Querido amigo:
A veces no importa tanto lo que haces o no haces, las decisiones a tomar,
como la insatisfacción persistente que nos mantiene en continua búsqueda. (O debería decir huida?)
Lo importante no es si trabajo o me voy de retiro, si mantengo mi vida familiar o bien opto por la renuncia mundana.
Lo que cuenta es mi satisfacción (la aceptación, el amor, la práctica allí donde me encuentro) o la insatisfacción, esa estrategia del ego para mantenerme distraíd@ y permanentemente "en el camino", buscando siempre la oportunidad en otro lugar.
Pero la única oportunidad con la que contamos es el momento presente, la situación que está apareciendo aquí, ahora.
Él estaba agradecido a la vida y feliz. "Sóc molt feliç", había confesado en el compartir, tras la última meditación.
Cuando se quedó sin trabajo, dos semanas atrás, se había hundido un poco.
A pesar de que estaba en sus planes dejar su empleo, quería que fuera su decisión
y en el momento que él lo dispusiera, quizás tres o cuatro meses más adelante.
Claro que así llevaba ya algunos años, dejándolo para unos meses más adelante.
Pero de repente estaba fuera, sin que hubiera sido decisión suya, y eso dolía.
Por otra parte, su matrimonio, que ya había empezado a hacer aguas en los últimos años, ahora parecía que se ahogaba definitivamente.
Así que dos semanas atrás parecía estar en las últimas. Cuando se lo contaba a su mejor amigo, éste le escuchaba con interés y le acompañaba, pero en el menor resquicio se echaba a reír: la vida está decidiendo por ti y te está echando a empujones de tu dolorosa zona de confort; ahora te molestan las contrariedades pero vas a ver que todo lo que está pasando es bueno para ti.
Dos semanas más tarde compartía con su sangha que "es muy feliz".
Le han ofrecido dos trabajos que de momento ha rechazado porque siente que necesita algo más de tiempo para estar ahí, en sus retiros de silencio, en su práctica. Dedicar algo más de tiempo a centrarse, este proceso que le está devolviendo la paz y la armonía.
Y han pasado cosas que le han llevado a estar más cerca que nunca de su pareja, y con nuevos proyectos de futuro a compartir. "Soy muy feliz", dijo.
Eso fue ayer.
Hoy le contaba a su amigo que aún guarda dentro una silenciosa frustración: quizás debería dejarlo todo y dedicarse en soledad a su práctica individual. Aún se debate en una maraña de decisiones: si debería aceptar uno de esos trabajos o no y todas las demás disyuntivas que se le presentan.
Yo creo que todas esas alternativas que te traen de cabeza, tan importantes en tu vida, son meras anecdótas -le dijo el amigo.
Lo que importa es la insatisfacción latente.
Yo no pondría tantas energías en pensar sobre las decisiones a tomar (esa distracción del ego) como en investigar esa insatisfacción latente.
Esa ansiedad que te hace creer que en el otro autobús está la felicidad.
Esa distracción del ego que es, muchas veces, la búsqueda (en realidad, la huida) constante.
Lo que estás buscando ya está donde estás
y para encontrarlo sólo hay que desprenderse de la búsqueda,
de la acción que nos mantiene en el engaño de "estar en camino".
También le llaman "pereza activa":
mantenerse ocupado en lo urgente
o en lo superfluo
para evitar lo importante.
Querido amigo:
No digo que no sea importante pensar en las decisiones a tomar, pero quizás gastamos demasiada energía en pensar en las decisiones y muy poca en comprender el sentido profundo de la insatisfacción que nos mantiene en la búsqueda/huida permanente. Y ya sabes aquello de que "las actividades mundanas no se acaban nunca". Así que el único momento de practicar es aquí, ahora, en vez de esperar a las maravillosas oportunidades que nos deparará el futuro. O pasarnos los días y las noches pensando cómo debería ser ese futuro ideal.
Querido amigo,
el mejor lugar del mundo es aquí mismo
y el único momento, ahora.
Me gustó mucho la claridad de tu escrito,
ResponderEliminarel ego siempre entretenido en buscar Fuera del momento Presente
y de lo que estamos haciendo AHORA
Hace tiempo que no entraba a visitarte,
Un abrazo amiga.
Peregrina&Romaria. R
Bienvenida de vuelta, Rosamaria.
ResponderEliminarAbrazo fuerte y buen verano.