lunes, 14 de octubre de 2019
La felicidad era esto.
Lo puede recordar ya mismo: "la felicidad era esto".
Ya está aquí el momento futuro en el que recordará que
la felicidad era esto.
Es consciente.
De su mandala.
El escenario cambiante del cielo, siempre sorprendente,
desplegando vestidos de luces de colores, día y noche.
Las montañas verdes acogiendo los terrados urbanos.
El murmullo del mar
y las gaviotas planeando sobre su cabeza.
Este atardecer,
la música árabe, que se desprende como aromas
de un patio vecino.
El tiempo detenido.
La consciencia del instante eterno.
También hay nudos, claro,
y deseos que brotan de su experiencia dual.
Ese lugar en el mundo,
donde el templo iluminado, que una vez reconoció como
"su lugar en el mundo",
y sueña con habitar.
Aún hay llamadas.
Pero no perturban su paz.
Las reconoce (deseos, aversiones,
indiferencia a veces)
y espera a que la vida revele sus planes.
Sin más.
Consciente de que la felicidad es esto.
No va a esperar a que el sueño se disuelva para reconocerla.
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