miércoles, 31 de agosto de 2016
El fundamento para la paz interior.
Después de las vacaciones de agosto, volvían a recuperar la rutina de las sesiones de la sangha para meditar y compartir. Era el primer encuentro y le tocaba a ella facilitar. Lástima que coincidía con el primer entrenamiento del grupo de kárate. Lo mismo que meditar en grupo es otra cosa, entrenar en grupo tiene un efecto diferente a hacerlo a solas. Como si también te transcendiera.
En cualquier caso, ella tendría que facilitar la primera meditación en la sangha y había seleccionado un texto sobre "los cinco entrenamientos", la forma de vida budista, a partir del "Sutra sobre el discípulo vestido de blanco". No estaría de más recordar los mínimos fundamentos éticos donde establecer nuestro comportamiento de vuelta a la rutina.
Recordó la primera vez que los escuchó. Al final de varias consideraciones y debates sobre el significado profundo y explícito de los entrenamientos para la atención plena, ella dijo:
"Resumiendo, ama y haz lo que quieras, como ya dijo San Agustín. ¿Es eso?"
"Ama y haz lo que quieras", "El amor que me protege", "Quítate de en medio", "Ponte tu armadura de amor", eran mantras que se recordaba a sí misma continuamente. Pero no siempre era fácil reconocerlos en su interior.
Entonces le llegó esa frase de Virginia Wolf:
"No hay barreras, cerraduras ni cerrojos que puedas imponer a la libertad de mi mente".
Tú no, pensó, nadie ahí fuera puede ponerle límites a mi mente, pero yo sí.
Puedo poner límites a la libertad de mi mente, y sabotajes, miedos, frenos, debilidad.
Pero también energía y confianza, espacio, entrega, potenciales, visión.
Alegría, plenitud.
Abrió la libreta, buscó algo que había escrito recientemente sobre la comprensión de la mente:
"Cuando la mente es libre y comprende y confía, el cuerpo le sigue.
Cuando la mente se bloquea y teme, el cuerpo cree que hay una amenaza real y se viene abajo, sufre, enferma.
Cuida tu mente para que no engañe a tu cuerpo.
Pon atención, compréndela."
Cómo puedo evitar que la libertad y plenitud de mi mente se vean coartadas?
Otra vez, la respuesta estaba en el interser (la ausencia de separación, que disuelve la amenaza y el miedo),
el amor
y la vacuidad.
En la disolución del yo separado.
Y el amor es el mejor camino.
El amor que me protege.
Ama y haz lo que quieras.
Ponte tu armadura de amor.
No veía otro camino para establecer y consolidad la paz interior en cualquier circunstancia.
Decidió compartir su reflexión tras la lectura de los cinco entrenamientos para la atención plena,
y volver a meditar en el amor.
El amor que me protege.
Ponte tu armadura de amor.
Ama
y haz lo que quieras.
El auténtico fundamento
para la paz
interior
y exterior.
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