martes, 24 de marzo de 2009

La concentración.






Meditar no siempre es una experiencia placentera.

A veces sí, te sientas a contemplar y te haces consciente del torbellino de los pensamientos, los apaciguas con una caricia (como si pasaras la mano por la crin de un caballo salvaje, que se amansa al contacto) y es como si el oleaje de un mar embravecido se serenara, y se transforma en una superficie plana, como un espejo; un lago en calma como un espejo, que te llama para que te sumerjas y te sumerges en la superficie calma de tu mente y desapareces.
A veces.
Y a veces el estado apacible resulta inspirador, terreno fértil para las ideas, y aparecen soluciones para los problemas cotidianos, comprensiones y significados como flashes de lucidez, iniciativas geniales.
Excitación mental.
Te lo pasas bien, sin duda, pero sigues arrastrada por la actividad mundana cotidiana.

Dices que fluyes y fluyes en el océano del samsara, pero no realizas una práctica de concentración ni familiarizas a tu mente con ningún objeto virtuoso (nuevas y más efectivas formas de pensar en el trayecto de la sabiduría).
Simplemente fluyes, sí, en tu agitada vida cotidiana, que se ha infiltrado en tu meditación.
Pero, ¿es eso lo que quieres? ¿Eso es todo lo que quieres, de tu meditación?


Apaga los interruptores
de tus distracciones.



En budismo, existen diferentes prácticas
u objetos de meditación: la compasión, la preciosa existencia humana, la muerte, el refugio, la renuncia, la bodichita, la vacuidad…
Hay quienes conectan fácilmente con unas y se bloquean con otras, hasta el punto de llegar a sentir incomodidad física o mental, ansiedad, vértigo… o simple dolor de cabeza.
A veces no es una cuestión de contenido o significado o profundidad, sino mera dispersión. Excitación mental.

Cuando ocurra esto, simplemente relájate; vuelve a apagar, uno a uno, los interruptores de los pensamientos intrusos que ahora no interesan –por muy brillantes que te parezcan las ideas, “realizaciones” que ahora no vienen al caso y aunque se disfracen de genialidad no dejan de ser meras distracciones.
Relájate, apaga los interruptores de tus pensamientos intrusos, uno a uno, y vuelve a ser el tronco o la roca imperturbable ante las olas o la tormenta.
Y vuelve a tu objeto de meditación, unipuntualizadamente -la compasión, la preciosa vida humana, el abrazo de la muerte, la vacuidad…
No sólo te servirá para familiarizarte con los valores, los pensamientos que quieres hacer tuyos sino, además, como un ejercicio de concentración en sí mismo.

¿Y por qué es importante la práctica de la concentración?
Porque sin ella nunca podrás controlar tu mente.
Sin concentración, nunca tendrás poder sobre tu mente.
Y serás un esclavo de tus pensamientos, que dirigirán tu vida, sin elección; buenos o malos, perjudiciales, perturbadores o equivocados, dirigirán tu mente y tu vida sin elección.
Sin concentración no existe poder mental; con concentración empiezas a tomar las riendas de tu vida.

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12 comentarios:

  1. la concentración es la parte más difícil de la meditación.
    a mí a veces me produce dolor de cabeza y no sé por qué.
    quizás hago demasiado esfuerzo, no sé...
    como no sabemos parar realmente, quizás una intenta compensar la quietud del cuerpo con una frenética actividad mental.
    no es fácil la meditación.
    desde luego, no es cosa para vagos, como algunos puedan creer.

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  2. La meditación produce dolor de cabeza y la vida produce dolor de cabeza, cuando las cosas no son como queremos que sean.
    Producimos una tensión de resistencia que nos acaba agotando.
    En la vida y en la meditación -que es la vida misma.
    Sólo que en medio de la actividad a veces ni nos damos cuenta y en la meditación nos topamos de cara con lo que pasa dentro; no hay escapatoria.
    Puede que te duela la cabeza porque lo que sale en tu meditación no es lo que te gustaría.
    Relájate,
    todo son meras apariencias de la mente, historias que te cuentas. Ruidos.
    Vuelve a ser el tronco o la roca
    y descansa.
    Y luego, si quieres, observa qué es lo que te sale. Y desvela qué es eso que te gustaría. Como mínimo, te ayudará a conocerte un poco mejor a ti misma.
    Y date tu tiempo para crecer, sin demasiadas exigencias.
    Sin prisa.
    Pero sin pausa.

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  3. De todas formas, para hacer de verdad la meditación, con concentración, después de limpiar la pantalla de la mente (los preliminares del silencio mental), habría que centrarse, concentrada y relajadamente, en el objeto de meditación propiamente dicho (el amor, la bodichita, lo que sea).
    Rabjor nos dio cuatro pasos básicos a seguir: buscar el objeto (con una contemplación o análisis adecuado, que nos conduzca a desearlo con confianza); encontrarlo (una vez hallado, quedarnos en él); sostenerlo (un minuto, sin dispersión) y permanecer en él (cinco minutos).
    Si por distracción o excitación mental, o hundimiento mental (sopor), lo perdemos, habría que volver a iniciar el proceso de búsqueda, hasta volver a encontrarlo con claridad y sostenerlo un minuto con concentración, o cinco minutos, o más.

