Con quién estás cuando estás a solas?
¿Te gusta tu propia compañía? ¿Es amable, inspiradora?
¿Es la amiga que desearías a tu lado, con quien te sientes segura
y en plena confianza?
¿Confías plenamente en ella, en su amor, en su libertad,
en su independencia y honestidad?
¿Le importa más el amor que lo que pienses de ella?
Quién ese ese yo que te acompaña día y noche, también en el sueño nocturno,
hasta el final de tus días?
Si aún es una niña caprichosa, quizás podrías educarla un poco más,
y aún te toca ser la madre.
Amarla un poco mejor.
Quizás aún te toca ser una madre amorosa, que no sufre cuando no se cumplen sus deseos,
que no responde a sus chantajes y caprichos (la sobreprotección del miedo)
y sólo desea su libertad, esa felicidad profunda sin dependencias. Porque sí.
Por amor.
Cuando ya ha dejado de ser tu hija para ser simplemente Amor.
¿Es ella la que te acompaña cuando estás a solas?
(¿Es tu amiga el Amor o tu amiga el Miedo?)
¿O aún no?
¿O no siempre?
Presta atención.
En otro momento investigaremos quién te acompaña cuando estás acompañada,
ocupada y en interacción, esa otra compañía.
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