Sólo mantenemos conversaciones incómodas con las personas que nos importan.
El otro día vi un gráfico piramidal:
Una base amplia de "conversación incómoda",
otra más pequeña encima con la misma etiqueta,
otra más estrecha encima, y otra,
hasta llegar a la cima donde cambiaba el rótulo a
"Relación sana".
Cuando hay conflicto en una relación, una forma de resolverlo es
a través de conversaciones incómodas.
Pero puede ser que a veces no te interese tanto como para pasar por esta situación.
Ahí está la prueba del algodón:
si te merece la pena pasar por un momento incómodo o no.
Es verdad que hay personas evitadoras por naturaleza,
que prefieren perder lo que sea, incluso lo más valioso,
incluso la vida misma, por no hacer un esfuerzo "molesto".
Pero aún en este caso, puede que haya un momento en el que reaccione,
que sienta el impulso de "comprender", duela lo que duela.
Éste es otro elemento a prestar atención
en nuestra vida y nuestro modo de actuar:
en qué medida nos moviliza el comprender
y en qué medida la anestesia del autoengaño.
Ése que siempre encuentra argumentos protectores del "yo"
y sus ideas y creencias.
Sin darle importancia alguna a la incoherencia
en la vida diaria, en las relaciones.
Una vez escuché de boca de una monja budista:
"Qué manía con estar bien!"
Me hizo reír.
Eso sólo lo puede decir una persona que ha aprendido a estar bien en cualquier situación,
no importa las molestias. O las incomodidades.
Dicho esto, hay que recordar que, desde el amor,
ninguna conversación o situación podría ser incómoda.
Porque desde el amor no hay miedo, no se necesita ser valiente.
Pero cuando hay conflicto
en general suele ocurrir que también intervienen otros sentimientos
(como el miedo, el rechazo, el resentimiento,
la vieja herida personal, etc.).
Así que en las situaciones conflictivas, aun habiendo amor,
también hay otras experiencias ajenas al amor.
Y en ese caso, sí,
hay que pasar por cierta "incomodidad" del yo herido
para resolver desacuerdos y confrontaciones.
Y a veces, también, funciona el silencio, vacío de palabras.
Esto ocurre cuando en el silencio damos espacio al amor
y todos los pequeños choques se disuelven como fuegos de artificio.
Si es así, no hay nada más que hablar.
Pero si el conflicto persiste, si el yo herido permanece herido,
entonces probablemente hay que pasar por las "conversaciones incómodas".
Thich Nhat Hanh propone su propio ritual,
al que denomina "Empezar de nuevo".
Pero éste será un tema para otra ocasión.
Marié, tus escritos llegan en el momento justo. Hace años. Y estoy agradecida.
ResponderEliminarTambién he leído esa frase en las redes y me quedó resonando porque estoy en un periodo complejo de toma de decisiones y charlas incomodas. Charlas que parecen ser un antes y un después. O de las que me cuesta visualizar el después.
Me queda la intriga del final, el ritual de Thich Nhat Hanh.
Como siempre agradecida de este espacio. Te mando un abrazo. Gabriela
Buen día, Gabriela.
ResponderEliminarLa propuesta de Thay "Empezar de nuevo" consta de cuatro partes :
1. Regar las flores: Se comienza la conversación diciéndole a la otra persona lo que te gusta y admiras de ella. Lo que le aporta a tu vida.
2. Lo siento: Reconoces alguna actitud propia que puede herir o molestar a la otra persona, o algo que has hecho o dicho.
3. Estoy sufriendo: Expresas tu dolor por algo que está ocurriendo en vuestra relación.
4. Le pides ayuda: Qué podéis hacer, ahora y en el futuro, para sanar ese dolor que estás sintiendo.
Intentaré desarrollarlo en algún texto próximamente.
Un abrazo!
https://tnhspain.com/practicas/practica-empezar-de-nuevo/
ResponderEliminargracias por esa reflexion. las conversaciones dificiles suelen incomodar y eso es saludable. siempre y cuando estemos dispuestas a ser honestas con lo que estamos sintiendo.
ResponderEliminarSí, Liliana. Así lo veo yo.
ResponderEliminarHonestidad y valentía, son la clave.