    En esto consiste la meditación con concentración, relajadamente y sin dolor de cabeza.
    Mientras no salga así (por distracciones o somnolencia), todo lo que nos queda es ir adiestrándonos, aprendiendo, relajadamente pero, no nos engañemos, hay que hacer un esfuerzo.
    Como hacemos con todo lo que queremos aprender.

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  4. Yo soy una neófita en esto de la meditación, pero os puedo asegurar que no es tan difícil controlar la mente, quitar los pensamientos que no te valen para nada, dar soluciones a las cosas, no verlo todo negativo, al contrario ser positivos, aunque quizá ésto sea una forma de ser, pero yo pienso que todo se puede aprender. No hay que buscar la perfección en todo, sino simplemente lo que a uno mismo le dé paz y tranquilidad, no mirándose en nadie, sino para adentro nuestro. La mente la debemos manejar nosotros, no dejar que ella nos maneje. Las cosas son mucho más fáciles de lo que pensamos. Dar soluciones a los problemas y no dar vueltas y vueltas para marearte y no llegar a ningún sitio.

    En fín, la botella medio llena o medio vacía?

    A todo ésto no sé como se le llama, pero yo creo que la vida es muy sencilla, aunque tengamos que estar saltando piedras constantemente en el camino.

    Bueno vaya parrafada que me he marcado.

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    1. positivo y negativo son asuntos mentales,objetos.Cuando crees manejar la mente es una parte de ella la que maneja a la otra.San Juan de la Cruz,de los que conozco el que mas lejos llegó,advierte continuamente a sus discipulas el desapego de los "consuelos espirituales",más peligrosos que los deseos.

      justformente@hotmail.com

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  5. Qué sabia eres, maripili. La sabiduría de la simplicidad.

    El problema es cuando no contamos con esa habilidad natural.

    Me quedo con tu visión de las cosas.

    Un abrazo.

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  6. En el último número de Psicología Práctica (por cierto, me han interasado mucho las entrevistas que realizas en dicho número) me ha llamado la atención un artículo que recomienda la técnica de "volver a empezar" para romper con las adicciones. Intuitivamente la he aplicado (y sigo haciéndolo) para corregir varias cosas de mí misma que no me gustaban y no me había dado cuenta de que empleaba esa técnica que llevo practicando desde que me siento a meditar. La verdad es que la meditación nos cambia tan poco a poco que no lo percibimos, es como el crecimiento de un adolescente. De repente dices ¡hala! ¡cómo he crecido! cuando la ropa ya no te vale.

    La dificultad para mi es, en este momento, la del estancamiento. Quizás me puedas orientar en eso o dedicar una entrada al tema ...si no es mucho pedir, claro.

    Gracias, Marié.
    ;-)

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  7. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  8. Es bonita la analogía que haces sobre el crecimiento -personal y espiritual.
    Sobre el estancamiento, en el último curso sobre concentración Rabjor nos decía que cuando no avanzamos (si pasa el tiempo y vemos que la criatura no ha crecido y la ropa todavía le va bien) es porque algo estamos haciendo mal.
    Él nos sugería seguir las instrucciones y la práctica con vigilancia y retentiva mental. Los principales obstáculos suelen ser la pereza, el olvido, el hundimiento (sopor) y la excitación mental (dispersión). Pero cada uno de ellos cuenta con sus oponentes, que podemos aplicar para superarlos, como la confianza que genera deseo que genera entusiasmo por practicar, la memoria y la vigilancia mental.
    Hablaré un poco más sobre esto en una entrada, como dices.
    Creo que es muy interesante y alentador, Emi. A veces, sentir un estancamiento (y detectarlo, como te ha pasado a ti) sirve para salir de la complacencia y generar nuevas ilusiones y entusiasmo por practicar. Y entonces una empieza a ver las dificultades de la vida como oportunidades para crecer y hacerse más fuerte y sabia. Así, aunque una lo esté pasando mal en el momento, sabe que después se verá reforzada y mejor.

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  9. Como señalaba algún comentario anterior, una entra en el camino espiritual buscando herramientas para vivir mejor la vida cotidiana y al final la vida cotidiana se acaba convirtiendo en el terreno de práctica para la vida espiritual. Se acaban cambiando las prioridades -una vez que has degustado mínimamente la enorme paz mental e intensidad que puedes encontrar en este camino, y eso que sólo has podido alcanzar "la sombra de la luz" (Battiato).

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  10. Hola, disculpa soy algo novata en esto y tengo algunas inquietudes
    hace unos días empece a meditar, y al principio me daba un dolor de cabeza muy leve, ahora me da una especie de ansiedad e impaciencia, me siento pesada y como que "no voy a aguantar más"
    Aparte vivo en una zona de la ciudad muy bullosa, y en una residencia con muchos distractore sonoros.

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  11. En la meditación siempre aparece una parte, o varias, de ti misma.
    Dolor de cabeza, ansiedad, impaciencia, pesadez... Contémplalo y déjalo pasar. Como nubes en el cielo.
    Si es posible, que no te saquen de tu asiento.
    Y a ver qué pasa.

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