viernes, 19 de julio de 2013

Abriendo pecho.











Querida amiga:

No hago otra cosa que pensar en ti, como dice la canción. Siento no ser capaz de transmitírtelo mejor, de acompañarte mejor. Me cuentas tu duelo y escucho, al menos te escucho, pero no soy capaz de expresar las palabras que desearías oír. Te escucho, y a veces digo algo que te incita a bromear y nos echamos unas risas. Unas risas en medio del dolor es como un respiro, como sacar la cabeza a flote un instante en el hundimiento del naufragio. Sé que un duelo es duro, el dolor de perder lo que queremos en nuestra vida. Y después de eso, como otro eslabón en la cadena, no obtener lo que queremos en nuestra vida es otro duelo duro -la pérdida de la oportunidad o de la esperanza; lo que amamos pasa por nuestra vida y no se queda, como otra pérdida más. A veces parece que la vida se reduce a eso, a una cadena de dolores: perder, no conseguir, conseguirlo...
No me creas insensible, siento tu dolor más nítido y profundo de lo que puedes imaginar (quién no está ahí de alguna manera, o ha estado, o estará) y, aun después de colgar el teléfono, aun después de enviarte una nueva carta, no hago otra cosa que pensar en ti. A pesar de que casi nunca digo las palabras que desearías oír.


Y es que una amiga
a veces no puede decir las palabras que desearíamos escuchar, si de verdad es una amiga. Si de verdad le importamos. Si le importamos más que lo que podamos pensar de ella. Si le importamos más que ella misma, una amiga a veces no puede decir las palabras que desearíamos oír.
Y a veces es peor y dice palabras que
escuecen.




Amiga mía, sé que a veces es difícil tomar una decisión. Lo más fácil es seguir repitiendo pautas; seguir el deseo personal que se disfraza de "necesidad", caiga quien caiga. Durante un instante parece que alivia (el dolor de la soledad, por ejemplo, o del miedo al rechazo o cualquier otro miedo), pero en todo momento sabemos que sólo garantiza más dolor para luego, y para ya mismo. Seguir la pauta egocéntrica sólo garantiza más dolor. Pero no seguirla también, y eso parece casi imposible. A veces, nos encontramos en situaciones como cruces de caminos donde parece que cualquier decisión, cualquier opción va a implicar mucho dolor.
Cuando ocurre eso, cuando parece que no hay salida que no pase por el dolor, yo creo que la única opción válida es abrir pecho.



Quitarse un poco de en medio y dejar que decida el yo más sensato que llevamos dentro, el más lúcido. Mirar el cuadro completo y hacer lo correcto, lo que, desde la imparcialidad, resulta más beneficioso para mí y para los demás. Para todos. Para el cuadro completo. Como rezaba el título de aquella película de Spike Lee,
"Do the right thing". Haz
lo que debas.
Me pongo el piloto automático y hago lo que conviene.
Y que duela. Que duela todo lo que tenga que doler.
Si de todas formas va a doler, que decida la más sabia que llevamos dentro, con su mirada lúcida que contempla la historia en perspectiva y a todos los personajes por igual.
Que decida ella.
Me quito de en medio y que decida ella.




Discúlpame si te lo digo y escuece
("No estoy yo ahora para pensar en los demás, bastante tengo con lo mío"), pero ¿es que no ves que seguir obsesionada con
"lo tuyo" te va a mantener indefinidamente en el ojo del huracán? Quizás crees que ésa es la más segura zona de confort con la que cuentas, en medio del horror, pero en realidad el ojo del huracán te mantiene prisionera en una situación sin salida. ¿Y es eso lo que quieres en tu vida?


Básicamente, hay dos formas de vivir la práctica espiritual (que es como decir vivir la vida, es lo mismo), según la maestra zen Charlotte Joko Beck: una consiste en seguir persiguiendo la comodidad, el estar bien, mejorar, desarrollar recursos personales para disminuir el sufrimiento y aumentar el bienestar personal. Desde ese punto de vista, "todas las exigencias tienen que ver con los que nosotros queremos: iluminación, paz, serenidad, ayuda, control sobre las cosas, que todo sea maravilloso".




"El segundo punto de vista es completamente diferente -dice-: cada vez deseamos crear más armonía y crecimiento para todos. Nos incluimos en este crecimiento pero no somos el centro del mismo sino parte del panorama general.
A medida que este segundo punto de vista se arraiga con fuerza en nosotros, servir a los demás comienza a resultarnos gozoso y cada vez nos preocupa menos que interfiera con nuestra propia existencia".
"La práctica no nos hace perder nuestras preferencias personales, pero en cuanto alguna de ellas choca con los más fructífero (con lo más auténtico, con lo importante), estamos dispuestos a abandonarla.
La práctica verdadera consiste en  ver lo mucho que nos perjudicamos (y también a los demás) con pensamientos y acciones engañosas/egocéntricas (porque cualquier interpretación egocéntrica nos engaña y nos aleja de comprender la realidad). Consiste en ver el daño que causamos a las personas quizás simplemente por estar tan perdid@s en nuestra propias preocupaciones que no les podemos ver. No creo que realmente deseemos herir a nadie sino que no vemos lo que estamos haciendo.
Puedo determinar qué tal va la práctica de una persona analizando si él o ella se está preocupando más por los demás, un gesto que se extiende más allá de lo que meramente yo deseo, lo que me hiere a , lo mala que es la vida, etc. Ésta es la señal de que una práctica avanza. Siempre se trata de una batalla entre lo que queremos nosotros y lo que quiere la vida".

En tanto continuemos atrapados en el primer punto de vista, regidos por el deseo de sentirnos bien o dichosos o iluminados, necesitaremos de una nueva contrariedad, un nuevo dolor.





Y cada dificultad es una nueva oportunidad para despertar, para dar el salto, de una vez por todas.









(De 
"La vida tal como es". Enseñanzas Zen, 
de Charlotte Joko Beck).

4 comentarios:

  1. HONESTIDAD Y VALENTIA QUE INSPIRAN.
    Interesentasimo lo de los dos puntos de vista..hay post que son pomadas y otros, como este, luz para momentos de incertidumbre.
    Gracias! Hace dos dias tuve una conversacion con una amiga y tambien le dije cosas que se que le escocieron..ayer entro en panico y en un primer momento pense que me habia equivocado, hoy entiendo que mis palabras la sacaron de su area de confort.

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  2. Gracias Sonia.
    Yo siempre prefiero la luz. Pero la pomada también está bien -cuando no estamos en disposición de ver la luz.
    Entonces, la pomada y un poquito de luz (que no deslumbre) podría ser una buena combinación.

    abrazo y buen finde.

    PD: Ya te estaba echando de menos. :)

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  3. De mi no te libras!! Eres mensajera del mas alla y conecto mucho con tus vivencias y tu estilo
    Muack!!!

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