lunes, 15 de septiembre de 2014

Entre viajes.




Sólo entonces
se sentía valiente.
En esos espacios entre viajes.
Cuando los efectos de la droga se reducían hasta casi desaparecer
y sentía su organismo (físico y mental) limpio, por unos instantes,
antes de aparecer el mono, el síndrome de abstinencia que la llevaría sin darse cuenta
a un nuevo viaje,
una nueva dosis de la droga kármica, de la ignorancia.

Es curioso cómo, en este sueño, la "creatividad" era considerada como una forma de inteligencia.

De forma que, sin saber cómo, antes o después volvía a la creación de otro viaje alucinógeno.
Otro secuestro mental y emocional.
Otra abducción.
De nuevo el miedo, la ansiedad, el amor a la vida (ese culto), el miedo a la muerte.




Hasta que volvían a disolverse los efectos del karma, esa droga, y recuperaba la cordura por unos instantes.
Unos instantes de libertad antes del nuevo "chute", del nuevo viaje.

Pero durante esos instantes de cordura (entre abducciones kármicas) no había nada que temer.

Aunque pasara una anciana en la silla de ruedas, empujada por su hija; o las noticias del lobby farmacéutico intoxicando hasta la muerte a la población de los países más pobres, o la industria armamentística produciendo guerras que masacraban civiles de todas las edades.
Ya podía aparecer ante sus ojos un desfile de infiernos.
Pero en esos instantes de cordura, no había nada que pudiera hacer tambalear su contemplación apacible y libre de miedo.
Ninguna alucinación.





2 comentarios:

  1. Siempre la leo pero casi nunca la entiendo... bueno, quizás algún día

    ResponderEliminar
  2. Vaya, lo siento. Éste tema no es precisamente de los fáciles. :)
    Pero hay otros que sí.
    Sigue buscando por el blog. Si te apetece.

    abrazo fuerte.

    ResponderEliminar