Preparando el retiro.
Semana previa.
Semana previa.
Preparándose a sí misma.
Preparando su actitud atenta.
Apareció ese libro de Dzogchen Ponlop
(ya el nombre le resulta sugerente e inspirador),
La mente más allá de la muerte.
Semana de pre-retiro.
Los preparativos.
Observación atenta, de sí misma.
Empezó haciendo una lista de los alimentos que debe llevarse para una semana.
Fruta, frutos secos, avena, café, arroz y verduras.
Y poco más.
Buscó en sus estanterías un libro que pueda ayudarla en su práctica (Quién soy yo?)
y apareció Dzogchen Ponlop.
Abrió el libro y leyó sobre el cuerpo ilusorio,
la atención despierta en la vigilia
y en el sueño onírico.
Contempló el terrado, la luz, las nubes y claros en el cielo,
el canto de los pájaros, el ladrido de un perro, el llanto de otro,
el motor de un coche, el motor del ascensor,
este cuerpo tranquilo,
el motor de un coche, el motor del ascensor,
este cuerpo tranquilo,
los intestinos vacíos y silenciosos.
Descansan.
No lloran, no gritan. Descansan.
Bajó a la casa, silenciosa.
Le gusta fregar los cacharros del desayuno en la cocina,
ordenar la habitación, perfumar el aire con incienso.
Le gusta el día gris, las plantas de los terrados bailando al suave viento,
y la ropa en los tendederos.
Preparar el retiro es preparar su mente.
A veces piensa que ya tiene el retiro donde está en cada momento.
Pero de eso se da cuenta especialmente cuando se va de retiro.
Cuando, de repente, se enamora un poco más de las apariencias que conforman su vigilia,
las situaciones (ruidosas y caóticas a veces, a veces dulces y apacibles),
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