lunes, 23 de enero de 2017

Momento presente, momento maravilloso.






"Sexto entrenamiento: Afrontar la ira.

Consciente de que la ira bloquea la comunicación y crea sufrimiento, me comprometo a cuidar de mi energía de la ira cada vez que surja, para reconocer y transformar las semillas de rabia que yacen en lo más profundo de mi consciencia.

Cuando se manifieste el enfado, estoy decidida a no hacer ni decir nada, excepto practicar la respiración consciente o la meditación caminando, para reconocer, abrazar y mirar profundamente dentro de ella.

Sé que las raíces de mi ira no están fuera de mí sino que se encuentran en mis percepciones erróneas y en la falta de comprensión de mi propio sufrimiento y el de los demás.

Al contemplar la impermanencia, seré capaz de mirar con ojos de compasión tanto a mí misma como a aquellas personas que pienso que son la causa de mi enfado, y seré capaz de reconocer la riqueza y el valor de mis seres allegados.

Practicaré la diligencia correcta para nutrir mi capacidad de comprensión, amor, alegría e inclusividad, y así transformar gradualmente mi ira, violencia y miedo, y ayudar a los demás a hacer lo mismo."





Qué cansada estaba de la mirada parcial, interesada. ¿Interesada en qué? ¿En sabotear la propia vida y la de los demás?
Cansada de centrarse obsesivamente en esas cuatro líneas mal trazadas (en su opinión) del cuadro, ignorando el resto.
Por qué no ponía la misma atención obsesiva en la abundancia, tanto como lo hacía en las supuestas carencias (de la situación o la persona objeto de su enfado)?
Decidió salir de su mirada miope y ampliar su foco de atención, más integral, más inclusivo, más ecuánime.
Convertir las situaciones no deseadas en maestras para el desarrollo de la aceptación, la paciencia, la comprensión y el amor.






"Séptimo entrenamiento:
Vivir felices en el momento presente.

Consciente de que la vida sólo está disponible en el momento presente, me comprometo a entrenarme para vivir en profundidad cada momento de mi vida diaria.

Intentaré no perderme en la dispersión, y no dejarme arrastrar por recuerdos del pasado, preocupaciones del futuro, anhelos, odios y celos en el presente.

Practicaré la respiración consciente para estar atenta a lo que sucede en el aquí y ahora.

Estoy determinada a aprender el arte de la vida consciente, entrando en contacto con los elementos maravillosos, refrescantes y saludables que hay dentro y alrededor de mí en todas las situaciones.
De esta forma, seré capaz de cultivar las semillas de la alegría, paz, amor y comprensión, dentro de mí, y así facilitar el trabajo de transformación y sanación de mi consciencia.

Soy consciente de que la felicidad depende en primera instancia de mi actitud mental y no de condiciones externas y de que puedo vivir felizmente en el momento  presente recordando que ya tengo condiciones más que suficientes para ser feliz".






Aquí y ahora, sin dejarme arrastrar por los recuerdos del pasado o las preocupaciones del futuro.
Consciente de que ya están en mi vida todas las condiciones que necesito para ser feliz.


A veces se sorprendía corriendo de un lugar a otro y se detenía: A dónde crees que vas?
Persiguiendo zanahorias bajo los efectos de la hipnosis.

Por ejemplo, pedaleando con prisa de casa al gimnasio.
Detenía la proyección y contemplaba el fotograma: pedaleando.
Aquí y ahora, las piernas funcionando, los músculos, la respiración, el aire fresco en la cara, los barcos en el puerto.

Por qué la inercia de vivir cada instante como un mero trámite, de paso hacia algún otro lugar, cuando ya está todo aquí.

Ya he llegado, ya estoy en casa.





"No perderme en la dispersión
y no dejarme arrastrar por recuerdos del pasado,
preocupaciones del futuro,
deseos, odios y celos en el presente".

Tan difícil, cuando todo está aquí.
Pasado y futuro también, deseos y miedos, superponiéndose sobre las manifestaciones presentes.
Los sonidos de la mañana, el tictac del reloj;
el planear de las gaviotas;
el olor del café recién molido, del limón recién exprimido (tan presente);
el calor aromatizado de la tostadora, la cafetera, el calentador de agua;
los sabores en la boca, la disolución, la fusión,
este cuerpo en acto de amor con el planeta.
La respiración, otro acto de amor;
los ríos corriendo por las venas.

El agua caliente en las manos al fregar los platos,
la suciedad disolviéndose en el desagüe;
el suelo bajo los pies al caminar por el pasillo, los aromas de la casa.


Cada instante presente ya estoy en casa.
Respiro y siento la aire refrescando este organismo vivo.
La sangre como ríos cargados de nutrientes.

Todo está aquí.






2 comentarios:

  1. Excelente Marié. Me puedes compartir en mayor detalle entrenamiento o reflexión para no dejarse arrastrar por la misma atención obsesiva y en las supuestas carencias (de la situación o la persona objeto de su enfado), tal como lo describes. Gracias! Saludos - Diego

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  2. ok, Diego.
    Te respondo con más espacio en la próxima entrada.
    Abrazo.

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