marié, pero no lo puedo evitar: una cosa son los celos y otra el asesinato.

    (Jajaja, no me hagas mucho caso).

    ResponderEliminar
  2. Ríete, ríete -igual que Shariputra.
    También a mí el samsara me hace reír.

    Así que para qué tanto apego
    y tanta aversión.

    Mejor reír con ternura...

    ResponderEliminar
  3. ¿y qué pasa con las personas a las que apreciamos especialmente, ésas con las encontramos tan bien incluso desde el primer momento de conocerlas, como si las conociéramos de toda la vida? ¿No es eso algo muy especial, para cuidar? ¿Qué tiene de malo?

    ResponderEliminar
  4. Eso es precioso, cuando sucede, Montse, esa experiencia de conexión.
    Lo malo es cuando ese sentimiento nos controla y acaba manifestándose como apego, ansiedad, insatisfacción, etc.
    Pero, en vez de eso, puedo contemplarlo y:

    1. Recordar que es una distorsión de la realidad que exagera ciertas cualidades que me atraen de ese objeto o persona e invisibiliza otras que me gustan menos; pero todo es cambiante y esto también.
    Si no cuestiono esto que experimento me puede controlar y arrastrar pero si lo cuestiono me permite mantenerme relativamente firme y centrada al tiempo que lo disfruto, consciente de que mi percepción de esa apariencia no es más que un espejismo.
    Pero disfruto del sueño.

    Y 2. Disfruto de esa experiencia de entusiasmo, amor, ilusión, etc., me inspiro en ella y la hago extensiva a otros objetos o personas. Una vez que tengo la experiencia (de amor, de conexión) dentro de mí, me sirve de inspiración para aplicarla a otros objetos.

    ResponderEliminar
  5. Por otra parte, como me dijo Lochani a una pregunta similar, esa experiencia de simpatía y atracción puede ser debida a conexiones kármicas.
    Pero al igual que mis apegos de ahora están basados en percepciones equívocas, exageraciones y engaños, mis apegos de ayer (o de vidas pasadas) también eran frutos de otros engaños. Así que por qué darle más importancia.
    Lo aceptamos, es bonito, pero no nos enganchamos a esa experiencia o a esa relación.
    Porque engancharte y apegarte supondría seguir aplicando nuevas perturbaciones mentales sobre las antiguas.

    ResponderEliminar
  6. Muchisimas gracias Marié!!esta imagen que me has enviado de Buda y los maras me ha venido como caida del cielo, justamente hoy he tenido un dia duro y recordar esta imagen mediante la meditación me ha ayudado mucho. Es una imagen increible.

    Un abrazo!!

    ResponderEliminar
  7. Un abrazo, Estefanía.

    No son más que maras, se acaban esfumando si no les sigues el juego...



    Cuídate y disfruta.

    ResponderEliminar
  8. Ya veo que el samsara nos hace reír a much@s.

    Bienvenido, Matias.

    ResponderEliminar