El día se despierta bajo la lluvia suave.
La lluvia acalla otros sonidos
y se impone el silencio.
Los sonidos del silencio de la lluvia son como una canción de cuna, relajante.
Todo está en paz.
La lluvia nos limpia el aire y las calles
y la vida.
Se siente cómoda en la entrega, al fin libre.
Fin de la resistencia, las armas abandonadas.
Cuando al fin vence el amor y el ego se disuelve,
ese fantasma, ya sin fuerza ni poder.
La lluvia se detiene y quedan las gotas prendidas
en la barandilla de hierro negro del balcón.
Y alguna gaviota planeando cruza el marco de la ventana.
Ella también saldrá a caminar la montaña, a su baño de bosque.
Cada instante es una nueva oportunidad de apertura.
"Vivir en estado de apertura es permitir que se manifieste el destello que hay en todas las cosas.
Abrirse es dejar ser, posibilitar que las cosas manifiesten lo que son
Y entonces también puedes ser quien eres (lo que eres)".
(Javier Melloni, "De aquí a Aquí". Ed. Kairós)
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