"Lo aprendido con alegría se fija".
"Las enseñanzas no se aprenden con los oídos sino con todo el cuerpo.
El cuerpo receptivo interioriza las enseñanzas".
Su amiga le enviaba unas perlas para contemplar,
de la introducción al retiro en el que se encontraba.
"La alegría es fuente de dinamismo.
Llena de energía nuestras vidas, con la cual podemos superar los obstáculos",
compartía otro amigo, de otra tradición.
"La raíz de la felicidad genuina yace en no temer a nada, pase lo que pase.
Avanzar resueltamente, sin especular con lo que la vida nos depare".
"A veces nos quejamos sin siquiera pensarlo.
Pero lo temible de la queja es que cada vez que incurrimos en esta actitud
más se oscurece nuestro corazón
y más se extingue poco a poco toda la alegría, la confianza y la gratitud".
"Sin diálogo (la escucha y el compartir),
nos condenamos a deambular en la oscuridad de nuestro propio pensamiento
dogmático y egocéntrico.
El diálogo es la lámpara que disipa esa oscuridad,
nos permite ver a dónde nos dirigimos
y alumbrar el camino de otros seres".
Aprecia mucho esta generosidad en su entorno.
Suele ocurrir que cuando das algo, paradójicamente, crece, se hace más grande.
Compartir lo que te inspira hace la inspiración aún más profunda,
y la retiene en tu memoria
y en todas las células de tu cuerpo.
Por eso le gusta tanto escuchar.
Y también compartir.
Dar y soltar.
En la confianza de que alguien llegue aún más lejos, mucho más,
mucho más profundo y la visión más clara, y estable,
que la que ella apenas vislumbra en cada experiencia.


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