miércoles, 21 de marzo de 2012

Qué poco me da la vida!

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Querida amiga:

Creo que a esto se le denomina "aferramiento propio", como tú ya sabes.
Le podemos dar todas las vueltas que queramos
(las cosas no existen como
las percibimos), y está bien, pero en última instancia
el aferramiento propio va de
aferrarse al dolor,
agarrarse a lo que duele y no soltarlo.
(Y siempre son meros pensamientos)
Como el apego, que dicen que es como lamer la miel en el filo de una navaja.

Nos creemos tanto lo que nos han contado, el mundo glamuroso del éxito profesional, económico y la pareja feliz,
que nos duele como un pincho en el corazón no tenerlo todo,
como si nuestra vida fuera un fracaso al no tenerlo.
Pero, desde ese punto de vista, nuestra vida siempre será un fracaso
porque nunca podremos tener todo eso.
Sencillamente porque no existe.

Porque desde la insatisfacción nada es suficiente,
nada llega a ser "eso" que deseamos,
donde se supone que reside la felicidad que perseguimos.

Y es que lo que duele es la insatisfacción
y no la falta de todas esas cosas que deseamos
(y eso sí que es un "invento").


Lo que crees que deseas
no existe.

Desde la insatisfacción, el éxito profesional no existe porque siempre hay algo más que conseguir,
o alguien que tiene más,
o algo que nos merecemos y no nos han reconocido.
Y lo mismo con el dinero.
Y qué decir de la pareja ideal.
La única razón por la que alguien encuentra su pareja ideal es porque ha alcanzado cierta estabilidad dentro de ella misma
y ha aprendido a aceptar a las personas
y a amarlas
y a desear su felicidad
y su libertad.

Todo lo contrario de la exclusividad
y las exigencias
y los celos...
Todo eso que nace del "yo primero"
y duele tanto.





No existe la pareja ideal,
si acaso,
lo que existe
es la "actitud" personal ideal,
el estado mental
ideal.
Le llaman el despertar,
la iluminación,
y en el camino
vamos alcanzando grados,
como en cualquier otra formación.
(Hasta que descubrimos que el final del camino siempre ha estado aquí,
pero eso es porque hemos despertado).




Ya está el yo
lloriqueando otra vez.

Cuando surgen esos momentos en los que una siente que está
"llena de odio, triste y deprimida",
hay que recordar que no son más que momentos
en los que el yo (que no existe),
el "yo primero" (esa construcción mental que siempre está saboteando nuestra vida)
está lloriqueando otra vez.

Y cuando lo vemos así
y le observamos lloriquear
una ya está tocando fondo.
Para qué esperar a tocar más fondo?
Por qué no aprender ya
mismo?






Ese yo
como un niño mimado y caprichoso, lloriqueando y pidiendo más.
Pero algún día tendremos que dejar de darle "más", porque sabemos que nunca va a tener bastante,
nunca le vamos a satisfacer.
Así que algún día tendré que tomar la decisión de dejar de ser su esclava.
Dejar de escucharle, dejar de responder a sus exigencias.
Y así, tal vez, le daré la oportunidad de empezar a soltar (exigencias),
relajarse
(las exigencias estresan mucho, ya sabes)
y crecer
y madurar.


Qué liberación, la renuncia.

Ya hemos tocado fondo, Carolina, tú y yo.
Llega un momento en que una se cansa de sufrir,
de esa esclavitud voluntaria.
Y decide soltar.

En budismo a esto se le conoce como la renuncia.
Qué relajación, la renuncia.
Significa que ya no necesito más, porque lo tengo todo.
Significa que ya no me rindo más al poder de mis engaños.
Qué liberación.

Cuando una toma esa determinación, de corazón, es como abrir las puertas a un mundo de abundancia, y comprendes que ya tienes la vida que quieres vivir.
Y te sientes privilegiada
y "regalada":
tantas cosas de las que dispones y disfrutas
cuando llegaste a este mundo
con las manos
vacías.























Vivir en la abundancia.

Y entonces es cuando una deja de sentirse pobre
y deja de pedir
más,
y en lugar de eso surge la gratitud
y la abundancia
y la urgencia
de dar.
Devolver
algo.


(La meditación en la bondad de todos los seres tiene un efecto bomba
sobre la estimación propia llorona y depresiva).

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6 comentarios:

  1. Lo primero muchas gracias por tu trabajo en el Blog Maríe, esta genial. Lo segundo decirte que me siento muy identificado con las situaciones que narras, pues muchas veces nos hacemos preguntas y buscamos respuestas sin éxito al no darnos cuenta de que las propias preguntas están equivocadas de antemano. Siempre he indagado respecto al porqué de determinadas cuestiones propias, pero la que siempre me ha interesado mas era el hecho de sentirme vacío, necesitado de relleno externo en forma de bienes, deseo, estima, cuando en realidad ya tenía todo lo "teóricamente" necesario para ser feliz. Ahora empiezo a comprender ciertas cosas pero la verdad que es costoso enfrentarte contigo mismo y tus motivaciones ultimas a la hora de entablar contacto con el mundo...
    ¿¿podría en caso de tener alguna duda contactar contigo por aquí o vía e-mail?? Un saludo y de nuevo gracias!!!

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  2. Por supuesto. Ésta es tu casa.
    Y en el blog tienes mi email personal.

    Un abrazo y ánimo.

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  3. Muchas gracias Marié, tienes razón, ya hemos tocado fondo, solamente que se me olvida y me parece que la vez anterior fue distinta, y me vuelvo a creer todos los engaños hasta que ya no soporto el sufrimiento, le pido a Dios, a los Budas, memoria para no olvidar de donde vengo y hacia donde quiero ir, la liberación, la renuncia al Samsara.
    Un abrazo muy fuerte, me has hecho llorar y lo necesitaba.
    Carolina

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  4. Un abrazo muy fuerte.

    Y discúlpame la dureza, si es dureza.

    Un día rompí mi actitud habitual de escucha y acompañamiento a una amiga a la que quiero mucho. Sentí que me alteraba y por un momento pensé si le dolería. No estoy enfadada contigo, le dije, no sé por qué me pongo así.
    Yo sí, dijo ella: porque si pudieras meterme un chute de alegría en las venas lo harías.
    Eso es.
    Eso es...

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  5. Lo que me ha emocionado Marié es que hayas escrito en el blog como respuesta a mi comentario, por supuesto para ayudarme con tus palabras...
    Gracias, un abrazo fuerte, si vas al festival de primavera te veré por allí..

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  6. Por supuesto, para ayudarte -en lo que esté en mi mano.

    Un abrazo.

    Y nos vemos en cualquier festival.
    O en Barcelona, donde siempre estás invitada a visitar el nuevo KMC.

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