martes, 16 de septiembre de 2014

El sueño lúcido.





Le llegó un mensaje:
Siempre la leo pero casi nunca 
la entiendo... bueno, quizás algún día.

Lo primero que observó fue un pequeño dolor en su ego de escritora.
Como periodista, había empezado tratando temas sociales, quizás un tanto vanguardistas, en medios minoritarios, hasta que sintió que no tenía ningún sentido dirigirse exclusivamente a las personas que ya pensaban como ella. Entonces se introdujo en una prensa más amplia. Se dio cuenta de que incluso en cierta prensa denominada "del corazón" podía tratar los mismos temas sociales que trataba en la otra, más exclusiva. Sólo cambiaba la forma. Y entonces sí que tenía una función de utilidad práctica.
En su vocación de "ser útil", le interesaba la prensa divulgativa, como una escuela de adult@s.
Había hecho suyo ese lema, que dicen que dijo Einstein, sobre que "si no eres capaz de explicárselo a tu abuelita, es que no lo has comprendido".

Como comunicadora, estaba convencida de que cualquier tema podía ser transmitido, a cualquier persona, y como periodista, ésa sentía que era su función.






Sin embargo,
los textos del blog eran otra cosa.
Nada que ver con su faceta profesional.
O casi nada.
Ahí no se trataba de informar sino de compartir.
Compartir experiencias (espirituales, de meditación, contemplación,
ponle nombre)
y si a alguien le resonaba, estaba bien.
Y si no, también estaba bien.
Porque todas las experiencias son personales.
En este contexto no había ningún dogma que transmitir, ninguna verdad.

Aún así, recibió aquel mensaje
(Siempre la leo pero casi nunca la entiendo... bueno, quizás algún día),
y sintió la necesidad de explicarse.
Porque si alguien sigue leyendo, aun sin entender, por algo será.
Y, como mínimo, merece el esfuerzo de una discreta explicación.  :)







Querid@ amig@:

Desde el punto de vista budista, el sufrimiento existe (primera de las 4 Nobles Verdades) y la causa del sufrimiento es la ignorancia (segunda de las 4NV).
En este contexto, a menudo se contraponen conceptos como la ignorancia y la sabiduría,
y sobre la sabiduría, se incide en la sabiduría del karma y la sabiduría de la vacuidad.
La sabiduría del karma consiste en la comprensión de la ley de causa y efecto.
Cualquier acción (de obra, palabra o simple pensamiento), e incluso "no acción", suele ser la causa que da fruto a un efecto.




La ley del karma es la que hace que aparezca en nuestra vida lo que aparece, tanto en cuanto a las situaciones mismas como a nuestros estados emocionales -el odio, miedo, celos, etc, que aparecen como efecto de anteriores experiencias de odio, miedo, celos, etc, como por la misma fuerza de la inercia, la solidez y profundidad que produce la repetición.
Sólo puede reducirse la fuerza de esta tendencia si dejamos de repetir la misma conducta.







En los últimos textos, sin embargo,
Los viajes de la droga kármica Entre viajes
la protagonista reconoce las experiencias del karma (de la vida) como una mera ilusión,
una alucinación, producto de "la droga del karma".
La ignorancia
que experimenta las situaciones kármicas y el karma mismo como "reales".

Bajo los efectos de las situaciones kármicas (las situaciones que aparecen en nuestra vida, por los efectos del karma, de la ley de causa y efecto), podemos sufrir o alegrarnos, pero es una mera alucinación, un viaje alucinógeno de lo que denomina "la droga del karma".

Y entre viajes alucinatorios (cuando aparecen situaciones que consideras reales y te hacen sufrir o alegrarte), sólo entre viajes (fuera de la alucinación), es donde encuentra la libertad.
Sólo cuando está libre de la ignorancia que cree que el karma y sus proyecciones son reales.

En definitiva, el karma es otra alucinación
y forma parte de la ignorancia,
desde el punto de vista de la sabiduría de la vacuidad.


Y esto no sólo nos lo ha mostrado Buda.
Si te resulta difícil comprender el sentido de la vacuidad budista,
quizás te resulte más fácil la lectura del soliloquio de Segismundo en La vida es sueño, de Calderón.
O la teoría de la interpretación de los sueños de Sigmund Freud.




Antes de Freud, parece ser que la opinión general era que los sueños no tenían ningún significado; aparecían en el sueño aleatoria y caóticamente.
La vida de vigilia, por el contrario, era real, "como todo el mundo sabe",
porque la vemos, la olemos, la oímos y tocamos. Y la experimentamos.
Con el psicoanálisis de Freud sabemos que los sueños oníricos aparecen como resultado de experiencias previas (en la vida de vigilia, por ejemplo).
Los sueños de la noche son situaciones y experiencias que aparecen como efecto de situaciones (causas) anteriores.
Pero mientras aparecen en el sueño, las experimentamos como reales; las vemos, tocamos, olemos y oímos. Y si le preguntas a la persona que está a tu lado en el sueño, está de acuerdo contigo en que lo que está ocurriendo es real. Hasta que te despiertas y ves que el mundo que aparecía en el sueño no es "real" sino una mera proyección de la mente. Como una película proyectada por el proyector de la mente.
Freud nos demostró que los sueños no "existen" inherentemente, independientemente, fuera de la mente, pero sí tienen significado. Y aparecen en el sueño por causas previas.

El budismo nos enseña algo parecido respecto a la vigilia.
Que es como un sueño que no existe inherentemente, fuera del proyector de la mente, pero todas las apariencias, situaciones y experiencias tienen significado y son el efecto de causas previas. Tal como lo explica la ley del karma.

La ley del karma de la vigilia y la interpretación de los sueños de Freud tienen muchos lugares comunes.




Las dos son meras apariencias que nos parecen reales cuando estamos abducid@s por ellas, no existen inherentemente, independientemente, fuera del proyector de la mente, y responden a la ley de causa y efecto.

Cuando, en una pesadilla, puedes vivir el sueño lúcido (consciente de que es un sueño), te liberas de gran parte del sufrimiento.
De igual manera, cuando en la vida de vigilia reconoces lo ilusorio de las apariencias kármicas (las situaciones que aparecen en la vida), también te liberas de gran parte del sufrimiento.








Querid@ amig@:
Nadie dijo que fuera fácil comprenderlo, ni explicarlo.
Pero ahí queda el intento.

Abrazo fuerte y te deseo lo mejor:
Que puedas vivir el sueño lúcido
en la vida onírica
y en la vida de vigilia.

Un abrazo muy fuerte.






3 comentarios:

  1. Gracias, un abrazo fuerte también para ti

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  2. Marié
    Hace un tiempo que leo tu blog. Siento que fue un gran regalo haberte encontrado. Soy bastante nueva en todo esto, pero puedo decir que realmente me hace muy bien esta forma de ver la vida..
    Hay un tema que me está costando interpretar y es el concepto de dios y la fe. yo crecí en un entorno católico y quizás mi confusión es por el contraste entre la personificación que le di bajo esta religión, y la idea tan amplia que se me presenta ahora.. Me podrías ayudar?
    Te agradezco mucho lo que haces!
    Gabriela

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  3. Gracias a ti por estar ahí y por tu confianza, Gabriela.
    Me doy un poco de espacio para intentar responderte en el siguiente post.

    abrazo fuerte.

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