Silencio y quietud.
Y este concierto, esta sinfonía de cantos
de aves.
Y el abrazo del calor del sol.
Este organismo que respira, que late, en reposo.
Este cuerpo cósmico, como un corazón,
como unos pulmones.
El ritmo lento.
En contemplación.
En la entrega.
Como agua vertida en agua.
Lentamente.
Incluso la brisa de la montaña es suave, como un abanico pausado.
Tiempo, como el sueño, para la reparación,
para la recuperación,
para la sanación.
Después del día de ayer, agitado y lleno.
Hoy también
lleno, de otras cosas,
vacío de agitación.
En el encuentro con la sangha, on line, el facilitador hizo una lectura de TNH,
una vez más recordando que la espiritualidad no está fuera de la vida diaria.
Y la plenitud del despertar no es algo para considerar en una vida futura.
Aquí y ahora, la Tierra Pura en el aire que respiras,
en la tierra que pisas.
Lo escuchamos, lo suscribimos y, a menudo,
un instante después regresamos a nuestro padecimiento cotidiano,
al rechazo de lo que es
y al dolor.
Un amigo se cruzó con ella y la urgió, casi un grito:
"¡Quítate de en medio!"
Ella le miró, inquisitiva.
El amigo sonreía con un guiño de complicidad.
Te quitas de en medio y comprendes que todo está en orden.
Te quitas de en medio (ese yo tan lleno de
gustos y rechazos, objetivos, culpas y resentimientos)
y ves que el río fluye.
Incluso cuando llega al mar.
También entonces.
Salían de una celebración privada en ese restaurante en la montaña,
camino abajo, la inmersión en el baño de bosque.
Da igual los momentos pletóricos de despertar que hayas vivido en el pasado
-dijo ella.
Lo importante es: de qué te sirve ahora?
No tiene sentido estancarse en la experiencia del pasado
(y seguir dándole lustre al ego espiritual)
si no tiene un efecto aquí y ahora.
Como vivir de las rentas.
Imagina que hubo un tiempo en el que parecía que todo brillaba,
incluso en las pérdidas más profundas veías la luz,
y en las experiencias de muerte, el amor.
El desapego de la hipnosis dibujando alas.
Y entonces aparece esa pregunta:
¿Realmente me serviría todo esto si de repente apareciera en los infiernos,
en la noche oscura?
Y aparece la noche oscura.
Y todo está bien.
Y entonces
lo que importa es la noche oscura,
el orden que hay en la noche oscura.
Y las batallitas de la supuesta iluminación en el pasado
solo sirven
si sirve de algo
en el presente,
si se manifiesta en el presente,
aun en la noche oscura.
Si me hablas de tus experiencias de iluminación en el pasado, la pregunta es:
Y qué? De qué te sirve ahora?
Dónde estás ahora?
Suéltalo ya, lo que no está aquí, ahora.
Todo el mundo ha tenido un momento de gloria en su vida,
experiencias explosivas de transcendencia.
Y qué más da?
Háblame de ahora, aquí:
Cómo se manifiesta?
Es muy fácil vivir ahí, mucha gente sabe hacerlo
-en la experiencia explosiva del amor,
en la humildad de la entrega, cuando comprendes,
cuando todo fluye.
Pero, ¿y si de repente aparecieran los infiernos?
¿Te serviría todo esto?
Y aparecieron -respondió el amigo.
Y funcionó.
El despertar, cuando comprendes,
funciona siempre,
en cualquier situación.
Pero lo único que importa es cómo se manifiesta ahora,
ahí donde estás.
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