miércoles, 8 de abril de 2015

El retiro en la vida diaria.





En la antesala de finalizar la sesión de meditación, en el momento de compartir, a veces se comparten experiencias personales y a veces el silencio. Tras unos minutos de silencio, ella llevó las manos juntas a la altura del corazón y las demás personas sentadas en el suelo, en círculo, le respondieron de la misma manera, como señal de escucha atenta.

Hace tiempo, en el transcurso de un retiro -explicó-, a la hora de la comida, el maestro se sentó a mi lado y en un momento dado le pregunté: Cómo te gustaría morir?




Ella miró con complicidad y un amago de risa a algunas personas de la sangha, que respondieron con una risa cómplice, conscientes de su "monotema", como ella lo llama, el tema de la muerte, su referente tan presente.


No sé por qué le pregunté eso -bromeó ella-. Quizás tenía que ver con el contenido del retiro. O no. El caso es que el maestro pensó un momento y luego me respondió:
Me gustaría morir en un retiro.

Y yo le entendí -dijo ella-. A mí también me gustaría morir en un retiro, quizás.

Porque cuando estás fuera es fácil que el guión te atrape y te secuestre. Te lo crees y te dejas arrastrar por  lo que parece que ocurre, la consecución de escenas. El sueño parece tan real cuando estás bajo los efectos de la hipnosis.
Y el retiro te permite ver la película como la película que es.
Y sueltas apegos y aversiones y creencias, y te instalas junto al proyector, acomodada en la apacible ligereza.
Y sientes que, si ahora me fuera, soltaría sin esfuerzo. Fluiría sin esfuerzo.
Si ahora me fuera, todo saldría bien.



Pues bien -concluyó-, una vez a la semana, cuando nos encontramos aquí, la sangha, para meditar, es un auténtico retiro para mí.
Una hora de retiro a la semana, como una isla de paz, el retiro que me alimenta.
Gracias por hacerlo posible.



Como siempre, había hablado desde el corazón, y sin embargo, mientras hablaba al final de su compartir, sentía que no decía toda la verdad.

Indiscutiblemente, ésa era una inestimable ocasión de retiro en grupo, cuando se encontraba para la meditación con la sangha.
Pero también evocó sus desayunos, como un auténtico retiro en soledad.
En la soledad del tictac del reloj y los sonidos del silencio doméstico. El aroma a café recién molido, recién hecho; el cardamomo. El pan tostado. El aceite de oliva en el paladar, las aceitunas negras. Ese ritual. Esa isla sagrada. Ese retiro.

Y evocó el momento de irse a dormir. Entregarse al descanso, "nada que hacer, ningún lugar a donde ir". La conciencia atenta en el instante, antes de perder la conciencia. Alargando la conciencia atenta. Esa isla sagrada. Ese retiro.




Y evocó el despertar cada mañana, sin prisa. Cuando contempla en mundo que se despliega ante ella, cambiante, el imparable argumento, en marcha.

Y evocó su cita diaria con el mar, sentada en la orilla, frente a la infinitud. Las olas cambiantes. Haciéndose y deshaciéndose.
Levantarse y caminar, y fundir su cuerpo de aire en el cuerpo de agua.

El día colmado de islas sagradas, y la noche.
Repletos de retiros.




Porque ya no sabía vivir de otra manera.















3 comentarios:

  1. Sobre retiros en la vida cotidiana.
    https://www.youtube.com/watch?v=1ffppp2J8oE&index=3&list=PLXdbp2y4kVmVEcnu8EzKpypL8rRYXINZF

    Anna Roig: Qué bien estar aquí!

    Y de pronto se ilumina algo dentro de ti,
    y de repente dices: Qué bien estar aquí!
    Qué bien que esto estuviera escrito en mi vida! ...
    Todo tiene su sentido, todo se enlaza y conecta.
    No sabes quién lo habrá escrito
    pero es la trama perfecta.
    Qué bien estar aquí!
    Y almacenamos este recuerdo
    en aquella cajita
    para cuando todo esté oscuro,
    cuando lo veas todo negro...
    Qué bien estar aquí!...

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    1. espectacular en todos los sentidos este video! GRACIAS

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    2. La trama perfecta.
      Qué bien estar aquí!

      Feliz fin de semana! :)

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