La
mayoría de los sutras y escrituras que se han transmitido en el
budismo inciden en que la causa del sufrimiento se encuentran en los
propios deseos mundanos o pulsiones originadas en la ilusión. 
Así
pues, la única forma de eliminar el sufrimiento es extinguir tales
impulsos o deseos. 
El propósito de estas enseñanzas era la
liberación (un despertar espiritual para trascender el sufrimiento)
a través de cumplir numerosos preceptos (reglas de disciplina) y de
mantener una sucesión de prácticas y aprendizajes intensivos. 
Sin
embargo, en la búsqueda de un estado completamente exento de
sufrimientos, las personas terminaban deseando la aniquilación de su
yo físico y psíquico, para escapar así del ciclo de nacimiento y
muerte, y no tener que volver a renacer en este mundo. 
Esta
filosofía, en última instancia, equivale a una negación completa
de la vida. 
Dichos sutras enseñan que las personas corrientes
solo pueden llegar a ser budas si aprenden, practican y
adquieren los aspectos iluminados del Buda histórico, a lo largo de muchísimas
existencias sucesivas. 
Sin embargo, el Sutra del Loto revela que
todos los seres poseen en forma intrínseca la naturaleza de Buda, es
decir, la sabiduría y el amor compasivo que caracterizan este
estado, y que es posible manifestar la budeidad desde adentro. 
Hasta
las personas comunes, cuya vida transcurre dominada por los deseos
mundanos, agobiada por el peso del karma y debilitada por el
sufrimiento, pueden manifestar la sabiduría de la iluminación del
Buda, liberarse del pesar y adquirir una emancipación plena, si
toman conciencia de que el estado de Buda existe dentro de su propia
vida y se iluminan con respecto a esta realidad. 
Una
existencia atormentada por los deseos y los sufrimientos mundanos
puede ser una vida de libertad ilimitada, resplandeciente de
sabiduría iluminada, tal como es. 
Esto es lo que afirma el principio budista de
que «los deseos mundanos son la iluminación». 
Pero tenemos que
activar en nuestro propio ser la sabiduría para vivir plenamente,
valor y confianza para enfrentar y superar las adversidades, y amor
compasivo para procurar el bienestar de los demás seres. 
«Los
sufrimientos del nacimiento y la muerte son el nirvana» significa
que, aunque estemos sufriendo por la dolorosa realidad del nacimiento
y la muerte, podemos manifestar en nosotros mismos el estado de vida
sereno que caracteriza la iluminación del Buda (nirvana). 
Los
principios que afirman que «los deseos mundanos son la iluminación»
y «los sufrimientos del nacimiento y la muerte son el nirvana» nos
enseñan que cuando la fe en la Ley Mística es nuestra base, podemos
vivir de manera constructiva y dinámica, transformando cualquier
problema o aflicción en una causa de felicidad y de crecimiento.
(De los principios de la Soka Gakkai, de Daisaku Ikeda).


 
 
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