domingo, 19 de octubre de 2025

Personas mayores que viven solas.

 



Tenía ochenta y muchos años y la veía venir a su baño diario en el mar.
Sonreía mucho.
Aquel día coincidimos en el vestuario, como tantas otras veces.
Qué, ya vas a la playa?, le pregunté.
Sí, dijo, pero solo a caminar, hoy no me baño.
Vengo del dentista, que me tenía que hacer una extracción y me ha sacado nueve piezas de golpe -dijo, con su sonrisa inmutable-. Me ha dicho que no me bañe en el mar hoy, por el riesgo de infección, si me entra agua.
Luego me contó que un par de noches atrás se había desmayado en casa,
perdió el conocimiento pero luego regresó, bromeaba.
Lo que más me duele es pensar en la cantidad de personas mayores que viven solas, comentó.
Yo también vivo sola pero yo soy fuerte.
A punto de cumplir los 90 y mírame, yo soy fuerte.
Lo que más me entristece es pensar en la cantidad de personas mayores que viven solas
y si les pasa algo, un desmayo, lo que sea, nadie se entera.
Luego se despidió y se fue a la playa a caminar por la orilla
con los pies descalzos, que le sienta tan bien.
Era un día de cielo cubierto, bien entrado el otoño.

A veces te encuentras con personas que son un derroche de sabiduría, compasión y amor,
lo cual seguramente es lo mismo.
Quizás no se adscriben a ningún camino espiritual, las mueve el simple sentido común.
El budismo es mera sensatez, decía Nichiren Daishonin.
Nadie lo ha inventado, es como la vida es.
Pero hay personas que no han escuchado o leído enseñanzas budistas
y respecto a las religiones que conocen, tienen sus reservas, dadas algunas trayectorias históricas.
De dónde sacan esa fortaleza y el coraje para vivir sin miedo?
Del amor, solo del amor.
No hay otra fuente de energía para mantener la vida
que funcione como funciona el amor.
El amor que te fulmina como un rayo (todos los miedos egocéntricos)
y te hace grande.





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